Aura Ortíz Padilla, mujer de inmenso valor: Periodista, camarada, hermana, amiga, mujer heroica.

Cuando la mil veces genocida guardia somocista iba a capturarla durante el asalto a un cuartel en Jinotepe -el 7 de junio de 1979- hizo estallar una granada que ella portaba. Su cuerpo nunca fue encontrado y su hijo sigue buscándolo. Antes de Jinotepe estuvo como responsable clandestina en Chinandega y su firmeza y compromiso inclaudicable con la lucha era su rasgo distintivo. Así la conocimos -entregada por completo- quienes tuvimos el privilegio de integrar con ella una célula del FER, en la que militaba con Walter Mendoza y Ramón Cabrales.

Estaba recién casada con Ramón Cabrales (Nacho) pero su vida familiar jamás estuvo por encima de su militancia. Fue siempre su prioridad. Era del FER, del FSLN y también se ocupaba de la Asociación de Estudiantes de Periodismo (AEP).

Su familia era su orgullo, gente de bien, sencillos y comprometidos. Su hermano Róger también cayó en la lucha. Su hogar, recién formado con Nacho, fue casa de seguridad.

Un 30 o 31 de mayo de 1977, lloraba a mares pero tras sus lágrimas se advertía su fortaleza. Era una mujer muy sensible. Se fue al hospital y al día siguiente regresó con Rodrigo Yamil en los brazos, radiante de felicidad. Para ella no hubo subsidio, continuó con su trabajo.

Aura Ortiz Padilla es una heroína del FSLN. Imposible olvidar su sangre derramada, su increíble valentía al estallar una granada para impedir que la guardia los cercara. Un sacrificio inmenso.

Forma parte de la Galaxia de Julio Buitrago, de Leonel Rugama y seguro que Carlos Fonseca la cuenta entre sus mejores discípulas.

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