En la Parroquia Nuestra Señora de la Merced fue oficiada una Misa Campesina en memoria del Comandante Fidel Castro Ruz, por el primer aniversario de haber pasado a la presencia del Señor.

Durante la Homilía, el Padre Antonio Castro recordó la visita a Nicaragua del líder revolucionario cubano en 1980, durante la cual sostuvo un encuentro con todos los líderes religiosos nicaragüenses, laicos y monjas en el Ministerio del Interior, expresándoles su gran admiración hacia las monjas religiosas, porque él decía que cuando triunfó la Revolución Cubana muchos sacerdotes se fueron y sólo se quedaron las monjas atendiendo a los pobres y a los heridos.

Asimismo, reconoció la labor de apoyo de su gobierno brindada a los países latinoamericanos y para muchos jóvenes que se prepararon en Cuba.

"Queremos en esta Eucaristía pedirle a Dios que dé mucha fortaleza al pueblo cubano, mucha vida y ese espíritu de generosidad, solidaridad y amor, ya que Nicaragua ha sido beneficiada a través de la salud, educación y formación de miles de médicos profesionales y técnicos", expresó el Padre Castro.

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Agradecimiento por solidaridad

Al acto religioso asistió el Embajador de Cuba en Nicaragua, Sr. Juan Carlos Hernández, quien agradeció las muestras de solidaridad y hermandad del pueblo nicaragüense, ya que desde su país sienten tan cercano a Nicaragua.

El Embajador señaló que la lectura y reflexión cristiana de la Eucaristía reflejó una simetría entre acción y pensamiento del Comandante Fidel Castro, quien incluso después de su muerte, dio una lección de dignidad y grandeza cuando decidió que no se le rindiera culto vaciando el mármol ni el bronce en monumentos, sino de mantener vivo su legado.

“Creo que lo que estamos haciendo en Nicaragua es una muestra de ese homenaje, respeto y admiración por una figura, que realmente la dedicó a estar al lado del desposeído, de darle vida, salud, educación, cultura, seguridad social, no solo para Cuba sino para el mundo”, expresó el Embajador cubano.

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“Nicaragua fue beneficiada, América Latina también, pero también África. Llegó a los lugares más recónditos, sin pedir nada a cambio, es decir, nuestra voluntad de ser internacionalista, de ser solidarios, realmente no tiene precio, más que el agradecimiento de los pueblos del mundo, y eso lo agradecemos infinitamente”, agregó.

El Padre Castro expuso que cuando le dio el infarto hace 5 años, los médicos decidieron que fuera a Cuba por 15 días, para que se constatara si estaba bien lo que se había hecho o mejoraran si tenía que hacerse, recibiendo una atención con mucho amor, dedicación y responsabilidad.

“Uno no tiene más que decir al Señor, gracias porque nos has dado hermanos que han sabido descubrir tu presencia en el enfermo, en el necesitado, en el pobre, en el que sí necesita más”, dijo el Párroco.

Al Padre Antonio le fue entregada como ofrenda las banderas de Cuba, Nicaragua y el Frente Sandinista para que fueran resguardadas por él, llamándolo “Padre Revolucionario”, porque es quien ha celebrado misas a muchos héroes y mártires.

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