Este mes de abril de 2025, en la narrativa de la historia que se comenzó a escribir hace siete años atrás y que nos representa un antes y un después, puede ser para Nicaragua, a propósito de lo que para el cristianismo son estos próximos días grandes que se nos vienen, la pasión, muerte y resurrección de una nación que como la nuestra vivió hace siete años un calvario inenarrable donde los religiosos y la plebe que les acompañó conspiraron contra la vida, contra la paz y contra el evangelio de lo que en aquel momento era en la cotidianidad del país la buena nueva.
Por aquel tiempo, como rezan previamente aquellos que leen el evangelio para dar paso a las homilías dirigidas desde los púlpitos por los profesionales de la fe, se decía que Nicaragua era una de las naciones cimeras de nuestra América Latina porque económicamente hablando, organismos y entidades financieras, íntimamente vinculadas a nuestro gran agresor, nos reconocían como un país que crecía sostenidamente gracias a un modelo propio e inclusivo que siempre tuvo por fin combatir a quien siempre será nuestro único y verdadero enemigo; la pobreza y ese propósito nos absorbió tanto que nos condujo a descuidar otros aspectos importantes.
Yo hablo de la Pasión, Muerte y Resurrección porque los eventos que hoy traemos a este plenario, celebrando que este mes de abril es de paz, es de vida, y es de volver a nacer, porque todo aquel odio de hace siete años, fue el vómito de la pretendida negación a la esperanza testificada de la inmensa mayoría de los nicaragüenses por encontrarse en el 2018 en un país donde ciertamente se disfrutaba lo bonito y agradable de ser parte del frescor de una sombra que nos cobijaba a todos y nos animaba a hacer más por él y con nuestras propias manos y para rescatar a la nación de aquellas garras que la habían ofendido por la mezquindad de quienes siempre creyeron que Nicaragua era su hacienda y los nicaragüenses sus peones.
En aquel 2018 los asesinos mataron a Nicaragua porque no nos perdonaron la pasión, la mística, la herencia, la lealtad, la entrega y convicción de los que muriendo por nosotros y nuestra libertad y además nos entregaron el inmenso propósito de saber luchar por la patria, de saber hacer por la patria y de saber morir por la patria y por eso hay que recordar al terrorismo lo que hizo porque nosotros no lo podemos olvidar y por si acaso se les ocurre que lo de ellos hace siete años fue solo una situación más en nuestra historia vamos a refrescarles cómo es que crucificaron a Nicaragua.
Las cifras oficiales acusan pérdidas en la economía nacional por el intento fallido de golpe de estado, US $27,766.9 millones de dólares para lo que fue el período quinquenal 2018-2023 y partiendo de ahí hay que recordarles que en total 18 instituciones del Gobierno, Alcaldías Municipales del País y 3 universidades reportaron daños y destrucción en su patrimonio.
Hay que recordar a los empresarios de maletín que en su mejor época de negocios, cuando mejor estaban y pedían oficinas en este órgano del estado y donde hubo alguien que gritaba en el Seminario de Fátima que la economía no era importante, que el ahora desaparecido COSEP y sus socios fueron los responsables de la pérdida 187,171 empleos formales adscritos al INSS, lo que redujo en US $110.1 millones de dólares a la seguridad social entre 2018-2019 y lo que puso en riesgo el pago puntual de 281,567 pensionados de una institución que fue usada en esa coyuntura como el detonante de algo que ya estaba planificado, que se venía armando desde años atrás desde la embajada que está ahí por las piedrecitas a través de sus embajadores y cónsules que con la hipocresía estampada en la frente aparentaban relaciones aceptables mientras nos hundían el puñal.
Hay que recordar que, en este Intento Fallido de Golpe de Estado, dejaron como resultado 198 personas fallecidas, de las cuales 22 eran miembros de la Policía Nacional (20 Hombres y 2 Mujeres), dejando 1,240 personas lesionadas, de las cuales 401 son miembros de la Policía Nacional, heridos y heridas con armas de fuego. Hay que recordar a estos criminales que en el consolidado de daños a instituciones del estado y municipios se contabilizan U$206.5 millones, que se desglosan de la siguiente manera: 53 edificios destruidos, 203 edificios dañados, 495 millas de carreteras destruidas y 1595 millas de calles dañadas por un monto total de U$174.19 millones de dólares; En Maquinarias y equipos se calcula una pérdida de 1,416 unidades por un monto de U$7.59 millones de dólares; en concepto de muebles y equipos de computación se perdieron 18,165 unidades con un costo de U$9.48 millones de dólares y en perdida de bienes destruidos o dañados se calculan 1,841 unidades por un monto de U$15.24 millones de dólares. Estas son estadísticas son más categóricas cuando juntas y lanzadas a futuro nos dicen que lo que el país dejó de percibir en condición de lucro cesante fue de casi 28 mil millones de dólares para el quinquenio 2018-2023 y eso es un crimen IM-PER-DO-NA-BLE.
He hablado de la pasión y muerte de Nicaragua en aquel 2018 cuando repito vivíamos tan pijudos, vivíamos tan bonito, las brechas de la polarización se habían acercado tanto, se respiraba tanta reconciliación, la democracia incluso traspasó tanto el límite del libertinaje, que a la misma oposición, que después se transformó en oposicionismo, solo les faltó sarna para que se sintieran más a gusto de lo que estaban porque no una, sino muchas veces, escuché cara a cara, de esos que ahora son traidores y prófugos desnacionalizados, que incluso fueron ministros y altos tiliches de los gobiernos de Violeta, Arnoldo y el tristemente célebre ingrato de Enrique Bolaños, preguntarse hipócritamente y ¿Por qué cuando pudimos no hicimos lo que ahora el sandinismo hace?
La historia de Nicaragua del 2007 al 2018 es de pasión del 2018 es de muerte y siete años después de resurrección. Tengo muy presente que pocos meses después que el pueblo liberó a la nación del terrorista, del que lo asesinó, torturó, destruyó y trancó, un 28 de noviembre del mismo 2018 el ahora copresidente de Nicaragua comandante Daniel Ortega Saavedra inauguraba una de las obras de gran envergadura para nuestra capital, era el paso a desnivel del siete sur y entonces dijo “Nicaragua seguirá caminando y Nicaragua no se ha paralizado, seguimos caminando”.
Eso de “Nicaragua seguirá caminando y Nicaragua no se ha paralizado, seguimos caminando”, metafóricamente viniendo del humeante y fallido golpe de estado y de lo que sanguinaria y criminalmente nos representó, equivalía a decir “levántate y anda, era proclamar que habíamos vencido el odio y la muerte; era sentirnos resucitados porque no se trata solo de que muchos sentimos sobre nuestras cabezas el péndulo de la muerte y los hedores putrefactos de toda la pestilencia de la maldad, sino que experimentamos en carne propia un terror que ninguna guerra, a lo largo de nuestra historia había conocido hasta entonces.
Hoy, además de la Pasión, de la Muerte y la Resurrección de Jesús de Nazaret, también podemos hablar de logros y son tantos y tantos, a lo largo y ancho de la nación, y que resultan ser tan imposibles de invisibilizar, que solo podría resumirlos en una sola frase y es que “esta Nicaragua es la mejor de toda nuestra historia” y en la medida que pasan los días siempre nos enteramos que la patria de mañana será mejor que la de hoy y que la de pasado mañana mejor que la de ayer porque somos un pueblo inspirado por la fuerza divina de un nacionalismo vencedor de canallas, cobardes, lacayos y sirvientes, vende patrias, traidores y mercenarios que tienen únicamente espacio en el desprecio de todo un pueblo que les aborrece.
Finalmente hemos hecho del nacionalismo que nos inspiró el General Sandino una alta expresión de unidad nacional alrededor de los grandes valores de tantos y tantos que no dijeron que morían, sino que murieron por nuestra libertad, pero también por nuestro progreso y desarrollo como nación y como nacionales de este bello país y es correcto que lo escuchen a voz en cuello las miserias humanas que ejecutaron en abril de 2018 un plan de exterminio que se estrelló con la sabiduría de un sandinismo que decidió su venganza y reacción haciendo hospitales, escuelas, estadios deportivos, carreteras, caminos, comunicaciones, llevar luz y agua donde no hay, recuperar el turismo, mejorar la vida de todos sin distinción de colores políticos ni ideológicos y sobre todo hacer de Nicaragua una de las naciones más prósperas y desarrolladas en tierra firme de América Latina y no es necesario que pretenda convencer a alguien de esto, en este 2025 que seremos una de las pocas naciones en crecer económicamente porque estamos y vamos tomados de la mano de Dios.
Que viva abril mes de libertad.
Que viva abril mes de la paz.
Que Viva nuestro pueblo.