El compañero Ovidio Reyes, Presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), presentó el informe de Estabilidad Financiera 2020 de Nicaragua, que tiene como objetivo monitorear las principales vulnerabilidades e identificar los riesgos potenciales de alcance sistémico que pudieran afectar a la estabilidad financiera.
El informe también incorpora consideraciones para mitigar estos riesgos y reducir su impacto en caso que llegasen a materializarse e incluye una descripción del entorno financiero internacional y nacional, un análisis de los indicadores de seguimiento a la estabilidad financiera.
Es decir, aquellos indicadores que pudieran estar reflejando la acumulación de vulnerabilidades como valoración de activos, liquidez del sistema financiero, apalancamiento del sistema financiero, endeudamiento de empresas, hogares y público.
Destaca que en 2020 Nicaragua confrontó la pandemia mundial de la Covid-19 en condiciones difíciles al estar sometida a estrés financiero durante tres años, lo que redujo sus márgenes de acción.
“Las autoridades económicas implementaron acciones para dinamizar los mercados financieros con el objetivo de asegurar la provisión de mecanismos para que el sistema financiero funcionara de manera apropiada”, dijo Reyes.
Esto conllevó a los siguientes resultados:
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Los principales mercados financieros se mantienen estables.
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El mercado cambiario redujo su volatilidad.
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El mercado monetario se mantiene activo y dinámico.
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El mercado de valores ha aumentado sus transacciones por efecto de las mayores operaciones monetarias y por las mayores colocaciones de Bonos de la República.
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El mercado de crédito, si bien ha disminuido, lo ha hecho a tasas cada vez menos negativas.
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El mercado hipotecario presenta limitaciones debido a la falta de fondos de largo plazo.
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El mercado de seguros continúa aumentando sus operaciones de cobertura frente a riesgos.
El resto de mercados activos presenta indicios de estabilización por la percepción de perturbación transitoria de la pandemia.
Agregó que, a pesar de que la pandemia generó incertidumbre en los mercados financieros, los principales indicadores reflejan estabilidad y en varios casos reducción de vulnerabilidades.
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“La valoración de los precios de los activos no presenta mayores desequilibrios, en la mayoría de los casos, estos se mantienen estables y su evolución se corresponde con las percepciones de riesgo de cada uno de los mercados”, puntualizó.
“La pandemia no ocasionó un aumento de la demanda de liquidez agregada, la que se encuentra en niveles adecuados. Los agentes económicos respondieron a la perturbación reduciendo el gasto agregado privado y aumentando los depósitos”, señaló Reyes.
El apalancamiento del sistema financiero se ha venido reduciendo, principalmente el de financiadores externos, aunque se han aumentado obligaciones con el público, mientras que la carga financiera ha bajado.
Asimismo, el endeudamiento de los hogares y empresas continuó reduciéndose a mayor velocidad que la actividad económica, disminuyendo la capacidad para generar mayor gasto y se ha continuado con el cumplimiento de las obligaciones tanto internas como externas.
Manifestó que la deuda pública continuó aumentando en condiciones concesionales de bajas tasas de interés y largos plazos de repago.