Por cientos de años la población de Bluefields y el Caribe Sur de Nicaragua ha sabido convivir entre la diversidad. Las lenguas originarias y diversas expresiones culturales de estas poblaciones han interactuado y colaborado para avanzar bajo un mismo propósito: el de progresar.
Para Johnny Hodgson, secretario político del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en la Región Autónoma de la Costa Caribe Sur, esta dinámica ha sido realmente reconocida y fomentada en la estrategia para el desarrollo humano de la Costa Caribe.
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“Y nosotros el desarrollo que estamos logrando se llama: desarrollo con identidad”, explica.
El político amplía que en la lógica de este plan, se ven reflejadas las identidades de cada uno de los pueblos que habitan la región.
Principio de la Revolución
En tal sentido asegura que, precisamente, se busca “convertir la Costa en un paraíso” en el que ningún pueblo quede atrás.
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“Eso es algo que estamos persiguiendo desde que se definieron los principios de la Revolución para con la Costa Caribe”, detalla.
¿Una torre de Babel?
La diversidad de este pueblo es tal, que se reconoce al Caribe como la parte más diversa de Nicaragua. Y no se solamente se trata de idiomas que convergen como colores en un caleidoscopio, sino de una geografía e historia que parecen haberse bifurcado y reencontrado en algún punto.
“Somos la zona más multiétnica, más pluricultural, pero esa diversidad nuestra, antes se miraba como un obstáculo para el desarrollo, como un problema. Los gobernantes de antes decían: no se puede avanzar en la Costa porque hay mucha diversidad y decían ¡Qué problema eso! Alguna gente hablando en misquito, otra hablando en español, otro hablando en inglés, ellos decían; eso es una torre de Babel”, recuerda.
Fue el Comandante Daniel Ortega, que tras el triunfo de la Revolución dio el mandato: “Que vamos a construir la unidad nacional a partir del reconocimiento de la diversidad. No vamos a cerrar los ojos ante la diversidad, sino que vamos a reconocer la diversidad y sobre la base de ese reconocimiento vamos a construir la unidad en la diversidad”, cita el político.
Este trabajo dio inicio definiendo los principios de la Revolución para los pueblos de la Costa Caribe, siendo la línea más importante la que estableció la igualdad entre las culturas.
“Que en Nicaragua no hay cultura superior, ni cultura inferior. Hay culturas diferentes, y las culturas de cada uno de los pueblos de la Costa Caribe forman parte de la cultura nacional y la enriquecen”, añade Hodgson.
En la jugada
Más que simples palabras. Hodgson asegura que para esta zona, la propuesta es precisamente la esencia de la Revolución.
Las etnias que aquí interactúan, lo hace cada quien a su manera. Aportando y expresándose a pie de unidad.
“Se establece qué hace a los costeños sentirse parte, sentir que estamos en la jugada y que nadie tenga que avergonzarse de su identidad o avergonzarse de su cultura. Entonces se fortalece eso, estableciendo por ejemplo, la educación intercultural bilingüe en las escuelas, que los niños que hablan misquito en su comunidad, en su casa, puedan ir a la escuela y encontrar una maestra que le hable en la lengua que él habla”, afirma el líder.
No son dialectos
El solo hecho de pronunciar la palabra dialecto, para referirse a las lenguas de la zona, es motivo de molestias para Hogdson.
Así era catalogada por mucho tiempo — desde la dictadura somocista y durante los gobiernos neoliberales en Nicaragua — la forma en la que se hablaba en la Costa.
“La lengua originaria es algo de la cual nos sentimos orgullosos. Un dialecto es como cuando uno agarra la lengua de otro y le hace algunos acomodos. Pero la lengua de los misquitos no es ningún dialecto, la lengua de los ulwas no es ningún dialecto. Son lenguas originarias, verdaderas lenguas de mucho valor”, asegura.
Hoy en día, es posible ver en cada actividad social, cultural, comercial e incluso religiosa, la interacción entre la gente y sus idiomas.
En los templos se recita y canta en el idioma de cada comunidad. Las alabanzas en la Iglesia Morava Miskitu Juan Hus, toman turnos para que puedan ser comprendidas primero en el recinto y luego enviadas al Altísimo.
En esa iglesia se hace notar la interculturalidad, desde incluso antes de poner un pie dentro. "Jan Hus Prisma Watla Plamaika Tara" y "Jan Bid timit yulnal ûka silla Bluefields asangka kau", se leen en miskito y ulwa respectivamente en el muro de ingreso.
La señalización, sin embargo, no es impedimento para que el templo sea visitado por hermanos creoles y mestizos, quienes siempre son invitados a compartir la palabra de Dios.
En su interior el coro espiritual UMUM (Unión de Mujeres Moravas) entonan cantos que son seguidos por los religiosos por los libros que portan en sus manos.
El texto es un recopilatorio de canciones, de la Biblia e incluso himno nacional escrito en misquito.
La religiosa Lestel Wilson Kingsman, miembro, y anciana de la iglesia, valora que poder oficiar la misa los miércoles, viernes y domingo en la propia lengua de los indígenas locales, es fundamental para el desarrollo de su espiritualidad.
“Nosotros respetamos, y sabiendo que vivimos en un territorio de multiculturalidad y multilingüismo, tratamos de no solamente de llevar la palabra de Dios en nuestra lengua materna que es misquito, sino respetando también cuando tenemos visitantes, hacerlo en lengua universal que es el español”, asegura.
La anciana reconoce que ha sido con el Gobierno Sandinista que se ha mejorado el tema de la inclusión en todos los sentidos.
“Y reconoce desde hace mucho tiempo la existencia de los pueblos multiétnicos. Sabemos que convivimos mestizos, criollos, garífunas, misquitos, ulwa y rama. Entonces de por medio está la ley y también de por medio está la moral, porque por el respeto a los que hablan y que no entienden otros idiomas y los que podemos transmitir la palabra del señor lo hacemos perfectamente”, añade.
Pueblos indígenas, afrodescendientes y mestizos han encontrado, como solución revolucionaria para el progreso, la construcción de la unidad en la diversidad, avanzando hacia el porvenir e igualdad y preservando la identidad en el proceso.
Esa ha sido y sigue siendo la visión del FSLN en esta zona, que ha superado barreras, estigmas y prejuicios, erigiendo colosales obras como la carretera que une físicamente al Caribe Sur con el resto del país, pero que además, ha hecho posible que la unidad vaya más del aspecto económico y pase también por el fortalecimiento de la identidad de los pueblos.