El barro que hay en la comunidad Las Cureñas, en el departamento de Jinotega es la materia prima que utilizan mujeres artesanas, quienes con sus manos dan forma a las piezas de adorno y utilitaria de cerámica negra.
Llegamos a la comunidad Las Cureñas en el departamento de Jinotega para conocer la experiencia de la cooperativa San José, dedicada a este arte ancestral, desde hace más de 30 años. Doña Carmen Herrera Zelaya, presidenta de la cooperativa San José en la comunidad “Las Cureñas”, nos explicó sobre el proceso para elaborar este arte ancestral.
“El barro es procesado y no tiene nada de químicos, lo adquirimos de la comunidad Las Joyas y aquí en Las Cureñas, lo que hacemos es mezclarlo, dejando un material más espeso, ideal para preparar la pieza”, indicó.
Las artesanas elaboran en cerámica negra: tazas, platos, teteras, panas, picheles utilitarios y decorativos como tortugas, collares, pulseras y diseños para adornos de paredes.
Cerámica ancestral
En Las Cureñas elaborar cerámica negra es una labor heredada de generación en generación, cargada de tradición, arte, un patrimonio cultural que hoy se mantiene más vivo que nunca.
“En la comunidad Las Cureñas nuestras abuelas nos contaban que existía la cerámica negra y comenzamos a revivir y rescatar esta cultura de la elaboración de la cerámica negra a través de capacitaciones”, explicó Herrera.
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Doña Carmen comentó que rescatar esta tradición de nuestros ancestros, les ha permitido que más personas visiten la comunidad para conocer el proceso y comprar cerámica negra.
INTUR, alcaldía y Mefcca apoyan a estas mujeres artesanas en comercializar y dar a conocer sus productos en ferias.
En esta comunidad, también hay mujeres que se dedican a elaborar artesanía rústica, como doña Maria Anita Herrera, quién tiene 25 años de elaborar el barro tradicional o rústico.
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“Lo primero que debe saber es que este trabajo lo aprendí de mi mamá y yo me siento muy alegre y agradecida, porque el gobierno nos ha apoyado bastante en las ferias, además recibimos capacitación y por eso agradecemos que nos apoya bastante, un acompañamiento increíble”.
Doña María Anita también ha ganado en concursos y su deseo es seguir trabajando junto a sus compañeras.
“Tengo 30 años de elaborar el barro artesanal y me siento una mujer empoderada y mientras Dios nos regale vida, espero seguir con este trabajo junto a mis compañeras”, agregó.
Del barro tradicional o rústico elaboran la olla, comal, jarro y floreros.
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Rita del Carmen Herrera López, expresó que el poder elaborar este trabajo es un don sagrado que Dios les dio.
“Las Cureñas es un nombre indígena, nuestra descendencia es gente artesana y nosotros somos bendecidos al tener barro, un potencial que no en cualquier parte hay”, dijo.
Doña Rita inició elaborando ollas rusticas y actualmente se dedica a la cerámica negra, lo que muestra sus ganas de seguir innovando y aprendiendo.
Valoró que el gobierno les ha dado un gran apoyo a través de las instituciones y los ha impulsado a salir adelante.
“Además de vender la cerámica, en la comunidad se imparte taller al turista, donde les explicamos sobre el proceso y le enseñamos a elaborar la cerámica negra”, dijo.
Elaborar estas artesanías, le permite obtener ingresos para la economía de su familia y con lo que ha sacado adelante a sus dos hijos, “las piezas las llevamos a vender a Jinotega con precios que van desde 4 a 6 dólares, dependiendo el tamaño”.
Elaboración que conserva la cultura y tradición
Para elaborar artesanía de cerámica negra, hay un proceso de colado del barro para que vaya limpio y luego se hace el secado en un filtro para iniciar a trabajar la pieza.
Para hacer las piezas, las artesanas trabajan en un torno de pedal de metal con una rueda de madera, además de usar elementos como la piedra para pulir, el jícaro, la esponja para secar y el nailon.
“Estamos amasando el barro o arcilla para comenzar a realizar el diseño que va a ser una olla de un anafre, luego centro la arcilla para hacer la pieza y con las manos comenzamos abrir para hacer el diseño y cuando ya tiene forma, lo emparejamos con hilo de nailon, luego que la pieza está hecha la cortamos de abajo para sacarla, con las herramientas la continuamos emparejando y la dejamos secando 2 días”.
Luego se le hace el primer pulido de cuatro que se hacen en total y la llevan al horno y cuando la pieza está roja, hacen el proceso ahumado, sacan la pieza y se cubre con la hoja o el colocho de madera de pino, lo que hace que la pieza sea negra.
De manera manual elaboraba 15 piezas al día y con el torno sacan hasta 60 piezas en el día.
En esta cooperativa el Mific hizo el diagnóstico de la norma técnica para los 11 pasos de la cerámica negra.
Esta cooperativa la integran 12 mujeres que llevan más de 30 años dedicadas a esta labor y 10 años de conformar la cooperativa, son mujeres comprometidas en continuar con el arte de elaborar cerámica negra y con orgullo seguir con la tradición de sus ancestros.