La Educación Especial en Nicaragua es una modalidad educativa que se caracteriza por ser integral e incluyente; ofrece un conjunto de estrategias, recursos especializados y servicios escolarizados y de apoyo que se ponen a disposición de los diferentes programas educativos, para que todos los estudiantes, incluidos los que presentan discapacidad, logren acceder al currículo de la educación.

Existen 25 escuelas públicas de educación especial, ubicadas en los municipios de Managua, San Marcos, Jinotepe, Diriamba, Comunidad Nuevo Amanecer (Diriamba), Masaya, Granada, Rivas, León, La Paz Centro, Chinandega, Chichigalpa, El Viejo, Corinto, Boaco, Juigalpa, Matagalpa, Jinotega, Estelí, La Trinidad, Condega, Ocotal, Somoto, Bluefields y Bilwi.

En las escuelas de educación especial se ofrecen las modalidades educativas de preescolar y primaria, y los programas de educación temprana e inclusión sociolaboral.

Nicaragua es signataria de diversas declaraciones y convenios internacionales dirigidos a la promoción y protección de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Métodos de enseñanza y aprendizaje están adaptados a las diferentes fortalezas, necesidades y estilos de aprendizaje que necesitan las personas con discapacidad.

Joel Alberto Medina, habita en Carazo. En la actualidad es docente, sin embargo, hace pocos años él no sabía leer ni escribir porque nació ciego, una discapacidad que ha dificultado su vida, pero no ha truncado sus sueños.

“Mi mamá anduvo en varios colegios preguntando si yo podía estudiar, pero no podía porque no había maestros especializados con el método de aprendizaje. En el 2010 a mi mamá le comunicaron que en San Marcos-Carazo, existía un colegio especial llamado Roberto José Sequeira”, contó.

“Llegué siendo mayor de edad y eso fue lamentable porque ya tenía 19 años y se incluían niños de 7 años hasta los 18 años. Todo cambió cuando una maestra Arelys Quintero le comentó a mi mamá que iba a salir el programa de alfabetización “Yo sí puedo seguir” que el Gobierno había implementado para los jóvenes mayores de edad que no podían ingresar a un colegio regular”, siguió contando.

“Gracias a Dios, el programa de alfabetización me apoyó mucho. Recuerdo que no tenía idea de cómo iba a aprender a leer, cómo iba a aprender a escribir. El profesor Gómez me decía acá va a prender a leer con un método y yo no sabía nada de eso”, dijo Joel.

Joel se refiere al sistema braille. Este sistema no es un idioma, sino un alfabeto. Con el braille pueden representarse las letras, los signos de puntuación, los números, la grafía científica, los símbolos matemáticos, la música. Fue ideado a mediados del siglo XIX por el francés Louis Braille.

En el colegio especial le enseñaron primero la orientación y luego movilidad, para que reconociera e identificara el colegio y sus espacios.

“En ese tiempo yo no tenía bastón porque a mí me daba pena usar bastón en la calle. Pensaba que mucha gente se iba a burlar de mí. Me iban a decir allá va el ciego, el muchacho con bastón, pero ahora, gracias a Dios y a los maestros que me dieron ese ánimo puedo usar el bastón en la calle sin pena”, aseveró el joven.

¡Todo empieza con algo sencillo!

“Yo andaba con un palito, una varita porque no tenía el bastón indicado para ciegos. Después que aprendí la orientación y movilidad, comencé a utilizar materiales didácticos con recursos del medio para que el proceso de aprendizaje fuera más rápido y de ahí pasé al signo generador del método Braille, el alto relieve, caí a aprender las letras, vocales y consonantes”, recuerda Joel.

Un sueño hecho realidad

“El proceso de aprendizaje fue un poco rápido conmigo porque aproximadamente en diez días aprendí en signo generador. Después iniciamos con las oraciones, las palabras separadas, el cajetín que se identifica en las regletas que sirve para separar la siguiente palabra u oración. Ahora tengo muchas habilidades porque también aprendí a manejar la máquina perkins. En el colegio me enseñaron a enjuncar sillas, aprendí a hacer hamacas, aprendí informática y estuve en el área de cocina”, afirmó.

“Para mí esto es un logro muy grande. Hace 16 años, cuando estaba el gobierno neoliberal, nosotros no teníamos esa facilidad, ese derecho como personas con discapacidad. Gracias a Dios y al gobierno de ahora la educación es gratuita para todos. Este esfuerzo me ha cambiado la vida, me ha motivado. Años atrás pasaba solo encerrado en mi casa, era el niño mimado de la casa, pero ahora ha cambiado mucho mi vida con mis estudios”, contó.

Le ha cambiado la vida

Después que terminó la primaria, siguió adelante con sus sueños. Se mantuvo estudiando a pesar de las dificultades. Logró culminar la secundaria y nuevamente volvió a demostrar que todo se puede lograr en la vida si uno se lo propone.

Joel Alberto en la actualidad es licenciado en primaria regular para educación especial. Terminó sus estudios en la Escuela Normal Ricardo Morales Avilés, en Jinotepe.

“En el 2017 salí del quinto año y estaba muy feliz porque había tenido mi segundo logro en la vida, con mi esfuerzo y el apoyo de mi mamá y mi familia, pero lamentablemente, en el año 2018 no pude estudiar por la situación del país y gracias a Dios todo se ha venido recuperando, y en el 2019 ingresé a la Normal para maestros y me recibí como licenciado en magisterio y ahora estoy esperando que surja una plaza de trabajo, he ido a meter papeles para poder desempeñar mi trabajo y enseñarles el método a otras personas en Nicaragua”, manifestó el docente.

“Mi problema no me hace más ni menos que los demás, todos somos iguales. Mi problema visual no hace que yo deje de estudiar. He tenido muchas dificultades, pero ese proceso me ha ayudado mucho a salir adelante. Quiero decir que la discapacidad no existe, la discapacidad la tenemos nosotros mismos. Hay personas que tienen sus manos buenas, sus piernas, su vista, oídos y no buscan como salir adelante y se quedan estancados”, reflexiona este gran ejemplo de tenacidad y superación constante.

Un ejemplo a seguir

“Así como yo pude salir adelante, así invito a otras personas a que luchen por la vida y aprendan lo que deseen. Yo ahora puedo montarme a los buses, puedo viajar y no tengo palabras para expresar todo lo que he logrado", mencionó.

En la actualidad Joel Alberto no está trabajando. Desea encontrar pronto una fuente de ingresos para poder ayudar a su madre que tanto le ha apoyado en este largo camino.

Una madre que nunca se dio por vencida

Joel es el tercero de seis hijos de doña Ángela, quien nunca dejó de apoyar a su hijo.

Joel Alberto Moreno es hijo de Ángela Isabel Moreno García. Ella contó que nunca pensó que él fuera a ser tan independiente.

“Yo confié en el Señor y lo puse en sus manos. El propósito que tiene el Señor con él es grande. Yo pensaba tenerlo en un rincón de la casa, pero yo buscaba por todos lados para que me le ayudaran. Gracias a la alfabetización mi hijo está saliendo adelante, hasta donde está, yo no lo podía creer, pero hoy sí lo veo y lo creo y siento que Dios es misericordioso”, apuntó.

“Me siento orgullosa de mi hijo al ver hasta dónde ha llegado. Recuerdo cuando lo saqué de su bachillerato, me sentía grande, orgullosa”, culminó Ángela.

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