Nicaragua tiene la capacidad de producir 1 millón y medio de vitroplantas de diferentes tipos de cultivos a través del Centro Nacional de Cultivos de Tejidos Vegetales del Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Desde el Centro Nacional de Investigaciones Agropecuarias (CNIA), el responsable del Centro Nacional de Cultivos de Tejidos Vegetales del INTA, Pedro Pablo Benavides, compartió los cultivos que se desarrollan con esta innovadora experiencia, que asegura la producción de plantas libres de plagas y enfermedades, con un potencial genético alto y de incremento a la productividad.
“Se ha venido desarrollando experiencias en el cultivo de plátanos, con los cultivares de cuerno enano y cuerno gigante, también hawaiano y el cemsa ¾, pero también se trabajan bananos y otros tipos de cultivo como papaya, quequisque, malanga y tenemos potencial para crecer también en otras iniciativas que son necesarias en el país”, dijo.
El objetivo de este centro es asegurar a las familias productoras, plantas sanas, que son libres de plagas y enfermedades, garantizando que el productor tenga una mayor producción y mejor rendimiento en sus parcelas.
Benavides se refirió a la diferencia de producir plátano a base de semilla vegetativa o hijos en campo, que es lo que culturalmente se hace en la finca a producir plátanos con base en estas vitroplatanos.
“La diferencia es que estas vitroplantas se desarrollan de manera homogénea y su producción por racima, alcanza arriba de los 45 dedos por cada racimo, lo que permite que las familias tengan un incremento de ingreso en sus hogares”, aseguró.
Compartió que la densidad de cantidad de plantas por una manzana son 2 mil plantas, cada una de esas plantas produce 45 dedos por racima y puede estar cosechando hasta tres a cuatro veces.
Laboratorio asegura el proceso de plantas sanas
Hay que destacar que la etapa de experimento investigación se desarrolló entre 2016 a 2020, sin embargo, además de la parte de producción, cuentan protocolo establecido.
“Nosotros tenemos protocolos, desde que hacemos nuestra colecta del material, es decir, nosotros tenemos plantas madres, plantas superiores que son plantas seleccionadas y a partir de esas plantas madres, nosotros extraemos una parte de la yema de la planta madre original. Previamente, la trasladamos acá. Hacemos cumplir un protocolo desde la parcela hasta llevarla a un cantero, donde se hace el proceso de brotación y esas yemas reducimos, para lograr el proceso de multiplicación”, mencionó el responsable del centro.
Recordó que los procesos de multiplicación, se logran a través de más o menos 1 año “es decir, que vamos por etapa, desde que inicia el proceso, un año después ya tenemos plantas en vivero en tamaño de 30 centímetros”.
El trabajo que se realiza propiamente en laboratorio, es el proceso de separación, de división y multiplicación del material vegetativo, es decir, que extrae una parte pequeña de una yema y se cultiva.
“Esto es un crecimiento en laboratorio, lo que el productor hace en campo de sembrar una semilla en el suelo, en este centro, se hace en un medio de cultivo artificial, donde le ponemos las vitaminas y minerales, todo lo que se requiere para que se desarrolle esa plantita”, detalló.
Una vez que esa planta se desarrolla, se traslada aclimatar fuera, para que se vaya acondicionando al ambiente.
“Una vez que la planta puede desarrollarse al ambiente, la aclimatación en los frascos, luego se extraen de los frascos, se lavan, que es lo que nosotros le llamamos plantitas a raíz desnuda, que esas plantas ya tienen desarrollada ciertas raíces, una vez que se lavan, se trasladan y se ponen en bandejas y posterior que las plantas lograron aclimatarse en unas 4 a 6 semanas, las pasamos a viveros”.
Como parte del proceso que se desarrolla, para poder llevar plantas finales a los productores, mencionó que aun en los viveros, las plantas están en condiciones de invernaderos, es decir que no están expuestas directamente al ambiente.
Un dato importante es que una sola yema que se extrae del campo de las parcelas madres, se puede convertir hasta en 200 a 500 plantas.
“Nosotros hemos llegado a multiplicar 700 mil plantas. Durante este año hemos logrado llevar a campo más de 80 mil plantas, lo que significa que este material, se mira como una fuente de semilla”, agregó.
Manejo sostenible de la plantación
Pedro Pablo Benavides recordó que en el país andan por más de 100 mil hectáreas de musáceas, pero están combinadas con otros cultivos y se cultivan de manera diversificada; pero hay otra cantidad de área más compacta, es decir, que estamos hablando de 28 mil hectáreas.
“Este tipo de alternativa ya orientada como una estrategia para enfrentar el cambio climático, dado que este tipo de plantas, permiten desarrollar más rápido y ya vienen con cierto potencial, para también poder desarrollarse en menos tiempo, es decir alcanzar altura de planta y tamaño de su racima, lo que permite una producción en menos tiempo”, sostuvo.
También valoró de importante que el productor tenga un manejo sostenible de la plantación.
“Le explicamos a las familias productoras cuando usa esta tecnología, de qué la prevención de las plagas y enfermedades es lo más relevante, pero también el manejo del suelo y lo que tiene que ver con la fertilidad y fertilización, es decir, que lo manejen de manera integral”, expresó.
Resaltó que esto es prioridad-país de nuestro Buen Gobierno de cara al tema que tiene que ver con seguridad y soberanía alimentaria, pero también el avance en tecnología puesta a disposición de las familias productoras, para que ellas puedan enfrentar fácilmente el cambio climático y enfrentar amenazas de plagas y enfermedades.
Mencionó que todo el proceso que se hace, es un proceso que permite que genere una planta vigorosa, una planta que pueden apreciar en campo y laboratorio.
“En el tema de mercado, si en algún momento toca exportar grandes cantidades de plátano, con este material tienen mucha más confianza el consumidor final de poder tener a disposición plátanos de tamaño y peso, trabajando de manera de que la planta que sale al final, salga sana y limpia”.
El productor trabaja de la mano del gobierno
Con el Proyecto Platanito nica S.A, la finca La Soberana, desde hace 1 año y medio, Eileen Martínez se dedica al cultivo de plátano invitro de las variedades cemsa ¾ y cuerno enano, cultivo que ha sobrevivido y ha demostrado mucha resistencia al clima y a las plagas, a pesar de estar ubicado en el corazón de corredor seco.
“Este centro significa muchísimo. Nosotros estamos muy agradecidos, desde el momento en que decidimos que queríamos una finca diversificada, empezamos a tener relaciones con INTA y encontramos estas variedades que nos podía funcionar. Al proporcionarnos las matas, no solo fue una cuestión de transacción productor-institución, sino el acompañamiento que ha sido completo, desde que nos suministran las matas, seguimiento técnico y acompañamiento y también nos visitan y dan recomendaciones”, valoró.
Recordó que no solo reciben plantas, sino también reciben asesorías, “nos aconsejan, nos dan recomendación de mejoras y por eso tomamos la decisión de expandirnos, son 3 parcelas en total, lo que nos ha permitido generar entre 15 a 20 oportunidades de empleo entre directo e indirecto”.
Martínez sostuvo que este acompañamiento ha impulsado al productor en apostarle a la producción nacional y abrirse a mercados internacionales.
“Desde que yo era pequeña, no habíamos visto un acompañamiento productor-gobierno, el productor iba solo y ahora tenemos programas sólidos, estructurados, equipos tecnificados y siento que la relación es efectiva y eficiente con las instituciones y eso se demuestra, donde el productor se siente más cómodo a apostar producir, apostarle a la producción nacional”.
Con los mercados que se han abierto y el Tratado de Libre Comercio estamos dispuestos en apostar a producir para el mercado nacional e internacional, “el productor no está solo y estamos de la mano, para echar adelante al país”.
La cosecha de la primera parcela se espera en enero, con 50 a 60 dedos por mata en la producción de 12 mil plantas distribuidos en 7 manzanas.
Martínez, originaria de Puerto Cabezas, comentó que la inversión es nacional y extranjera, ya que su esposo es de Ungria y su amigo de Eslovaquia, quienes le han apostado a Nicaragua.
Para que las familias productoras tengan confianza en esta planta, se desarrollan promociones y capacitación a través de transferencia de tecnología.
“Nosotros llevamos a los productores a las parcelas, donde visualizan las bondades de las plantas y hacemos intercambio de experiencia entre productores en las fincas, donde se han establecido este tipo de plantas, hacemos intercambio de saberes, el mismo productor explica las bondades”, resaltó.
A nivel nacional, este es el único centro de producción masiva, que se destaca a nivel de Latinoamérica por sus condiciones y tecnología, a fin de suplir la demanda de país en producción de semillas.