Para nadie es un secreto que los productos lácteos nicaragüenses tienen una gran demanda en el mercado centroamericano y en los Estados Unidos, preferencia que tiene que ver con el enorme esfuerzo que hace la cadena productiva nacional que incluye productores de leche, acopiadores y el acompañamiento que realiza el Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA) para que la inocuidad y calidad sea con los más altos estándares internacionales.

En Chinandega la Pasteurizadora La Vaquita y Lácteos JMJ Comercial, SA con sus productos lácteos como queso y quesillo de la marca Rica son muy apetecidos en el mercado salvadoreño, logrando exportar hasta 7 contenedores mensuales y otros 6 al mercado norteamericano, a ciudades como California, Nueva York, Houston y Washington, donde existe una nutrida población centroamericana.

¿Pero por qué estos productos lácteos tiene alta demanda?, el licenciado Joel Aráuz Cruz, gerente de comercialización y exportaciones, señala que la alta calidad y los altos niveles de inocuidad con los que elaboran sus productos, hacen un producto único.

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“Hemos tenido muy buena aceptación y sin duda alguna el acompañamiento de las instituciones del estado como el IPSA, ha sido fundamental para que el producto cumpla con los estándares de calidad para poder tener esa aceptación y ese crecimiento que hemos tenido en los mercados internacionales”, resalta Aráuz.

En esta empresa familiar que ha crecido en los últimos años laboran 40 trabajadores de forma directa, cifra que aumenta en temporada de invierno cuando la producción y acopio de leche sube considerablemente. También brindan sustento laboral de manera indirecta a otras 68 personas.

“La materia prima que es la leche cruda de vaca la procesamos en queso morolique y en el caso de El Salvador es tipo salvadoreño y en Estados Unidos se vende y se distribuye como un producto nostálgico para los centroamericanos. Es un producto que se consume porque es de calidad. Además, los nicaragüenses, salvadoreños, hondureños que viven allá al consumirlos recuerdan a su país”.

El IPSA juega un papel importante en este proceso de venta y exportación, por tanto tiene una estrecha relación con los productores, acompañando con nuevas tecnologías, con rigurosos análisis de laboratorio, porque se toma en cuenta los requisitos establecidos por cada país que compra el queso o el quesillo.

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“Estamos bendecidos porque tenemos en abundancia la leche. El apoyo de las instituciones llega al pequeño productor y hasta el más grande, entonces esto nos ha llevado que la producción vaya en incremento y podamos tener estadísticas de este tipo y podamos cumplir de una manera efectiva en los mercados de destino y aquí en el país”, refiere Aráuz Cruz.

Joel Aráuz Gutiérrez, indicó que desde su fundación han sido el eslabón ideal en esa cadena entre el productor y los diferentes mercados internacionales.

“Queremos tener productos de alta calidad que cumplan con los estándares internacionales, trabajamos arduamente, buscamos nuevos clientes y con relaciones a largo plazo”, mencionó Aráuz Gutiérrez.

Aseguró que el acompañamiento del IPSA ha sido clave en el desarrollo “de nuestra empresa, ya que además que son ente regulador, nos dan acompañamiento con capacitaciones en buenas prácticas de manufactura y todo lo que va relacionado con la calidad del producto tanto en inocuidad como en calidad y de igual manera el IPSA nos ha brindado un gran apoyo con capacitaciones a nuestros productores”.

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Lograr que los quesos y quesillos marca Rica tengan gran demanda, también se debe al riguroso proceso de elaboración, donde se aspira a que cada instrumento sea el ideal.

“Aquí en la planta tenemos dos procesos: el de queso morolique o duro blando y el proceso de quesillo. Inicia con la recepción de la leche, todas las rutas se instalan en el acopio de la leche, se pesa la leche para ver cuántos litros trae cada ruta, luego por una tubería de acero inoxidable se envía a los tanques de almacenamiento para su proceso de pasteurización, donde la leche se somete a una temperatura de 73 grados por 15 segundos para luego caer a las tinas de cuajado, luego se aplica el calcio y el cuajo”, detalló Moisés Ordóñez Madrigal, responsable de planta.

La especialista de Inocuidad Ismania Pichardo, certificó que cada producto es sometido a las diversas pruebas de laboratorios que ayudan que los alimentos vayan, bien a la mesa de las familias o a la exportación.

“El IPSA es garante de que se cumpla con las normativas para que (los productos) vayan con nivel alto de inocuidad, hay garantías y eso lo podemos ver con nuestros diferentes mercados que tenemos”, comentó Ismania.

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