El dinero es indudablemente importante y puede comprar muchas cosas y esas cosas pueden darnos satisfacciones, pero ese mismo dinero no lo compra todo, por mucho que se tenga, porque hay cosas cuyo valor no tienen precio como por ejemplo el amor, la amistad, el respeto, la dignidad, la paz, los principios, la nacionalidad, el patriotismo y tantas otras referencias que tienen que ver con los sentimientos y no con el comercio.
El dinero lo recibes como una bendición o lo obtienes como una maldición. La diferencia entre una cosa y la otra es su procedencia, quien nos lo da, en función de qué lo recibimos y para que lo usamos y no crean que es lo mismo ganarlo por mérito propio, por el poder de nuestro más sincero esfuerzo, que nos lo pongan en la mano a cambio de ser instrumento de la maldad para dañar a otros, sobre todo cuando los otros son tus conciudadanos que por ser hijos de una misma patria siempre esperan lo mejor de uno, cuando nos desenvolvemos en escenarios públicos.
Yo no pretendo decir que no me interesa el dinero, un planteamiento así me haría mentiroso. Por el contrario, por nunca haber podido tener lo suficiente a estas alturas del juego ni casa propia tengo, pero sí me gustaría comprarla a mi entera satisfacción, sin embargo, no me quejo porque con lo que honradamente gano vivo dignamente y sobre todo vivo en paz y eso me hace realmente millonario porque hoy veo a un grupo de gente que hace unos meses se abanicaba con buenos motetes de dólares y ahora están en guerra con aquellos que dejaron de repartirles las gruesas mesadas que originaron toda la tragedia derivada a partir del 18 de abril del 2018.
Todos esos individuos que tomaron en sus manos las marmajas de plata que millonariamente soltaba el imperio para ensangrentar a Nicaragua y por las cuales compraron vehículos nuevos, viajaban a todas partes y hasta ahorraron con la idea de montar un negocio, una vez que cayera el gobierno constitucional de Daniel Ortega, hoy comienzan a morder el leño y a darse cuenta que la calle está dura y en consecuencia corren entre ellos, los vandálicos, caudalosos ríos de odio.
Muchos de estos que hoy reclaman la parte de un botín que se les acabó y quieren más o nunca lo recibieron y ahora lo demandan, viven su propia noche de los cuchillos largos igual a la de aquella “Operación Colibrí” que fue una purga que tuvo lugar en Alemania entre el 30 de junio y el 2 de julio de 1934, cuando el nazismo llevó entre ellos a cabo una serie de asesinatos que en este caso se ejecutan desde los espacios mediáticos que aquí en Nicaragua nos ensangrentaron.
Aquí siempre supimos que lo que se desprendió del 18 de abril tuvo por origen una inmensa alfombra de dólares. Nada fue espontaneo, tuvo una planeación de años y sus ejecutores se agazaparon, para lanzarse como fieras rabiosas sobre sus víctimas, nosotros el pueblo, en el momento preciso que alguna circunstancia les permitiera el ataque asesino y destructor de una fuerza maligna cargada de odio que se estrelló con una voluntad de paz que los venció con la razón y la sabiduría.
¿Cómo es que, con tanta plata y la disposición imperial por destruirnos, los peleles no pudieron lograr el objetivo fundamental como era hacerse del poder?
La respuesta seguramente está en que sus diabólicos propósitos nunca tuvieron una sola razón, nunca fue ni legítimo ni legal y si en algún momento lograron confundir fue porque lo hicieron a través de una mentira que al ser descubierta por la luz de la verdad los empezó a dejar solos y desnudos como pretendientes de un poder al que se quedaron con las ganas de llegar para robar como lo hicieron antes del 2007 porque hasta hoy pasó el tiempo, fueron vencidos y jamás supimos que tuvieran un plan, aunque sea mínimamente noble, para determinar qué harían aquellos expertos en la fatalidad, en ladrar y en descalificar, una vez que alcanzaran la presidencia, las magistraturas, las diputaciones, las alcaldías, las concejalías o cualquier espacio de donde pudieran ordeñar la res-pública porque al final fue, es y seguirá siendo su único interés.
A finales de la semana pasada un conductor de un programa vespertino en Radio Corporación que tenía años de estar en esa emisora ni siquiera tuvo tiempo para despedirse porque sin decir agua va o agua viene lo corrieron porque faltó a aquello de jugar con el santo menos con la limosna.
Los Gadea, dueños de la emisora que solo habla por el lenguaje de sus intereses, no permitió el reclamo del Director del espacio “Buenas tardes Nicaragua” porque este empezó a denunciar el destino que tomaron 13 millones de dólares que manejados por la cúpula del terrorismo se hicieron Alka Seltzer o sea se disolvieron, desaparecieron y muchos se quedaron como aquel Pitbull que después de tragarse de un tapazo una onza de carne te fija los ojos exigentemente a la espera de que le lances otro tuco, sobre todo en estos tiempos que ya no eres diputado, que la panadería está mal porque fuiste parte del daño económico al país y que la radio no te es negocio porque no quisiste entender que no podes estar en contra de los que están a favor ni a favor de los que están en contra porque al final te darás cuenta que la necedad es muy mala consejera, que ser político y ser politiquero son dos cosas totalmente distintas y peor cuando la escasez de los pesos y centavos alborota el avispero de aquellos que siempre estarán dispuestos a arrancarte la cabeza como sucedió con los empleados del Nuevo Diario, como le sucedió a Santiago Aburto en la Corporación y como le va a suceder a otros que en esa misma emisora o a los actuales escribanos de la Prensa S.A que se creen los Joseph Pulitzer o los Gabriel García Marquez, pero que no pasan de ser tontos útiles de aquellos cheles que ahora se dan cuenta que fueron estafados por tapudos que creen que la mentira es más poderosa que la verdad.
Todos estos salvajes que van al exterior a distorsionar la imagen de la Nicaragua que vivimos aquí y que se apoyan igualmente en mercenarios que son los voceros del imperio norteamericano y a los que perfectamente conocemos siempre actuaron en función de la paga y de la plata que recibieron por hacerlo con lo que se quedaron fue con un dinero maldito que ensangrentaron porque creyeron que con el dólar lo podían todo.
Ellos recogieron en algún momento sus lapas verdes en canastos y aquellos que andaban andrajosos, hambrientos y en bus, a partir del 2007 comenzaron a vestirse bien, a comer en buenos restaurantes a conducir sus propios vehículos y a tener sus reuniones en los salones de los mejores hoteles porque la plata con la que se planificó el fallido golpe de estado comenzó a fluir desde entonces, pero no fue suficiente porque les faltó la mística que no tiene ni sustitutos ni relevos, ni pares porque es una voluntad que no tiene mercado porque es una energía que se produce desde el alma y te conduce a una perseverancia inclaudicable a prueba de fuego y de cañones y por esa mística el pueblo de Nicaragua que quiere la paz está en pie haciendo de su victoria un homenaje a la paz y a la reconciliación.
Lo más interesante de todo esto es que a los mercenarios que claramente refiero, sin necesidad de mencionarles por su nombre porque ya sabemos quiénes son, se les da muy bien aquel consejo que Anastasio Somoza Debayle daba sus ministros cuando siendo tan obvios en sus robos contra las arcas públicas les recomendaba que si se iban a comer la gallina también supieran esconder las plumas.
Muchos de estos que hicieron del baño de sangre contra Nicaragua un verdadero negocio ahora andan en Toyotonas cuando antes prestaban para pagar el bus que sigue costando C$ 2.50 córdobas, ahora desayunan almuerzo y cena en costosos restaurantes, pero lo curioso es que ninguno de ellos sabe lo es trabajar.
Ellos entran y salen por el aeropuerto como perros por su casa, van a un montón de países a poner quejas de una Nicaragua que solo está en su imaginación y cuando les preguntan de dónde sacan la plata o quien se las provee nos quieren ver cara de tarados porque algunos se atreven a decir que usan sus ahorros para lo que denominan es la causa de su lucha.
Qué valor de estos tipejos venir a decirnos que de sus propios fondos, los que jamás han tenido porque no trabajan, porque son vagos profesionales, es que costean toda esa vida palaciega llena de encantos, de fantasías que jamás soñaron llegar a vivir y que por supuesto, desde la podredumbre mental que tienen, es mucho más importante, que el interés del país porque entre más lo destruyan más a cuerpo de reyes seguirán disfrutando de una vida que le cuesta al nicaragüense la muerte y la destrucción derivada de los acontecimientos del 18 de abril de 2018 y son tan cínicos que dicen que todo lo que hacen es por amor a la patria, por mística y por una democracia, la libertad que quieren arrebatarnos para robar más descaradamente al erario público que al final es el botín pretendido.
Yo no sé si estos individuos tendrán idea de lo que es la mística, pero como sé que no lo saben les voy a referir que ésta no tiene nada que ver con lo que ellos hacen porque la mística es lo más grande de un espíritu noble. Es una luz interior que no se puede explicar racional o científicamente. El místico, es aquel que ve que la especie humana es mucho más que una simple especie que solo satisface sus necesidades materiales por el dinero o por su propio bienestar y busca que su paso por este mundo tenga un sentido y un propósito que por supuesto nunca será destructivo y menos criminal.
Un místico es aquel que despierta la vida real o la fuerza divina dentro de sí. Una vez emprendido el Camino, el místico se va desarrollando hasta lograr su objetivo y nosotros ya lo logramos con la paz que alcanzamos.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.