El Presidente de la República comandante Daniel Ortega durante su mensaje a las familias nicaragüenses en ocasión del 140 aniversario del natalicio y 107 años del tránsito a la inmortalidad del General Benjamín Zeledón, destacó la figura de quien fuera obispo de León, Simeón Pereira y Castellón, a inicios del siglo XX.
El comandante Daniel Ortega leyó fragmentos de la carta que Pereira y Castellón envió al Cardenal James Gibbons de Baltimore en el año 1912 y que refleja el amor a la Patria, el amor al pueblo, el amor a la soberanía y la dignidad del obispo, como si se tratara de los tiempos actuales.
“Cómo que estuviera viendo en estos momentos lo que está aconteciendo en nuestra América”, aseguró el presidente Daniel Ortega.
El presidente nicaragüense calificó al obispo nicaragüense nacido en Estelí, como un ser extraordinario que vivió en esa época oscura de la historia nicaragüense.
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“Un obispo extraordinario que le tenía un amor inmenso a Nicaragua, había nacido en Estelí y terminó siendo obispo de León. Durante el gobierno de Zelaya chocó, porque el obispo decía que Zelaya, era un gobierno que empujaba el laicismo con mucha fuerza y chocó, pero eso no lo llevó a él, al obispo a pedir sanciones contra Nicaragua, él no lo pidió, no lo llevó al obispo a perder sus raíces como nicaragüense y su dignidad como nicaragüense y bien molesto estaba el obispo con Zelaya y buena parte del clero porque fue un choque violento la revolución liberal contra el clero y sobre todo con el alto clero nicaragüense”, recordó.
Reiteró que el obispo Pereira a pesar de sus profundas diferencias con Zelaya nunca pidió sanciones contra Nicaragua y más bien señalaba que los problemas del país deben ser resueltos por los nicaragüenses y que Estados Unidos no debía entrometerse.
“Él estaba claro que el problema estaba en la política norteamericana alimentada por los traidores vende patrias y entonces él le manda esta carta a un reverendo, un cardenal, a su eminencia cardenal James Gibbons, arzobispo de Baltimore Estados Unidos de norteamericana y le dice que quiere que lleve su mensaje al congreso, a los medios de comunicación de Estados Unidos para que cesen esos atropellos”, dijo.
La carta de Pereira
“Largos días nos ha retenido el temor de escribiros para imploradles vuestra benignidad a fin que os intereséis en los asuntos que expondremos a vuestros elevados sentimientos”, empezó a leer el comandante Daniel al recordar esa carta de Pereira al cardenal Gibbons.
“Lamentables errores han colocado a nuestra Patria Nicaragua en especiales circunstancias que le restan gran parte de su autonomía poniéndola a discreción de extranjeras influencias”, detalló el presidente que comentó que uno de esos errores fue la traída del filibustero William Walker y Byron Cole.
Recordó que los políticos de corriente legitimista (liberales) fueron los que trajeron a ambos personajes a Nicaragua cuando estaban enfrentados con los conservadores.
“Con Zeledón ya en el momento que está viviendo el obispo, quienes traen a las tropas yanquis: los conservadores. Fíjense bien y por eso él dice: ‘lamentables errores han colado a nuestra Patria en especiales circunstancias que le restan gran parte de su autonomía poniendo a discreción de extranjeras influencias y vuestro gran pueblo carísimo hermano ha hecho sentir a nuestro pequeño pueblo el peso de sus millones y de su hombres y vuestra fuerte patria ha dominado a nuestra débil patria al empuje de su barcos acorazados de sus potentes cañones, y los tesoros de los banqueros del norte se robustecen con la succión cotidiana y aniquilante de nuestras exactas arcas al amparo de gravosos empréstitos, de tratados injustos y contratos desiguales’.Dicho por un obispo católico en el año 1912, un obispo católico que ahí estaba siendo perseguido esos días por el gobierno de Zelaya, en el que está pesando más el amor a la Patria, el amor al pueblo, el amor a la soberanía, la dignidad, que el malestar que él pueda tener con toda razón porque Zelaya lo había expulsado, lo había mandado para allá, a Granada y después para San Juan, lo anduvo por varios lados y después que salió del país, después regreso, es decir no se fue a buscar a los yanquis para que vinieran a intervenir en Nicaragua, un problema que al fin de cuentas era un problema entre nicaragüenses”, recordó.
Hizo ver que el gobierno norteamericano no tenía que hacer ni decir nada en Nicaragua.
En otro párrafo de la carta leída por el comandante Daniel destaca “requerimos pues vuestra valiosísima cooperación para procurar de una manera eficaz el que cesen las condiciones creadas en Nicaragua en sus relaciones con vuestro país”.
Destacó que en gran parte de la carta, Pereira y Castellón solicita a Gibbons que lleve su mensaje al congreso y a los medios de comunicación de Estados Unidos de esa época “para que cesen los atropellos y violencia”.
Agrega la carta de Pereira “alejados de todo comercio político hemos procurado estar siempre en un alto nivel de nuestras diferencias, observando en todo tiempo nosotros en nuestro clero una estricta neutralidad. Conocemos deberes como prelado y tutor y ha sido nuestro empeño hoy y siempre el padre de todos sin distinción de categorías, partidos y círculos. No ha sido suficiente para variar un ápice nuestra norma de conducta, ni el halago, ni la amenaza, quienes así han procedido, quienes tienen conciencia de lo que se es y lo que debe ser bien pueden en esta ocasión empeñar en su honor de sacerdote y de ciudadanos al prometer (…) por la liberación de Nicaragua de la supervigilancia de las armas estadounidenses la paz más absoluta, el orden más estricto, reinara entre sus conciudadanos cualquiera que fuese los llamados al gobierno de la república siendo nicaragüense y siempre que se respete los derechos y garantías de los gobernados”.
En este contexto, el presidente Daniel Ortega comentó que Pereira le dice con toda claridad a James Gibbons “que son los nicaragüenses los que tienen que entenderse y buscar esa estabilidad”.
“Vos no imagináis, eminentísimo señor, lo duro de esta palabra, vos vivís en un pueblo poderoso y libre, vos no habéis sufrido los hondos quebrantos que han lacerado el alma de nuestros hermanos Nobuel y Marcial. Vos no habéis el doble dolor del obispo y del ciudadano al oír el eco de ferrados bocas resonar bajo las naves de vuestros templos, vos no habéis llorado de dolor al ver flamear en las torres de vuestras catedrales el pabellón de la conquista al ser arreado el avaro cruzado de Cristo. Vos no habéis mirado nunca más alta que vuestra bandera en el suelo donde naciste alzarse orgullosa y dominante nunca has visto ahí alzarse alguna enseña extranjera. Nunca la venerada tierra donde reposan las caras cenizas de vuestros muertos ha sido hoyada”, leyó.
Y explicando el presidente comandante Daniel Ortega señaló que los invasores yanquis hasta los cementerios del país irrespetaban y eso lo señaló Pereira y Castellón en la carta enviada a Gibbons.
Y agrega“vos no habéis visto convertido el santuario en cuartel”. En esta parte resaltó que con los sucesos de abril 2018 hasta julio el pueblo nicaragüense se vio sorprendido que algunas iglesias fueron utilizadas como cuarteles.
Golpistas convirtieron iglesias en cuarteles
“Los golpistas (del año pasado) convirtieron los santuarios en cuarteles. No es casual”, comentó.
Y siguió leyendo la carta del obispo de León: “Vos no habéis visto convertido el santuario en cartel y el ara donde se reparte el pan cabalístico en mesa de distribución del rancho de soldado” y razonó “igualito como se tomaban aquí los golpistas los templos los convertían en cuarteles, ahí estaban las armas, ahí estaban las bombas y ahí los disfrazaban. Ahí secuestraban y torturaban en esos templos”.
Y sigue hablando el obispo en la carta: “Estas consideraciones, eminentísimo hermano, excusaran mis frases si resienten vuestros patrios sentimientos, perdónenos o hablamos con el corazón (…) con todos sus dolores, con toda sinceridad hablamos al hermano sin que sea nuestro lenguaje el de un medicado formulismo, si no al contrario, abrimos nuestro pecho de par en par o mostramos nuestras heridas en la íntima confianza de encontrar el bálsamo para ello”.
En esa parte, el comandante Daniel expresó que Pereira y Castellón en toda la carta le habla al cardenal norteamericano con la verdad, esa misma por la que murió Cristo.
Revolución Sandinista siempre quiere relaciones respetuosas
“Por todo eso creemos aún ventajoso que haya un entendimiento en nuestra patria y la nación estadounidense”, dice Pereira a Gibbons.
El comandante Daniel Ortega manifestó que desde el triunfo de la revolución hace 40 años y en la actualidad el FSLN, la Revolución Sandinista y el Gobierno sandinista quiere relaciones de respeto con el gobierno de Estados Unidos.
“Cuando triunfa la revolución en 1979 en el mes de septiembre fuimos a la Casa Blanca y nos reunimos con el presidente Carter y porque queríamos buenas relaciones con los Estados Unidos, de respeto, relaciones de respeto porque cuando son de sumisión ya no son buenas relaciones”, destacó el presidente Daniel Ortega que siguió leyendo la carta del obispo Pereira.
“Estas palabras del obispo las hacemos nuestra en este momento y le decimos a los Estados Unidos, se lo decimos a sus gobernantes”, dijo el compañero presidente.
“Por todo eso, a pesar de todo lo que ha pasado, de todo el daño que han provocado creemos aún ventajoso que haya un entendimiento entre nuestra patria y la nación estadounidense, pero que este sea siempre sobre la base de la equidad y de los mutuos intereses, que no afecte en nada nuestra religión, nuestra libertad, a nuestra autonomía, a nuestro idioma, que no trate de deprimir a nuestra raza hidalga y audaz por abolengo ibérico irreductible y (…) por atavismo indígena, capacitada para todos los esfuerzos, para todos los heroísmo y cuyo contingente en la gloriosa historia de América la llena de prestigio dándole en el pasado lugar preferente”, dice la carta.
En ese punto, el presidente Daniel expresó que Pereira al igual que Darío ve, que Nicaragua la ilumina un sol que no declina “lo está diciendo un obispo, un obispo excepcional y son palabras vigentes”.
Se entrometen en asuntos internos
Igual destaca que Pereira le señala a Gibbons con claridad que las naciones de América ven a Estados Unidos con recelo y desconfianza por su actitud imperial.
Hizo ver que en la actualidad embajadores extranjeros, incluyendo de Estados Unidos, algunos europeos y de países latinoamericanos se entrometen y faltan a la ética que debe practicar un diplomático.
“Como se lanzan a opinar sobre los asuntos internos de Nicaragua. Eso lo puede hacer de Washington, el gobierno yanqui lo puede hacer, eso es como el gobierno de Nicaragua tiene el derecho de hacerlo también, pero el embajador de Nicaragua en los Estados Unidos no puede estarse metiendo en los pleitos que tienen entre los partidos en los Estados Unidos, no puede estar condenando nuestro embajador allá no puede estar condenando al gobierno por los crímenes que se cometen en los Estados Unidos contra niños, contra adultos, contra ancianos. No puede, es un principio que está en lo que es el deber de un diplomático. No puede estarse metiendo nuestro Embajador ahorita en los Estados Unidos a dar opiniones sobre lo que dice el presidente de los Estados Unidos que ahora le van a dar golpes de estado, que le quieren dar golpe de estado o como si quisiera meter el Embajador de Nicaragua en Ecuador, porque el gobierno de Ecuador si se mete, se entromete contra Nicaragua condenar, nuestro embajador no puede hacer eso allá, nosotros si es nuestro deber condenar el estado de sitio que decretó el gobierno y presidente de Ecuador en contra del pueblo ecuatoriano, simplemente porque estaba protestando contra unas leyes que dictaron ahí”, afirmó.
Y continúa el obispo: “Esforzaos pues eminentísimo hermano. Que se habrá ya no solamente para Nicaragua, sino para todos los pueblos americanos que sufren la intervención de vuestra patria”, leyó prosiguió leyendo el presidente Daniel Ortega.
Dijo que en la carta el obispo está hablando como si él estuviera viviendo en este presente: intervenciones contra Venezuela, contra la hermana República de Venezuela, la intervención norteamericana queriendo derrocar al presidente legítimo Nicolás Maduro.
Además mencionó las intervenciones contra la hermana República de Cuba, tratando de derrocar un gobierno legítimo encabezado por el presidente Miguel Díaz- Canel y el compañero comandante Raúl Castro, jefe del partido.
Insultan a nuestros pueblos por no tener piel blanca
“Vemos claramente como lanzan zarpazos por todos lados, zarpazos en Centroamérica también con el tema migratorio. Insultan a nuestros pueblos, ¡Cómo han insultado a nuestro pueblo, simplemente porque no tenemos la piel blanca, y todo el prototipo que definió Hitler a cerca de lo que era la raza perfecta! Y desgraciadamente hay una corriente racista gobernando en los Estados Unidos que maldice en primer lugar a los mesoamericanos, a los hermanos mexicanos, guatemaltecos, hondureños, a todos, todos los males están aquí, y los que van de migrantes: adultos y niños, son terroristas son narcotraficantes son criminales, los criminalizan”, remarcó.
Siguió leyendo la carta: “Esforzaos pues eminentísimo hermano en que se habrá ya no solamente para Nicaragua, sino para todos los pueblos latinoamericanos que sufren la intervención de vuestra Patria, un período de reparación y de justicia. Que cese ya el predominio de la fuerza. Que llegue ya la serena actuación del derecho y que ante él se abracen identidades como naciones, nuestros débiles pueblos y vuestro poderoso pueblo que no necesita de fáciles conquistas para su grandeza”.
“Es como decirle al matón, que gana con estarle pateando a un niño si ya se sabe que sos grandote”, interpretó el mandatario nicaragüense.
Nuevamente sigue leyendo la carta: “Antes, al contrario, le desprestigian y perjudican, sino que ha de ser más grande cuanto mayor sea el respeto que guarde al derecho ajeno y a la libertad de los otros pueblos ya que el vuestro en todo tiempo se ha preciado de conservar y garantizar la suya. Y firma la carta el obispo de León Simeón Pereira y Castellón, en el año 1912”.
Para el comandante Daniel Ortega estos planteamientos que el obispo Simeón hace son actuales.
“Cómo que estuviera viendo en estos momentos lo que está acontenciendo en nuestra América y como una nación poderosa, como los Estados Unidos en lugar de buscar cómo ganarse el respeto de nuestro pueblo, de nuestro gobierno latinoamericano y caribeño con un tratamiento respetuoso, es con agresiones, con intervenciones, con amenazas con sanciones. Qué respeto se van a ganar, por mucho que se le humillen algunos en el fondo no creo que se sientan contentos de verse obligados a humillarse frente al que está obligando a humillarse”, enfatizó.
Calificó el escrito como una carta extraordinaria, “pero en el mundo en que estamos, yo no descarto que esta carta seguramente algunos de los vende patrias que nos están viendo, que nos están escuchando por la televisión y nos están viendo y nos están escuchando para echarnos maldiciones, pero también para ver por donde andamos, por donde vamos para ir ellos con su maldad. Deben de estar diciendo: seguramente ese cura era un comunista, ¡Ahora va a resultar que el obispo de León, Simeón Pereira y Castellón era comunista en el año 1912 que todavía no había triunfado la revolución de octubre con Lenin a la cabeza! Y como ahí establece el principio del respeto al derecho ajeno, que luego dijo Benito Juárez, ese gran prócer mexicano, el derecho al respeto ajeno es la paz. ¡Aquí lo está diciendo!"
Añadió: “Ojalá nuestros obispos se inspiraban, que se inspiraban nuestros obispos, ojalá significa Dios quiera, ojalá Dios quiera, ojalá nuestros obispos se inspiraran, pudieran por lo menos decir, queremos la paz, no queremos sanciones, no queremos agresiones contra los nicaragüenses, el pueblo sufre… Pero no, nada de eso. Por lo menos cuando sacan sus comunicados que salen con la firma de todos, nunca se manifiestan, nunca hablan como habló y sigue hablando porque esta es palabra viva este es pensamiento vivo, esta es sangre viva, como la de Zeledón, como la de Sandino, como la de Andrés Castro, como la Diriangén que nutres la conciencia y el corazón del pueblo nicaragüense”.
El presidente Daniel Ortega concluyó el acto de homenaje al general Benjamín Zeledón, pidiéndole a los presentes y a las familias que estaban también escuchando por la radio o viendo la televisión, que repitamos la sagrada letra de nuestro himno nacional:
Salve a ti Nicaragua en tu suelo
Ya no ruge la voz del cañón
Ni se tiñe con sangre de hermano
Tu glorioso pendón bicolor
Brille hermosa la paz en tu cielo
Nadie empañe tu gloria inmortal
Que El trabajo es tu digno laurel
Y el honor es tu enseña triunfal
¡Que viva Nicaragua, que viva Zeledón, que viva Sandino!