Las negociaciones entre altos funcionarios Corea del Norte y Corea del Sur continúan este lunes en su tercera día de desarrollo, en búsqueda de reducir las tensiones entre los dos países.
La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, afirmó que su país mantendrá las emisiones de propaganda en la frontera mientras la administración de Pyongyang no ofrezca disculpas por agresiones que ha negado en varias oportunidades.
Funcionarios aseguran que las reuniones se mantienen en un ambiente "tenso", aunque se niegan a detallar el contenido de las reuniones, que iniciaron el sábado en la tarde y se han extendido durante las últimas 48 horas.
Corea del Norte rechaza la autoría de los ataques contra Seúl y exige que se ponga fin a las emisiones de propagando contra el Gobierno del líder Kim Jong-Un.
Durante varios años, filas de altavoces colocados a lo largo de la frontera con Corea del Norte difundieron a todo volumen mensajes de propaganda sobre las virtudes de vivir en el Sur.
Mientras tanto las partes se mantienen reunidas en la aldea fronteriza de Panmunjom, donde no se han registrado acciones militares preventivas por parte de Seúl y Pyongyang.
La península experimentó un incremento de tensión el pasado jueves, cuando Seúl y Pyongyang intercambiaron lanzamientos de artillerías, para luego acusarse una con otra de iniciar los disparos como provocación.
A su vez el Gobierno norcoreano advirtió al vecino país que de continuar la guerra psicológica contra su pueblo podría iniciar acciones militares.
"Si Corea del Sur no responde a nuestro ultimátum, nuestra contracción militar será inevitable, y será una contracción muy grave", señaló el enviado adjunto de Corea del Norte ante la ONU, An Myong-hun.
Por su parte el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, ha pedido a las partes aprovechar "la reanudación de las conversaciones para trazar el camino hacia la distensión e impulsar la paz y la estabilidad en la península de Corea".
Según la agencia surcoreana de noticias Yonahp cerca de 10 lanchas de desembarco norcoreanas han dejado su base de operaciones y se desplazan a una base naval situada a unos 60 kilómetros al norte de la línea fronteriza.