Tras recibir la orden Augusto C. Sandino, en el homenaje al General de Hombres y Mujeres Libres, el Padre Uriel Molina Oliú, expresó que el ideal de Sandino se mantiene en la persona del Comandante Daniel Ortega y la Vicepresidenta Rosario Murillo.
“Todas las ventajas que nosotros a diario vemos en este país, llámense carreteras, escuelas y todas las iniciativas de todo tipo, todo eso lo debemos a que se mantiene el ideal de Sandino en la persona del Comandante Ortega y de su señora esposa Rosario Murillo”.
Oliú dijo que presenció el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979, “desde entonces, he ido acompañando estos triunfos y he ido viendo la gran diferencia, entre lo que tenemos actualmente y lo que yo había conocido en mi pueblo natal Matagalpa y en mis años pequeños y mis años de juventud”.
Señaló que “cuando el Frente Sandinista emergió en la historia, para nosotros fue como que se abriera una luz, ¡Que es aquella luz! dice la canción, y esa luz todavía continúa brillando sobre nuestro cielo y nada empaña su fulgor".
El Presidente de la República, Comandante Daniel Ortega entregó la orden Augusto C. Sandino en su máximo grado al Padre Uriel Molina Oliú, considerando que el padre, franciscano de vocación, de estudio, de corazón y de práctica de vida, se ha distinguido por dedicar su vida a la misión cristiana y liberadora de amor al prójimo.
“Nunca pensé que a mis 85 pudiera tener una condecoración de tan alto valor, como es la del General Sandino”, expresó.
¡Mi causa, es la causa del Frente Sandinista!
El padre Molina dijo que a pesar de no pertenecer a la militancia del Frente Sandinista, su causa, es la causa de Frente Sandinista.
En sus palabras, habló sobre su estrecha amistad con el padre Miguel D´Escoto, al igual que se refirió a la entrega y lucha de Carlos Fonseca Amador por la liberación de Nicaragua.
“Carlos fue mi alumno en las clases de catequismo. Y que recuerdo más grande el de Carlos Fonseca, que viniendo de una madre tan humilde, llegó a fraguar en sus ideales, la liberación de este país y que solo fue posible, gracias a la lucha tenaz del Frente Sandinista y la multitud de mártires que cayeron, entre ellos algunos de mi parroquia”, sostuvo.
En esos años de lucha, Oliú recordó como la guardia de Somoza entraba a los barrios y masacraba a la juventud.
“Yo me unía a ese dolor y al mismo tiempo me unía a la causa de los militantes Sandinistas que esperaban la victoria”.
En sus tantas anécdotas vividas, el Padre Molina relató cómo un día antes del Triunfo Revolución, afuera de la iglesia un militar lo apuntó con su arma en el pecho “y temiendo lo peor, el milagro fue cuando el joven militar giró a la luz ante el Santísimo Sacramento, se quitó su gorra, se cuadró como militar y dijo: Dios mío, porque teníamos que venir a luchar contra un pueblo hermano”.
Relató que en su casa de la parroquia, tuvo de huéspedes por 2 años a 11 jóvenes universitarios, que buscaban la manera de integrarse a las filas sandinistas, “entre ellos el General Álvaro Baltodano, a quién yo quiero mucho y aprecio”.
A días del Triunfo de la Revolución, Oliú aseguró que en las balas de la defensa de la Revolución Sandinista sentía el dulce concierto de victoria.
En sus palabras, aseguró que en estos años, experimentó 3 pérdidas, como fue la muerte de su madre, la expulsión de la orden Franciscana y una tercera fue cuando el Sandinismo entregó el poder.
El pueblo a confiado en el Frente Sandinista
El Padre Uriela resaltó como el gobierno sandinista entregó el poder, pero militó desde abajo con el respaldo de todo un pueblo.
“El comandante Ortega cedió el poder cuando el ministro electoral le comunicaba el resultado triste, pero hay algo que dijo el Comandante Ortega: ¡Vamos a comenzar desde abajo! Y desde abajo estuvo militando con tanta gente entregada a esta victoria”.
“Allí vimos pasar el gobierno de derecha y vimos la enorme diferencia que hay entre unos y otros, hasta que fue posible de vuelta que el Comandante Ortega se subiera a la silla del poder, por la voluntad del pueblo nicaragüense, que le ha dado hasta hoy su confianza incondicional”, recordó.
Señaló que al experimentar la condena del presbiterio, “porque según ellos yo era un infiltrado de la seguridad sandinista en las filas del clero, solía visitar al padre Miguel D´Escoto, mi amigo, quien me contaba que no quería morirse sin ser reintegrado a las filas de la iglesia”.
Recordó cuando el Papa acogió a D´Escoto de vuelta y fue reintegrado a su orden y pudo celebrar la misa.
“Yo prefiero seguir como excluido y saben por qué, porque pienso que Dios nuestro señor es tan grande, que está por encima de todas las órdenes religiosas, lo que importa es lo que yo haya hecho de mi vida y en beneficio de quien haya trabajado”.
Dijo que seguirá militando de corazón en la causa y en el Frente Sandinista y seguirá orando por el comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo.
Oro por Venezuela y países perseguidos por el imperio
Oliú dijo que seguirá orando por los países y en especial por el hermano pueblo de Venezuela, que son perseguidos por el imperio.
Manifestó que a pesar de que Venezuela padece la persecución del imperio y la exclusión de aquellos países que le niegan que él pueda ir a la Cumbre de las Américas, la oración mueve montañas.
“Yo veo allí la mano de Dios y oro también para que la causa de los pueblos indígenas de todo el planeta: de Colombia, de Chile, Perú, Venezuela y de Argentina, sean reivindicados algún día por alguien; así como nosotros fuimos reivindicados históricamente por la acción del Frente Sandinista a la cabeza de Comandante Ortega, que ha sabido sortear el toro sin caerse… eso me convence más que cualquier cosa”, aseguró.
Visiblemente conmovido por tan grande distinción, el padre Uriel Molina, finalizó diciendo que recibe la condecoración con un tremendo honor, “como una especie de embalsamamiento a lo que pronto serán mis despojos, pero con la conciencia plena y alegre de haber saboreado también yo, lo que significa ser Sandinista”.