El uso de diversas tecnologías, bioinsumos y la formación técnica de las familias en el campo, ejes del Gobierno sandinista destinados a elevar la calidad de vida en la zona rural de Nicaragua, van transformando cada vez más este sector históricamente olvidado.
Basta con voltear la mirada a la zona norte del país, particularmente al Laboratorio de Biotecnología, Bioinsumos y Agroalimentos, donde se desarrollan diversos estudios destinados a entregarles tecnologías cada vez más avanzadas a los productores de la zona.
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Henry Pedroza, del laboratorio de alimentos de hipocosecha, refiere que en ese espacio específico, el objetivo es el de complementar los procesos de investigación de fito-mejoramiento y de investigación de alimentos y poscosecha.
En este sentido, asegura que el Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA) desarrolla distintas variedades biofortificadas, que a su vez deben cumplir con parámetros de calidad nutricional.
“Es necesario conocer la caracterización nutricional de las variedades para conocer también qué nutrientes aportan a la seguridad alimentaria de la población nicaragüense”, asegura durante una entrevista al respecto.
Asimismo, se llevan a cabo procesos de investigación en análisis, en formulación y desarrollo de productos, además de procesos de estandarización, entre otros.
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Pedroza detalla que se garantiza el cumplimiento de los parámetros de calidad en la agroindustria y en la seguridad alimentaria de la población.
Algunos de los cultivos en los que se enfocan son el maíz, el frijol, el amaranto, el ajonjolí y la soya, y en cada uno se desarrollan investigaciones para su análisis
Manifiesta que Nicaragua se ha caracterizado por ser un país exportador únicamente de materia prima, sin embargo se pretende alcanzar todo el potencial agroexportador de las variedades producidas en el país.
Insumos biológicos
Ana Alanís, especialista en agrobiotecnología, del Centro Nacional de Insumos Biológicos, parte del laboratorio de agrobiotecnología, precisa que en él se multiplican diferentes bioinsumos o microorganismos biológicos, dirigidos al manejo agroecológico de los cultivos.
“Todo este tipo de microorganismos está de cara ya sea contra plagas y enfermedades y fertilización de nuestros cultivos”, afirma.
A la vez comenta que cuentan con distintos módulos que se encargan de multiplicar estas tecnologías en las distintas regiones del país.
Estos bioinsumos tienen diferentes tiempos de multiplicación, logrando incluso la multiplicación a través de medios, de la bacteria rhizobium, que no se multiplica en el país de manera nativa.
“Es una bacteria que es específica para el cultivo de frijol, bien sabemos que en nuestro país es uno de los cultivos con mucha importancia y por ende es un grano logro que el INTA ya tenga la multiplicación de rhizobium”, asegura.
Desde que en el 2016 se dio inicio la estrategia nacional de bioinsumos, se han venido obteniendo importantes avances.
Alanís, señala que es notorio que muchos de los productores ya conocen la importancia de los bioinsumos.
Escuela en el campo
Además de estos importantes procesos que buscan como entregar mejores herramientas a los productores, se desarrollan esfuerzos de elevar la capacidad técnica de los mismos a través de las escuelas en el campo.
Mayer López, técnico de transferencia en el municipio de San Lorenzo, señaló que en la comunidad Laguna de San Onofre se desarrolla la escuela técnica del campo en la que participan 25 protagonistas.
En ella, se imparten materias como sanidad animal, desarrollo de cultivos, nutrición y fertilización de los suelos, además de la conservación de los mismos.
“De hecho ellos ya tienen conocimientos básicos, ellos viven en el campo, son gente que han trabajado toda su vida en el campo, lo que estamos haciendo nosotros es aportar un poco más de conocimiento técnico para aportar el manejo del ganado, el manejo del cultivo”, explica.
Empirismo va quedando atrás
Carmenza Reyes, una de las protagonistas de la escuela del campo, comenta, que a pesar de vivir toda su vida en el campo, desconocía algunas cosas como la creación de viveros para cultivos como tomate y chiltoma, que hoy ha instalado y le ha sido de gran utilidad.
“Lo que yo pienso es seguir adelante, seguir estudiando, no solo yo, sino también invitar a otros compañeros para que también ellos aprendan. Antes solo eran varones y ahora se ve que es un beneficio de todos, a pesar de que antes no nos tomaban en cuenta, gracias a Dios nos toman en cuenta y estamos en primer lugar las mujeres”, afirma.
Otro de ellos, Johnatan Valenzuela, expresa el optimismo de generar mejores y más avanzados conocimientos, principalmente porque su propia subsistencia depende del campo.
“Entonces nosotros al saber cómo darle un manejo a nuestra ganadería vamos a tratar de mejorar, darle un mejoramiento, porque en la desparasitación se da un desarrollo más amplio en el ganado porque los parásitos van a desaparecer de nuestro ganado entonces ello van a crece, van a tener nuestro desarrollo, engorde”, afirma.
Reservorios de agua
Moisés Obregón, médico veterinario del IPSA, dice que otra de las herramientas explicadas en estos focos de estudio, es la de mantener reservorios de agua, para aportar a la ganadería en territorios secos y también para el aprovechamiento de uso domiciliar.
“Es poder tener una herramienta para poderla implementar en nuestros sistemas de producción, con los conocimientos adquiridos en estos encuentros, los muchachos posteriormente ejecutamos prácticas, para dar a conocer los aprovechamientos que podemos utilizar en este tipo de sistema”
De acuerdo a Obregón, la modalidad de enseñanza es de 20% teoría y 80% de práctica, lo que les permite hacerse de estos saberes de manera más rápida.
Julio Serrano, uno de los estudiantes, destacó que este conocimiento les aporta en gran medida a mejorar la productividad de sus parcelas.
“Claro que ayuda, porque ahora que uno tiene agua riega sus siembros, estas escuelas del campo son buenas, porque es una ayuda para nosotros y para el pueblo también, porque es un beneficio para todos, no lo tenía en primer lugar el conocimiento, pero ahora sí y es un buen conocimiento para nosotros”,
Recordó que antes de que existieran estas clases técnicas, ellos debían pagar para que les inseminaran el ganado.
“El Buen Gobierno nos está ayudando en eso, a aprender, a hacerlo por nosotros mismos y a ahorrar dinero. Yo no soy tan mayor, pero antes yo escuchaba que no nos tomaban en cuenta a las mujeres, eso de inseminar lo sabían más los varones que nosotros y ahora nosotros lo podemos hacer”, asegura.
Para los productores de la zona, las condiciones de vida han mejorado mucho, logrando evitarse pérdidas y al contrario, obteniendo más ganancias cada vez gracias a la mejora continua de los productos de sus tierras.