Pancasán es como un Aleph, “punto que contiene todos los puntos” del FSLN, solo que más verdadero que el de Borges, relatado por el propio Borge. Ahí está la historia condensada del Frente Sandinista, y por ahí gravitan hechos, pasajes históricos, aliento, vida, sueños y hasta visiones y misiones cumplidas. Es poema y génesis. Pancasán tiene mucho que hablar aún hoy.

Carlos Fonseca escribió que en 1967 “acontece un doble hecho: se confirma hasta la saciedad incluso con rasgos sangrientos (22 de enero), la disposición conciliadora de la dirigencia burguesa-oligárquica; se reafirma la decisión del FSLN de empuñar resueltamente las armas contra la tiranía”.

Y luego dirá con la seguridad de un profeta: “En Pancasán no todo fue derrota…Unas cuantas decenas de guerrilleros lograron permanecer en la montaña en el curso de muchos meses, causándoles bajas a la Guardia y adquiriendo una experiencia que será medular en el desarrollo de la Guerra de Liberación del pueblo de Nicaragua”. Notas sobre la Montaña. (1)

En la Montaña, el Jefe Político-Militar, es Carlos Fonseca, a su vez, Responsable General del FSLN. Responsable Militar: Oscar Turcios. Abastecimiento: Rigoberto Cruz. Inteligencia: Silvio Mayorga. Información: Carlos Reyna.

El Mando de la Resistencia Urbana, estructurada en febrero de ese año crucial: Responsable General: Rolando Roque. Responsable Militar: Daniel Ortega. Inteligencia e Información: Julio Buitrago. Departamentos: Jorge Guerrero. (2)

¿Qué vio el “hermano terco, indeclinable” en Daniel para darle la mayor responsabilidad de la Resistencia Urbana en febrero de 1967? ¿Qué olfateó en aquel muchacho que recién había cumplido los 21 años de edad? (La Libertad, 11 de noviembre de 1945).

El Sello de la Montaña

El Frente Sandinista debía demostrar su indeclinable compromiso con la patria. Abrir un frente guerrillero, el primero que se haría después de Sandino, desde adentro, no invasivo del exterior. Así marca la diferencia con anteriores experiencias armadas. El esfuerzo militar requería fondos para reimpulsar la lucha y establecer un destacamento.

Había quedado demostrado que con la oposición conservadora el pueblo no tenía cómo salir de Somoza. Por eso, el 22 de junio de 1967, detalla Tomás Borge, una escuadra urbana penetró la sucursal Kennedy del Banco de Londres y Montreal. No era un asalto más y a un kindergarten: el objetivo escogido temerariamente estaba ubicado a menos de una cuadra de la Cuarta Sección de Policía de Managua (cárceles de La Aviación). ¿A quién se le ocurre meterse en el vecindario policial?

En el operativo, recuerda el comandante Borge, participaron el responsable militar de la Resistencia Urbana, Daniel Ortega; Selim Shible, Jorge Sinforoso Bravo y Axel Somarriba. A pesar de su alto cargo, el comandante Ortega ordenó la acción y participó en ella. Obtuvieron 225 mil córdobas, “suma sin precedente”, escribió el finado miembro de la Dirección Nacional histórica. Y la escuadra guerrillera se retiró en calma, en un taxi color azul, placa 849.

Aquel recupere se convirtió en los campamentos donde se preparaba la base rebelde de Pancasán en arroz, sal, confites, azúcar, avena, “todas las palabras que se hacen agua en la boca de un guerrillero”. (3)

Había un flujo de cuadros de la ciudad a la montaña, burlando no solo a la Guardia, sino a la eficaz red de orejas y esbirros. Borge relata: “Gladys Báez estaba en una casa de seguridad en Managua, junto con Selim Shible, cuando se le ordenó incorporarse a la guerrilla”.

Guerrillero Urbano-Guerrillero de la Montaña

Es de destacar la anotación que hace el fundador del Frente Sandinista del hoy Presidente de la República en esos años en que el Ejército de Anastasio Somoza había demostrado su crueldad al masacrar a manifestantes en las calles de Managua, y cuando Tacho inaugura su poder a sangre y fuego. Subraya que Daniel Ortega “estuvo cuatro veces en Fila Grande y Pancasán, compartiendo el oficio urbano con el de guerrillero rural”.

Con Gladys subieron a la montaña, además de Daniel, Efraín Sánchez, Eulalio y Chico Chiquito. (4)

Se puede leer fácil, pero en el contexto, los jóvenes se enfrentaban nada menos que al mayor aparato represivo y mejor entrenado que contaba el presidente Lindon B. Johnson en Centroamérica. La Guardia Nacional le daba “estabilidad” a la región.

Borge dice que viajaban en un jeep, en una trocha que el conductor iba abriendo a punta de imaginación en una escarpada del fragmento de cordillera conocido como Fila Grande. De pronto, el motor se paró y rápidamente inició un retroceso peligroso; los frenos no funcionaron, ni la doble ni los cambios, y aquellos guerrilleros sin poder controlar el vehículo estuvieron a punto de perecer en un guindo, de no ser por la Providencia: un árbol, como en las películas de Spielberg, les detuvo en su caída final hasta donde “ni los zopilotes bajaban”.

A como pudieron salieron. Y retando más al peligro mortal, extrajeron mochilas y alimentos. “Daniel Ortega ordenó que el vehículo fuera enviado al fondo del precipicio, adonde hubieran perecido todos”. (5)

Un detalle cambia la historia

“Estábamos dispersos cuando a la guardia Nacional detectó nuestra presencia guerrillera. Silvio Mayorga se trasladó con un pequeño grupo hacia el Kiragua para almacenar alimentos y ropas….

“Al Chelito Moreno, que acompañaba a Silvio, se le rompió durante la marcha una de las bolas del pantalón verde olivo, y, por ese orificio fatal, se le cayeron algunos tiros 30.06. Estos fueron encontrado por la guardia, alertada ya por mujeres cortadoras de café, quienes días antes vieron pasar a un grupo de hombres extraños, tal vez cuatreros”. (6)

Cuando entró el enemigo por Matiguás, Germán Pomares, Chicho, Eulalio, Chico Chiquito y yo nos regresamos a Fila Grande, donde estaban Carlos (Fonseca), Oscar Turcios y Daniel Ortega. No se sabía nada de Silvio y su gente, refiere Borge.

No es reinvento de la historia. El testimonio del comandante Borge, avalado por las prestigiosas firmas de los escritores de la talla de Eduardo Galeano y Mario Benedetti, Carlos Martínez Rivas y Guillermo Rothschuh Tablada, ofrece un dato que resume toda una vida de luchas e ideales, aun cuando no se sepa si se va a salir vivo o muerto, conociendo únicamente que el enemigo ya rondaba en uno de los filones de la cordillera.

De nuevo, aparece Carlos, “derribando los muros de la noche”, con otra decisión, con “sus ojos azules generosos, apuntando firmes hacia el futuro”: “Carlos ordenó a Daniel Ortega volver a Managua, junto con Leopoldo Rivas, que estaba enfermo. Daniel partió a regañadientes, porque prefería compartir nuestra suerte”. (7)

Porque los héroes…

Los que murieron aquel 27 de agosto fueron: Silvio Mayorga, Rigoberto Cruz (Pablo Úbeda) Francisco Moreno (El Chelito), Otto Casco, Nicolás Sánchez ---el Tigre del Cerro Colorado---, Fausto García, Carlos Reyna, Ernesto Fernández (el Masaya) Carlos Tinoco. Oscar Danilo Rosales fue capturado y la dictadura no respetó su vida.

“Fue un encuentro desigual. Pelotones de soldados, armados con fusiles ametralladoras y granadas de mano rodearon a la pequeña unidad guerrillera. El aguacero de fuego no impidió que los sandinistas se defendieran con sus estropeadas escopetas y sus carabinas”. (8)

El punto de todos los puntos

Pancasán- 1967 fue un punto donde convergen todos los puntos del FSLN. Marcó una generación y definió el camino. Fue cuando los sandinistas que se ganaron el relevo del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino en sus propias montañas, dieron un paso de madurez, al redactar los estatutos del FSLN y el Juramento Sandinista: “Juro defender con las armas en la mano el decoro nacional y combatir por la redención de los oprimidos y de los explotados de Nicaragua y el mundo”.

Es cuando la comunidad universitaria es estremecida en su conciencia por el doctor Oscar Danilo Rosales cuando renuncia a ser Residente e Instructor de la Cátedra de Patología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, porque “el deber de todo intelectual revolucionario es engrosar el Ejército de Nicaragua, que bajo los ideales de Sandino, se cobija bajo las siglas de FSLN”.

Es cuando Carlos Fonseca cargaba la responsabilidad de la Historia, además del peso de su mochila descomunal de 100 libras, un Garand, una carabina 22 y una pistola 45. Ahí estaba la limpia convicción de las nuevas generaciones de sandinistas.

Días cuando en la comarca El Bálsamo, cerca del Cerro Colorado, donde entrenaban a 14 jóvenes campesinos en las artes de la guerrilla, en montaje y desmontaje de fusiles automáticos y subametralladoras, se oyó la voz del máximo líder del FSLN que mantiene las puertas abiertas, en el Gobierno Cristiano, Socialista y Solidario, a la sociedad del conocimiento: “Y también enséñenles a leer”.

Es el punto donde el FSLN se perfila con mayor nitidez como la única organización con posibilidades de convertirse en la vanguardia verdadera del pueblo nicaragüense. (9)

Es el tiempo que vendrá con fuerza en 1977-79, en la unidad de las columnas revolucionarias: la Resistencia Urbana, con la participación directa de Oscar Turcios, Primer Responsable Militar de la Montaña y Daniel Ortega, Primer Responsable Militar Urbano, además de sus operaciones en el Norte, “lleva a efecto varias acciones de recuperación económica”, testimonia Humberto Ortega.

La derrota militar no le cambió la hoja de ruta al Frente. Y guerrilleros todoterreno, columbrando por encima de las circunstancias, insistieron, obstinados, en la victoria : “Daniel Ortega envía el 13 de noviembre de 1967 al Danto, Germán Pomares, a Costa Rica, junto con Romeo López, a comprar un lote de armas. Cinco días después, el 18 Daniel es capturado y brutalmente torturado, iniciando su última y más larga prisión que se prolonga por más de 7 años”. (10)

El hoy Presidente entraba a la cárcel justo una semana después de haber cumplido 22 años. Demasiada historia en tan poquísimos calendarios. Por eso, cada noche Sin Fronteras William Grigsby nos recuerda con Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos...Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son imprescindibles”.

Referencias

1. Carlos, el Eslabón Vital. Instituto de Estudio del Sandinismo, 1985.
2. La Epopeya de la Insurrección. Humberto Ortega. 2010.
3. La Paciente Impaciencia. Tomás Borge. 1990
4. Idem.
5. Idem.
6. Idem.
7. Idem.
8. Idem.
9. Apuntes de historia de Nicaragua. Tomo II. 1980.
10. La Epopeya…

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