El maestro de la cerámica nicaragüense Gregorio Bracamonte, Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío y Tesoro Humano de la Cultura de Nicaragua, emprendió su viaje a la eternidad el pasado 29 de julio.

La magia de su arte de barro moldeado en su natal y querido San Juan de Oriente ha resplandecido en museos y galerías de todo el mundo, dándole brillo a la cultura nicaragüense.

Numerosas publicaciones de países de Europa del Norte (Dinamarca, Estonia, Finlandia, Islandia, Letonia) dan fe de su prolífica trayectoria e imborrable legado.

Orgulloso de sus raíces y tradiciones, el insigne ceramista dijo en una ocasión: «Figúrese algo bien curioso: que el apellido Nicoya es nuestro completamente. Es de aquí, de este lugar; supongo que tuvo el cacique Nicoya que ser el iniciador de tantas cosas bellas que se trabajaron en ese entonces. Yo lo siento, pues, en mi sangre. Cuando estoy trabajando y cuando estoy decorando mis piezas, mi mente se eleva a momentos que ellos, mis antepasados, seguramente vivieron». (Texto tomado del catálogo titulado “Nicaraguansk keramik: tradition & fornyelse”. Danmarks Keramikmuseum, Dinamarca, 2006, 64p.).

Hoy como ayer, las maravillosas piezas de don Gregorio continúan atrayendo la atención y admiración de miles de personas.

 

Para muestra, una imagen muy suya: la fotografía de uno de sus trabajos emblemáticos (vasija efigie jaguar) invitando, desde una luminosa pantalla electrónica, a visitar la exposición de cerámica contemporánea nicaragüense que tiene lugar actualmente en una sala del SEB, banco ubicado en una de las calles más transitadas de Helsinki, Finlandia.

Sin lugar a dudas, la obra de don Gregorio seguirá destacando y cautivando por su extraordinaria belleza, originalidad y expresión profundamente nicaragüense.

¡Honor y gratitud a Gregorio Bracamonte!

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