Jinotega es el departamento de Nicaragua que alberga en su territorio la mayor cantidad de área geográfica montañas y brumas, es por lo que se conoce bien este destino, y a la par, muchos emprendimientos han sabido conjugar el potencial turístico que ofrecen sus miradores y bondadosa naturaleza, sumado a la calidez de su gente, lo que aporta el máximo valor en cada visita.

Una buena bienvenida a esta tierra es lo que se ofrece en el kilómetro 151 de la carretera entre Jinotega y Matagalpa. Un columpio instalado en una curva, al filo de una vista al verdor de un bosque natural de pinos y otros árboles barbudos propios del clima fresco, marca el punto de ingreso al restaurante campestre “Mi Montañita”.

El solo hecho de visitar el restaurante, que ahora cuenta con cabañas para pensar en una estadía, ya significa un deleite a la vista, pero, además, la experiencia se puede trasladar al paladar con la gastronomía típica que se sirve en el interior del rancho campestre.

El menú es variado, pero han sabido dar un extra con sus “súper” platos típicos. Erick Picado, colaborador del negocio, asegura que en el menú se puede encontrar realmente todo lo que se busca en un destino como este.

“Nos identificamos más que todo por ofrecerles nuestras tradicionales comidas típicas, siempre tratando de rescatar la cultura nicaragüense y la idiosincrasia por supuesto. Aquí es inevitable ofrecerles lo que es el gallopinto acompañado de lo que es la tortilla típica, hecha a base de 100% maíz, ofreciéndoles también lo que es el cerdito frito, o conocido en Occidente como frito de cerdo, también tenemos lácteos, crema, cuajada. También nos identificamos bastante porque tenemos en nuestro menú el área de los súper, el súper quesillo, súper enchilada y el súper taco, todo hecho a base de carne, muy exquisito, se los recomiendo”, afirma con orgullo.

Pausa para apreciar flores, cactus y suculentas

Si se decide abandonar el lugar anterior y emprender un viaje para seguir explorando, el camino mismo tiene opciones diversas a visitar.

Una de ellas son los tramos de ventas de frutas, verduras, pero principalmente flores. Tramos adornados de colores y olores propios de una cantidad variada de ramilletes que se pueden adquirir a precios muy económicos.

“Aquí encuentra de toda variedad. Rosas, gerberas, girasoles, margaritas, ásteres, solidagos, de toda variedad. Le ofrecemos flores nacionales y extranjeras, en temporada tenemos rosas de colores, los precios varían, para el día de las madres sube el precio. Las rosas por ejemplo cuestan 150 córdobas pero el día de las madres cuestan 400 pero ya vienen arregladas. Aquí compra toda la gente que viene Managua, Estelí, Río Blanco”, menciona María Exania Castro.  

Un lugar también popular es el Vivero 153. Cultivados bajo techo en invernaderos y en maceteras, una cantidad impresionante de cactus y suculentas parecerían cantar y danzar al ritmo de los sonidos de la naturaleza.

El amor con el que son criadas, es correspondido por las plantas y entregado de vuelta a cada turista que se acerca y que casi de forma misteriosa, parece motivar la adopción de uno o más de estos ejemplares.

Carolina Centeno, una de las responsables del negocio familiar, explica que son los únicos que cultivan, a nivel nacional, una gran variedad de plantas que solo pueden ser vistas allá.

“Somos productores mayoristas y tenemos ya 30 años de estar en el gremio. Las variedades que cultivamos son las suculentas, dentro de las suculentas muchas especies como lo son las echeverias, los pachyphytum, también los cactus como las mamilarias, las rebutias y las abortias, que son conocidas como sábilas miniaturas que son de interior”, afirma, mientras continúa recitando una gran cantidad de nombres, que para el no conocedor no hacen justicia a la belleza que tienen.

Comida de altura frente a la emblemática Laguna de Apanás

Durante la ruta es inevitable transitar por la laguna de Apanás. El lugar indicado para apreciar su belleza es el Lakun Payaska, restaurante que toma su nombre del miskito “Brisas del lago”.

Es un parador que ha tomado posición sobre un terreno que garantiza la mejor vista a la hora de tomar una comida o cena.

Fernando Chavarría, propietario del restaurante, explica que están operativos desde el año 2012, empezando entonces como un espacio dedicado nada más a su familia, pero que prontamente empezó a tomar popularidad entre los visitantes locales.

Hoy han logrado aprovechar su prestigio y han construido también dos cabañas para hospedar a los viajeros. Esto, además de la ya bien conocida comida a la carta, cocteles y pescados, que son un referente en Jinotega.  

“A parte de disfrutar de lo que es la comida que nosotros ofrecemos, tenemos una vista, un excelente panorama y un ambiente especial, natural, que nosotros deseamos compartir con todas las personas. Tenemos un clima privilegiado gracias a que estamos a mil 120 metros sobre el nivel del mar”, asegura.

Parador Isabela, la nueva joya de la corona

Parador Isabela, uno de esos lugares entrañables. A pesar de haber cumplido apenas un año de haber sido inaugurado, ya se toma como un destino de referencia, uno que atesoran los amantes de los viajes a esta zona.

Una cabañita tradicional es la habitación que se ofrece por 40 dólares para pasar una o las noches que se decidan en un lugar con un acceso envidiable, pero con una gran dosis de naturaleza.

Un pequeño restaurante y bar resulta ideal para un almuerzo familiar o una celebración de todo tipo. Fue este precisamente el atractivo inicial, y que ahora, ha motivado a seguir creciendo a este local.

El clima es la principal ventaja sin duda, pero la comida, las vistas y la dedicada atención que da el personal a cada cliente son los factores que invitan a regresar al sitio una y otra vez.

“Nuestro enfoque es alta calidad en servicio, atención al cliente y calidad de comida. Nos enfocamos mayormente en productos como carnes de importación todas, nuestros vegetales son todos cosechados localmente para garantizar frescura. Acá siempre estamos a 10 o 12 grados más bajos que Matagalpa y Managua, cualquier otro lado la verdad. Es súper fresco y por las mañanas siempre se ve la niebla”, explica.

¿Qué tal unas güirilas?

Pensar en visitar el Norte del país también es pensar en gastronomía. ¿Qué más tradicional que una güirila con cuajada, crema y acompañada de un cafecito cultivado localmente?

Eso es precisamente lo que ofrecen Güirilas Sabor del Campo. Su nombre lo dice todo. Una probada a las tortillas dulces hace recordar aquellos tiempos entrañables y sentir el abrazo de las tradiciones culinarias nicaragüenses.

Jessica Méndez, que se encarga del área de venta de yogurts naturales, el nuevo producto que entregan a sus clientes, aunque asegura que las güirilas son las que ya gozan de gran reconocimiento en la zona.

“Los fines de semana tenemos un menú bastante amplio, los días domingo que ofrecemos el chancho con yuca, el pollo ya sea asado o frito y en yogures, tenemos postres, tenemos cheesecake oreo, cheesecake de maracuyá, entre otros”, comparte.

Descanso rodeado de naturaleza en San Rafael del Norte

Si la ruta turística planteada deja un retorno con espacio, siempre se puede visitar el municipio de San Rafael del Norte. Un paseo por el Parque Natural sería la despedida ideal de estas tierras antes de regresar a tu destino.

Pasadizos de follaje con especies de la flora local, el canto de las ranas y los pájaros garantizarán el máximo contacto con la naturaleza sin tener que adentrarse más allá en las zonas de montaña.

Ideal para una visita familiar o en pareja, siempre se recomienda hacer un recorrido por allí, para dejar huella o por qué no, lanzar una moneda al pozo mágico y regresar cargado de recuerdos, sensaciones y un deseo cumplido, después de haber pasado uno o varios días recorriendo Jinotega. 

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