Las nuevas generaciones de pintores en el Caribe de Nicaragua marcan sus trazos con fuerza, inspirados o motivados en gran medida por la legendaria June Beer. Japón, Cuba, y otros países son los que reconocen el arte de Beer, un estilo tan propio como su historia y el de su gente.
Su hijo, Carlos José Largaespada Beer, aunque en el registro de las personas su padre le habría arrebatado el apellido materno, pero porta con altivez, cuenta que su progenitora es descendiente de una española, Dorotea Guzmán, que habría llegado a Cabo Gracias a Dios a los 16 años.
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Hace un repaso extenso de cómo vinieron cruzando las vidas de varios ascendientes de esta familia hasta nacer finalmente, June Loria Downs Thompson, o como se le conocería más comúnmente, June Beer. Todo eso para dar contexto de donde nace aquella personalidad tan ejemplar.
"June nace en una cuna de Rebeldía, de una abuela con una realiza, con valores firmes, con principios que defendió hasta su último momento", comenta, haciendo un repaso rápido por su linaje.
Contra toda norma
La describe como una mujer que vestía pantalones, camisa de hombre, se le solía ver con un cigarrillo entre los dedos y dirigiendo a 80 hombres.
Se habría casado con un emprendedor chino que llegó en búsqueda de hacer negocios a Pearl Lagoon. "Iba en contra de todas las normas sociales, de buenas costumbres de Laguna de Perlas. La susodicha... buenas costumbres de la sociedad", cuenta, haciendo un gesto de claro desacuerdo con esos convencionalismos.
Como él, ya su bisabuela se declaraba ajena a esas costumbres, y como esa dama en común, June comenzó a leer de forma autodidacta. "June llegó hasta el tercer grado de primaria, aquí en Bluefields. Nació en Bluefields, 18 de mayo de 1931, no 35 como aparece en los libros", dice, aprovechando las cámaras para aportar mayor fidelidad a los datos que de su mamá se digan en el futuro.
Así como no fue aceptada en ninguna de las iglesias preponderantes de Laguna de Perlas por su forma de ser, a pesar de ser de fuertes principios anglicanos, nunca dudó de hablar con la verdad, muy a pesar de las consecuencias que conocía que vendrían como precio de su libertad mental.
"Amó tanto a su pueblo que pintó con dignidad, con trato, con respeto a todas las personas. Las mujeres más exóticas, con una chispa en los ojos, con un semblante, captando lo que es la personalidad de las mujeres. Esa es June Beer. Si tenía que decirle cuatro verdades a quien sea, y eso le significaba que iba a tener un costo, June estaba clara y sabía que le iban a pasar cuentas, pero ella siempre iba a defender sus derechos. Cuando uno pone sus límites, tiene que defender sus límites, tiene que defender sus límites, si no los defiende, no se puede hacer nada", asegura.
Enamorada y comprometida
Una romántica, pero principalmente enamorada del compromiso con su pueblo. Largaespada Beer, asegura, basado parte en su relato, que June fue militante sandinista por hecho y por derecho.
"Tanto así que lo proyectó fuera de Bluefields. Bluefields es conocido por el estilo de pintura Solentiname, no por el estilo de otras pinturas, tanto así que hubo un altercado, estaba presente Gabriel García Marquez, en su traje jumper gris me acuerdo, en el Ministerio de Cultura, allá por Plaza España, estaba el ministro de cultura Ernesto Cardenal y bufándose quería manosear el estilo de pintura de la June. June le dice; ni se te ocurra, yo no soy solentiname, mi estilo es propio, y para que vos podás criticarlo, tenés que estar primero en mis zapatos, conocer a mi pueblo y después podés verlo, apreciarlo, pero ni se te ocurra manosearlo, y Gabriel García Marquez se tiró una carcajada, yo en ese tiempo no sabía qué significaba eso y hoy en día lo celebro. June tenía huevo", afirma, contando lo anterior como ejemplo, pero más que todo con orgullo.
Sueño en cumplimiento
Michael Hammond, director de la Escuela Regional de Artes Plásticas Caribbean Unity, de Bluefields, comenta precisamente que la casa de arte que él dirige nace precisamente como respuesta a la necesidad de tener espacios de formación artística en esta región.
El mismo, que cuenta con certificación del Instituto de Culturas de Juventudes y Pueblos, ofrece la carrera de instructor de artes plásticas.
“Me complace decir que esta iniciativa, como un sueño hecho realidad de quién en vida fuera nuestra artista, y poeta June Beer”, detalla.
Esta artista fue además incansable promotora del arte en la región y reconocía la necesidad de fomentar el dinamismo y el acervo cultural y artístico de la Costa Caribe.
“Fue una mujer luchadora, que influyó bastante en las artes plásticas acá en la Costa Caribe.También en la poesía. June Beer inspiró a mucha gente. Pudiera citar a Karen Spencer, por ejemplo, que es una artista, mujer caribeña, que pinta a raíz de ese aprendizaje que tuvo con June. June fue una de las primeras en tener una escuela de artes plásticas en la Costa Caribe. Hoy por hoy digo que ese sueño se materializa, se formaliza, se materializa, a través del Instituto Nicaragüense de Cultura y por supuesto se ve desde la Escuela regional de Artes Plásticas Caribbean Unity, donde hay personas y jóvenes que siguen materializando ese sueño, que siguen volviéndolo una realidad".
En palabras de Hammond, mujeres como June inspiran el crecimiento de una persona, y en ese templo de formación artística hay varios infantes que desean replicar su ejemplo.
El mismo hecho de poder estudiar en la principal ciudad del Caribe sur es también un logro. Aprender una disciplina artística, e incluso estudiar, era una aspiración inalcanzable.
“(Ahora) se puede hacer desde la Costa Caribe, porque este es un semillero de talentos natos, contamos con escultores, contamos con pintores, contamos con mujeres en el arte como lo es June. June comenzó esto y nosotros vamos a continuar con este legado y vamos a hacer que esta escuela continúe creciendo y claro, no lo vamos a poder lograr sin nuestra gente de la Costa Caribe”, asegura.
Educación para todas las etnias
La escuela alberga a estudiantes de cada grupo étnico, sin dejar a nadie por fuera. Además de la pasión por el arte, los une el mismo deseo de multiplicar todo lo que hoy han aprendido.
Uno de ellos es Wesley Alebas, nacido y criado en Bilwi, Caribe Norte. Su sueño desde pequeño fue pintar, retratar con sus propios medios la belleza natural que lo rodeaba.
"Yo he escuchado mucho sobre June Beer, una muchacha caribeña que ha sido reconocida por su arte, por su trabajo y gracias a ella es que hoy tenemos una escuela de arte, hizo de lo imposible a posible y muchos jóvenes como yo se inspiran porque nos abrió las puertas para venir aquí", comentó, añadiendo que ahora su propósito es formar su propia academia de arte, pero en la comunidad que lo vio nacer.
Junise González, de 14 años, de la etnia garífuna, pasó de hacer dibujos en sus cuadernos a terminar enamorándose de la pintura.
Es consciente, de que esto fue posible, gracias a una mujer como ella que no cesó hasta restituir el derecho a su gente de poder optar a la formación artística, aún a costa de arriesgar su vida en el proceso.
"No tengo palabras, siempre estoy agradecida con Dios que hayan esas primeras personas que empezaron a abrir puertas para que podamos tener lo que tenemos hoy en día. Tal vez yo como mujer no pudiera pintar o estudiar algo y que ella haya arriesgado su vida para las futuras generaciones eso es muy importante. Siento orgullo por mi comunidad, por mi costa, por ella, por tener una mujer fuerte y guerrera por tener estas oportunidades que tenemos hoy en día", comentó.
En la Escuela regional de Artes Plásticas Caribbean Unity se forman jóvenes artistas, tanto del Caribe sur como del norte. Actualmente en los talleres de arte y cultura cuentan con una población estudiantil de 26 niños. Además cuentan con reforzamiento escolar con 10 niños inscritos.
En cuanto a la carreta técnica tienen una matrícula de 9 estudiantes de tercer año, 18 en segundo año y 20 en primer año.