La compañera Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua informó que este sábado 21 de noviembre se ha hecho llegar el apoyo para el retorno seguro a las familias y sobre todo se pueda retomar la vida, con planes techo y con cocinas para el Caribe Norte.

La compañera Rosario detalló que casi 100 mil láminas de zinc se han hecho llegar a la zona. “En Las Minas 30 mil que llegaron hoy, más las que ya estaba ahí, 2,500 cocinas entre Bilwi y Las Minas, Jinotega Norte que es el Cuá, Bocay, Wiwilí, Pantasma, llegando también 5 mil 600 láminas de zinc.

En Matagalpa informó la entrega de 4 mil láminas de zinc y un complemento de entre 300 y 400 cocinas.

En Madriz, 3 mil 600 láminas, 130 cocinas. En Nueva Segovia, 3 mil 440 láminas de zinc y 100 cocinas.

En Rivas 2 mil láminas y 200 cocinas.  En Boaco 1, 270 láminas y 51 cocinas. Estelí, 1000 láminas de zinc y 36 cocinas. En Carazo 700 láminas, 24 cocinas.

 En Managua 800 láminas de zinc, 590 en Chinandega más 20 cocinas. Chontales, 330 láminas, más 2 concinas. Granada 100 láminas de zinc más 6 cocinas. Nueva Segovia, al lado de Ocotal, 90 láminas y 8 cocinas.

 “Y luego ya va en camino también para el día de mañana la continuidad del apoyo con planes techo, apoyo solidario para el Caribe Norte, a esperar que baje el Wawa, que la plana esté completamente segura y poder pasar hacia Puerto Cabezas", destacó la compañera vicepresidenta.

También detalló que de los albergados que en un inicio eran 160 mil 597, 32 mil 117 familias, en este momento hay 12 mil 07 hermanos y hermanas, 2 mil 402 familias. “La mayoría va retornando, regresando de manera segura a sus comunidades, a sus lugares, a sus comarcas” subrayó

Reflexionó que en estos momentos se está viendo, sintiendo la fuerza infinita del pueblo nicaragüenses, “que es la fuerza de Dios manifestándose en todos los municipios, en todas las comarcas y comunidades”, comentó.

Dijo que la gente está viviendo un fin de semana con cultos, templos, iglesias, misas, rezos, plegarias, todo lo que representa nuestra fe, nuestra devoción, nuestro cristianismo y la invocación permanente del altísimo para continuar caminando, creando, haciendo camino al andar.

“Y nos sentíamos, decíamos, admirados de la vitalidad de nuestro pueblo, que conocemos, pero cada día nos admira más, somos parte de este pueblo y sabemos que cada mujer, cada hombre, cada abuelito, abuelita, cada joven que nos enseña a ir en el ritmo, precisamente de este colectivo creyente y devoto de la gran familia nicaragüense. Un ritmo que no para, porque allá donde hemos sido golpeados más fuertes, ahí están las familias ya retornando a sus comunidades y en la medida que ha podido llegar también el primer nivel de apoyo, el zinc por ejemplo, en esa medida también ubicando el zinc en sus lugares: reparando techos, restaurando lo que el viento nos quitó, pero ahí vamos”, enfatizó.