Cuando María de Jesús Enríquez Neira, tenía 7 años de edad, sufrió un infarto, a partir de ahí ha presentado múltiples problemas de salud, y lo más impresionante, por no decir insólito, ha sobrevivido a siete operaciones en la cabeza.
Esta aguerrida y esforzada mujer, que actualmente tiene 30 años de edad, habita en el barrio Santa Ana Sur, ubicado en el Distrito Dos de Managua.
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Ella cuenta que tuvo sus dos hijos a muy corta edad, y “se me complicaron las cosas por problemas de salud”.
Los problemas de salud le han generado una serie de complicaciones como: caída del cabello, se le agrietaron las uñas, malestares en varios órganos y hasta le detectaron lupus.
“Después con el embarazo de mi primer hijo a los 17 años, tuve otro infarto, nace mi hijo, me miré en una situación muy delicada; a los 9 meses de mi primer hijo, tengo embarazo de 3 meses de mi otro hijo, yo no me daba cuenta; los doctores decían que no podía tener hijos, que era muy delicado; pero decía yo, para Dios querer, no hay nada imposible”, recordó.
Después que María tuvo a sus dos hijos empezó a subir de peso, “llegué a pesar 350 libras, comencé a botar más el cabello, comenzaron a salírseme un poco los ojos, resaltados, tenía taquicardia. Mi mamá y mi esposo decían que yo estaba loca, pero no, yo sentía síntomas que eran anormales, comenzaba a filtrar agua por los orificios de la nariz”.
A raíz de esas múltiples complicaciones de salud, María fue al Hospital Lenín Fonseca y, los médicos le diagnosticaron que eran padecimientos comunes, como la presión.
“Pero después, por medio de una resonancia magnética me dijeron que tenía un macroadenoma, un tumor en la hipófisis, ya muy avanzado, me dijeron eso un martes; el sábado estaba cayendo en el hospital donde me operaron”, comentó.
Apenas tenía el 1 por ciento de probabilidades de vida
A María le dijeron en el hospital, que las probabilidades de vida, era del 1 por ciento, tras la operación.
“Cuando me dicen que llevo solo 1 por ciento de probabilidades de vida, dentro de ese 1 por ciento, iba a llegar a estar en estado vegetativo, no iba a hablar, no iba a caminar, no iba a hacer nada, vegetal completamente; aún así, firmé papeles y echarles las ganas, salir adelante porque tenía dos hijos”, expresó.
Las marcas en el cuero cabelludo de María, dan cuenta de las siete cirugías que le han realizado en la cabeza.
“Me dijeron que habían recepcionado todo el tumor, pero al año y medio volví a tener complicaciones en mi salud y me dijeron que el tumor había crecido otra vez. He tenido un descontrol hormonal, comencé a tener problemas de diabetes, comencé a tener más problemas de presión, problemas en los riñones, en el hígado, todo a raíz de mi primera cirugía, entré a cirugía otra vez, descartada, sin probabilidades de vida; aún así igual, haciendo la lucha, firmé papeles y así he venido hasta el día de hoy. Ahorita llevo cuatro años que no tengo cirugía”, explicó.
María aseguró que llegó un momento que no quería saber nada de su vida, y más cuando llegó a pesar 350 libras.
“Mi autoestima estaba muy baja, dependía bastante de mi esposo y de mi mamá, no podía hacer nada literalmente, estaba confinada en un cuarto con un aire, dentro de las posibilidades de mi esposo y de mi mamá; confinada literalmente en un cuarto, sin hablar con nadie, porque todas las enfermedades se me pegaban, entonces, no podía hablar con nadie”, aseguró María, a quien un día la esperanzas de vivir, por sus hijos, por su familia, llegó cuando decidió no darse por vencida y que tenía que salir adelante.
Gobierno Sandinista construyendo vidas y familias
Las esperanzas de María, de vivir y salir adelante por sus hijos y por su familia, llegó por medio de una amiga, quien le comentó que en el Centro Tecnológico Padre Rafael María Fabretto, en Managua, estaban ofreciendo cursos de Tratamiento Estético de Manos y Pies, y que era gratuito, gracias al Gobierno Sandinista, que preside el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo.
María es de “armas tomar”, y decidió asistir al curso en el centro tecnológico, que pertenece al Instituto Nacional Técnico y Tecnológico (Inatec).
Hoy, además de tener su propio negocio en el ramo de la belleza, específicamente, Tratamiento Estético de Manos y Pies, María también ha entrado en un proceso de aceptación, como es convivir con sus múltiples padecimientos de salud, y hasta ha aprendido a convivir con el dolor, porque los tumores en la cabeza en un tiempo le provocaron intensos dolores, que hasta le aplicaron morfina.
Cuando María empezó a recibir el curso, su autoestima fue subiendo, se arreglaba más, “ya a partir de ahí fue naciendo la María Enríquez, fui naciendo otra vez”.
Esta ejemplar mujer, agradece a las autoridades del Centro Tecnológico Padre Rafael María Fabretto, por el trato que le dieron, que comprendieron su situación de salud y le brindaron todo el apoyo, en el curso.
Las primeras modelos de María, fueron su mamá y su hermana a quienes les arregló las uñas de las manos y los pies; después tuvo su primera clienta, que fue como un faro de luz, que la inspiró a seguir adelante en el negocio del ramo de la belleza.
“Tuve mi primera clienta de uñas acrílicas, con todos los nervios, pero logré el reto. Mi primer trabajo fue duro, fue literalmente un 24 de diciembre, comencé a las 9:00 de la mañana y terminé a las 6:00 de la tarde, sentada, sin levantarme. Era una niña de 13 años que me pidió un set que estaba bastante difícil. Lloré, sudé, me puse nerviosa, pero dije, yo sí lo puedo hacer. Fue una experiencia que no tengo palabras, porque cuando terminé mi trabajo, la criatura (adolescente) me dio un billete de 500 córdobas, y yo tenía ganas de llorar, porque yo dije, es mi primer trabajo, con qué amor lo hice y el pago, fue mi primer pago y así he venido”, recordó.
Esta emprendedora mujer está muy agradecida con la adolescente que fue su primera cliente, porque después esta le recomendó a otras niñas, compañeras de clases, quienes llegaron a su emprendimiento de belleza. Esta misma niña también le recomendó a personas adultas.
Apoyo de su madre e hijos
María cuenta que todavía tiene dudas de su trabajo, pero su madre siempre le da mucho ánimo, “yo le dije, mami tengo miedo, porque es difícil; hija, me dijo, cuando vayas a comenzar tu trabajo, solo dí, Señor ayúdame, Señor ilumíname, y así fue”.
Aunque María todavía no tiene logotipo del emprendimiento, ni publicidad, por medio de las personas a quien ha atendido, tiene su clientela fija y atiende de tres a cuatro personas, por semana.
Este negocio de belleza, le ha ayudado mucho económicamente; además, María destacó que cuenta con el apoyo de sus dos hijos de 12 y 13 años de edad.
“Mis hijos son un gran apoyo, porque cuando yo les digo, voy a trabajar, yo solo les digo voy a trabajar, ellos vienen y me ayudan a acomodar las cosas, mi hijo grande está pendiente de mí, me dice mamá tenés algo, te sentís bien, necesitás algo, te pasa algo; ellos están pendientes”, reconoció María, el apoyo que le brindan sus hijos.
María no se quedó con el curso de Tratamiento Estético de Uñas y Pies; también logró coronar el curso de Corte de Cabello y Barbería; su hijo de 12 años, a quien llevaba a las clases, también logró culminar el curso y también corta cabello.
Esta mujer de mil batallas, no se rinde y ahora está comenzando el curso de Colorimetría, “con la mano de Dios, y yo sé que voy a terminar ese curso, y si tengo la oportunidad de aprender más ahí, voy a echarles las ganas también”, expresó con optimismo.
Reiteró su agradecimiento al Buen Gobierno Sandinista, porque le ha dado la oportunidad de aprender y crecer, “nos ayuda con material, más que todo nosotros tenemos que poner el interés de seguir adelante, de seguir. De emprender un negocio, de ser independientes, no depender”.
La vida de María ha dado un giro excepcional. “Las personas me miran diferente, he tenido un cambio tremendo, créame, un cambio en mi vida”, comentó esta mujer de alto valor, quien ha salido adelante con el apoyo de su madre e hijos.