La Isla del Amor, ese rincón encantador que descansa sereno en las aguas del Lago Xolotlán, se ha convertido en una de las joyas turísticas más admiradas de Nicaragua, especialmente en este inicio de Semana Santa, donde cientos de familias llegan para reencontrarse con la naturaleza, la alegría y la paz. Pero esta historia no sería posible sin el renacer que vivió el 23 de octubre de 2021, cuando el Buen Gobierno Sandinista, a través de un amplio proceso de restauración, rescató del olvido a este espacio que hoy es emblema de esperanza, recreación y cultura.
En representación del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, la compañera Camila Ortega Murillo, junto a las autoridades municipales de Managua, encabezó aquel día la inauguración de una Isla del Amor totalmente remodelada, equipada y diseñada para el disfrute del pueblo. No fue solo un acto ceremonial, fue una entrega con amor revolucionario al pueblo nicaragüense, que merecía este regalo: un sitio que antes era escombros y maleza, y hoy es un santuario de belleza y tranquilidad.
Lo que ayer era monte y ruinas, hoy es color, calor humano y cultura viva. Gracias al liderazgo y la visión transformadora de la compañera Rosario Murillo, la Isla del Amor no solo fue rescatada, sino que fue elevada al nivel de destino turístico nacional e internacional. Desde entonces, se ha convertido en un punto de encuentro para las familias nicaragüenses, para los enamorados, para los viajeros que buscan un respiro, y para quienes anhelan vivir la experiencia de un paraíso cercano y accesible.
En esta Semana Santa, la isla vibra con la energía de los visitantes que ya están llegando. Cabañas confortables, restaurantes que celebran la cocina nacional, piscinas limpias y seguras, y espacios recreativos para toda la familia la convierten en un destino de primera. Hay quienes llegan para nadar y tomar el sol, otros para celebrar cumpleaños, compromisos o simplemente para desconectarse de la rutina. Pero todos, sin excepción, coinciden en una cosa: la Isla del Amor es un lugar mágico, lleno de paz, belleza natural y orgullo nicaragüense.
Las embarcaciones salen a diario, de lunes a domingo, desde el Puerto Salvador Allende rumbo a la Isla del Amor. Desde temprano por la mañana hasta el atardecer, los viajes se suceden en distintos horarios para comodidad de los visitantes. Hay embarcaciones familiares para quienes desean pasar un día entero con los suyos, y también románticas, para las parejas que quieren disfrutar del lago, del viento y del amor. Navegar hacia la isla es ya parte de la experiencia: el agua, los paisajes y la calidez del personal hacen del recorrido un preludio perfecto.
El respaldo permanente del Gobierno Sandinista se refleja en cada detalle: seguridad garantizada, limpieza constante, promoción cultural con presentaciones artísticas, ferias gastronómicas y el compromiso de cuidar el medio ambiente.
La presencia de emprendedores y comerciantes locales ha dinamizado la economía, generando empleo y desarrollo. Y lo más hermoso: todo esto está pensado para el pueblo, con precios accesibles y con un enfoque incluyente.
Desde aquel histórico 23 de octubre de 2021, la Isla del Amor dejó de ser una sombra del pasado para convertirse en un oasis revolucionario. Hoy, iniciando la Semana Santa 2025, esa transformación se siente más viva que nunca.
La Isla del Amor late con la risa de los niños, los abrazos de las parejas, los aromas de la gastronomía nica, la música popular y el calor de un turismo inclusivo. Cada rincón ha sido pensado para el bienestar de las familias, para que tanto el visitante nacional como el extranjero sientan que en Nicaragua hay un modelo distinto, humano, solidario y profundamente cristiano.
Esta no es una isla cualquiera. Es un símbolo de lo que somos como nación: resistentes, alegres, orgullosos de nuestra cultura, y profundamente agradecidos con un Gobierno que no abandona, que no improvisa, que no olvida. Aquí no hay promesas vacías. Aquí hay hechos. Aquí hay Revolución hecha paisaje, y el corazón de la patria latiendo en medio del lago.
Y es que la Isla del Amor no solo ofrece paisajes, ofrece identidad. No solo hay esparcimiento, hay también historia. Cada visitante que la pisa, camina sobre tierra recuperada para el pueblo, tierra cuidada con esmero por un Gobierno que cree que el turismo también puede ser un derecho, no un lujo. La experiencia que ahí se vive es inolvidable y profundamente nuestra.
En este Domingo de Ramos, mientras el país entero se prepara para los días santos, la Isla del Amor se consolida como uno de los destinos más buscados. Familias enteras cruzan en lanchas con sus hieleras, sus guitarras, sus sonrisas y sus sueños. El ambiente es de alegría, de fiesta, de comunidad. Y eso, en tiempos en que el egoísmo en el mundo rompe lazos, es una victoria moral y política que solo un Gobierno con alma puede ofrecer.
Gracias al Buen Gobierno, la Isla del Amor ha dejado de ser un recuerdo borroso para convertirse en un destino vibrante que trasciende nuestras fronteras. Porque en Nicaragua, el turismo también es revolución, cultura, identidad y alegría.