La Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de María recibe como cada 6 de diciembre a miles de fieles devotos que participan en la tradicional “Lavada de la Plata”, una hermosa expresión de fe, compromiso y amor por la Purísima Virgen María cuyo patronazgo en Nicaragua ostenta la imagen de Nuestra Señora del Trono.
Esta celebración festeja 461 años de la llegada de la Virgen del Trono a Nicaragua con la Lavada de la Plata en vísperas de la celebración de la Gritería en honor a la Purísima Concepción de María.
En la solemne misa presidida por Monseñor René Sándigo, obispo de la Diócesis de León y Chinandega, agradeció al clero, a Monseñor Ramos y a los peregrinos lejanos y cercanos que participan en este momento especial de cariño a Nuestra Señora del Trono.
En su mensaje compartió que más allá de participar en la limpieza de los utensilios, ante todo los fieles deben dar el primer paso de pedir perdón.
“Venir a este Santuario Nacional a la casa de Nuestra Señora del Trono y participar de ese acto hermoso en esa capilla, limpiando con un algodón ese recipiente sagrado, es un gesto de compromiso con la Virgen María y a quien le decimos que aunque no somos dignos, pero lo hacemos con el compromiso de conversión, rehabilitación y purificación de nuestras vidas”, expresó.
En la lavada de la plata, el algodón con el que se limpian los utensilios representa el compromiso de purificación, cambio y transformación.
Monseñor Sándigo dijo que también se pone en manos de la Virgen, las intenciones de los que no han podido estar presentes, pero que están siguiendo este momento desde sus hogares.
“También se debe poner en manos de la Virgen las intenciones, no solo de los que han querido y podido venir, sino las intenciones de quienes no han podido, pero que sin embargo están ahí, viviendo a distancia, pero cercanamente este especial momento de la iglesia de Nicaragua, porque estamos con la Señora en una relación hermosa, que muestra nuestro cariño y la verdad del lema ¡Maria de Nicaragua, Nicaragua de María!", expresó.
En esta peregrinación los fieles devotos llegan de departamentos, municipios, comunidades y otros viajan de diferentes países, para servirle a la Señora del Trono al lavar la plata de su tesoro, prenda de fe y amor, además de implorar la limpieza del corazón y purificación de la vida, para alcanzar la vida plena.
Doña María Auxiliadora López del departamento de Masaya participó en la lavada de la plata, mientras compartió que ya lleva 5 años de tradición, “estamos viviendo con alegría tener una madre linda, que cuida de nosotros y por eso venimos a pedirle con fe”.
“No hay palabras para expresar lo bello al sentir la presencia de nuestra madre Santísima y hoy le pido que guarde a mi hijo que lo tengo lejos”, expresó doña Darling Téllez.
Doña Ana Cuadra, de Altagracia, Managua, también se mostró emocionada de participar en esta tradición.
“Tenemos que ir iluminando, purificando nuestras almas en la Gracia de Jesucristo Santo y la virgen como intercesora nos ayuda a iluminar nuestras almas, en ser bendecidos y purificados, limpios para amar más las cosas celestiales”, agregó.
Hay que destacar que esta celebración también viene a dinamizar la economía de las familias, ya que se ofrecen rosarios, pulseras, llaveros, cuadros, los milagritos para pagar promesa, entre otros accesorios en honor a la virgen María; además los emprendedores venden dulces tradicionales nicaragüenses.
La alcaldesa de El Viejo, María del Tránsito Guevara, expresó que esta es una celebración que se transmite de generación en generación, una expresión del deseo del pueblo de seguir viviendo en paz y alegría en estos nuevos tiempos.
“Esa convocatoria de la familia, que vienen desde muy temprano, se interpreta como los peregrinos quieren seguir expresando su devoción a la virgen en paz y tranquilidad y para nosotros como gobierno municipal es una alegría y una expresión de los nicaragüenses”, afirmó.
Hermosa alianza para promover la devoción
Monseñor Jaime Guillermo Ramos Flores, de la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de María, expresó que el Santuario Mariano de la patrona del Trono ha sido un santuario de puertas abiertas.
“Nosotros nos sentimos verdaderamente felices, porque siempre hemos tenido las puertas abiertas y siempre hemos contado con el apoyo de los fieles, el apoyo también del gobierno central que nunca nos ha soltado de la mano, está siempre con nosotros promoviendo esta devoción y es una hermosa alianza, donde todos confluimos en una sola misión, que es llevar al corazón de los fieles un mensaje claro de la promoción del amor, la vida feliz, la reconciliación y de la Paz”, afirmó.
El presidente de la hermandad de Nuestra Señora del Trono, Dionisio Moya Balmaceda, compartió que esta fiesta de la Purísima en Nicaragua se inaugura con la venida de la imagen de Nuestra Señora del Trono en el año 1562, “estamos a 461 años de ese hecho histórico que marcó el inicio de una de las dos grandes devociones del pueblo nicaragüense, como es la Purísima y la devoción a Jesús Sacramentado”.
Esta celebración de amor, fe y gran valor espiritual, se caracteriza por ser una fiesta centroamericana, recibiendo a hermanos hondureños y salvadoreños.
Balmaceda, comentó que la lavada de la plata tiene que ver con la presencia de muchos viajeros a través del puerto El Realejo, que pernoctaban o se hospedaban en El Viejo y se hacían devotos de la virgen.
“Los viajeros y grandes personajes de la colonia española, se enamoraban de la virgen y agradecidos por los milagros convencidos, después venían con ofrendas en oro y plata para la virgen y así es como ella fue reuniendo un tesoro y entre 1663 y 1747 que marcan dos hechos: el primero la entronización y el segundo la coronación de la imagen y en este siglo nace la lavada de la plata, cuando se acumulan mayores tesoros en plata y los frailes franciscanos que gobernaban la parroquia convocaban al pueblo, para que ayudaran a limpiar los objetos para preparar para la fiesta litúrgica el 8 diciembre de la Inmaculada en la iglesia”, detalló.
Luego de la misa, en un ambiente de júbilo, aplausos y gozo se procedió a la bajada imagen de la Virgen María, para luego Monseñor Sándigo junto al clero participaron en la lavada de la plata.