En víspera de celebrarse el Día de la Inmaculada Concepción de María, este 7 de diciembre, los nicaragüenses católicos, desde horas del mediodía, se preparan para arreglar los altares y entregar en horas de la noche la gorra tras el grito ¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de María!
Los nicaragüenses comparten un poco de sus bendiciones y con esta tradición agradecen los favores recibidos.
El dogma de "Purísima" fue proclamado por Pío IX el 8 de diciembre de 1854, sin embargo, se tiene evidencia que en Nicaragua, para 1742, ya las familias de León arreglaban las casas con altares.
En el barrio Monseñor Lezcano, uno de los más tradicionalistas de Managua, encontramos a la familia Bustos Chávez, que la celebran desde hace 12 años.
"Le decimos a la población que nos visite esta noche a conmemorar un año más a nuestra Virgen que nos trae bendiciones año con año y nosotros como familia queremos compartir una vez más con los demás. Tenemos brindis para unas 3 mil 500 personas y está compuesto de ropa, granos básicos, cristalería, plástico, cajetas, frutas, es un sinnúmero de cosas que queremos compartir porque la Virgen ha sido buena este año con nosotros y por eso la celebramos con devoción", comentó Victor Fletes, parte del núcleo familiar que lo componen unas veinte personas.
"Esta devoción a la Virgen se debe a la familia Busto Chávez que le pidieron por la sanación de sus hijos y gracias a Dios y a la Virgen ellos se sanaron y entonces desde hace 12 años se le da gracias a la Virgen", declaró.
"Es importante mantener estas tradiciones porque es parte de nuestra cultura y siempre tiene que mantenerse viva, así que yo le digo a los jóvenes que si hay algo por qué luchar tienen que darle gracias a la Virgen y retribuirle lo bueno que haya sido con uno", reiteró Fletes.
La familia Flores Márquez celebra desde hace 20 años la Purísima.
"La Virgen me regaló esta casa y yo le prometí que la iba a celebrar hasta el día que me muriera. Cuando compramos la casa supuestamente los que vivían aquí eran protestantes, pero en la casa estaba esta pequeña imagen de la Virgen, entonces yo sentí que la Virgen me estaba confirmando que ella me estaba cumpliendo la promesa, por lo tanto, yo tengo que seguir cumpliendo esta promesa", dijo María Teresa Márquez.
"Yo vengo de Boston, Massachusetts todos los años a cumplir mi promesa y darle las gracias porque cada día la virgen nos regala muchas bendiciones porque a ella nada le niega Jesús su hijo", contó Márquez.
"Un día que estaba yo bailando folclor a la Virgen ese día mi esposo se sacó un dinero en la lotería y con eso pudimos comprar esta casa. La virgen me respondió la oración y me quedé sorprendida porque uno cree que las oraciones no se escuchan, pero sí Dios nos escucha y como les digo a ella su hijo no le niega nada", culminó.