Recordando al compañero Casimiro Sotelo, el amigo, camarada, paisano, hermano, cuyo valor, está en el aire, el polvo de pueblo que respiramos y el fuego de sus ojos alumbra el futuro de victorias y en victorias que vivimos en Nicaragua y nuestra juventud viste los colores de la patria, compartimos este poema del Comandante Ricardo Morales Avilés: Tres veces Casimiro. 

Tres veces Casimiro

Ricardo Morales Avilés

I

Casimiro Sotelo,
amigo, camarada,
alma rojinegra,
caminar de estrella.
Nos prometimos plantar un mundo nuevo
a partir de nuestros sueños
y tú marchaste primero al duelo necesario.
De hermano a hermano, recuerdo,
nos dimos la mano convencidos.
Hago como si no duele
para sonreírme.
Tu mano sigue cálida y fuerte
y sigo sintiéndote cerca y alegre
como bomba mecatera en la mañana.
Es duro pero cierto.
Cómo decirlo.
Casimiro, amigo, camarada,
paisano, hermano,
te hiciste polvo
y andas en el aire.
Pero digo, Casimiro,
no es del todo cierto
porque te hiciste polvo
para que el pueblo te respire
los ricos no admiten polvo en sus narices.
Aire te vestiste
para andarte clandestino por la calle
con tu pasión y tus sandalias de siempre,
camina que camina agitando gente.
Y digo que vuelas
y te agitas
y gritas
y rondas la tristeza de los niños
y rondas el corazón de tu novia urbana-campesina
y rondas el hambre y la ira de los hombres
como ávido peregrino de dolores
y quejas.
Yo no te pienso
solo en el espacio
ni preguntando rumbos de galaxias
ni acumulando pájaros en tu cabeza
ni siquiera plantando besos a las estrellas.
Casimiro Sotelo,
amigo, camarada,
mezcla de barro nuevo,
recuerdo bien el fuego de tus ojos.

II

Ahora me detengo un poco
y vengo al sueño que forjamos.
Mientras ignore el hombre
las leyes que rigen su existencia
vivirá esclavo.
Y al mediodía rompimos la ceguera
y blandimos la conciencia formadora de la voluntad.
Y no fue eso todo,
asimos duramente el machete y el fusil.
Un movimiento rápido violenta el aire,
bullen sonidos de gozo
donde eran las iras de los tiempos
y la liberación nace
donde fueron espinas y cadenas.
No es más la miseria de este mundo
y la escisión de clases abolida.
Y el hombre se conoció
a sí mismo plenamente.
Y permanece hombre hombre,
libre,
igual,
sin clase,
sin clan ni tribu ni nación,
sin terror,
sin límites,
sólo hombre.
Me acuerdo bien de nuestro sueño
que ahora se ha iniciado.
Es el pan y el amor
es la tierra y es el caramelo,
agua de lluvia nueva.
Por esto nos dimos la mano
muchas veces.
Y sonreímos
sabedores de nuestro secreto.
Por esto te fuiste a la guerra
y te moriste en la calle y el calor.
Desde antes agonizabas con la agonía de una flor.
Sabías desde siempre que ibas a caer,
sin misterios, sin vueltas, lo sabías.
Te moriste para que aún quedaran flores,
risas de niños y de muchachas
y el hombre fuera feliz.
Te mataron a golpes de rabia y pavor
en una tarde de este siglo loco
terriblemente gris.
Entonces salieron las historias neutras,
las indiferentes y frías,
y hablaron los necios
y decían de tu biografía muerta.
Entonces resonó la historia nueva
y gritamos en el día y en la noche
y hubo fortaleza y bandera
desparramados por la tierra
e inventamos más palabras y anécdotas.

III

El mundo se divide en dos
y somos perseguidos y amados.
Pero no te preocupes,
camarada,
hay más cristos de tu talla.

Porque habrá todavía crepúsculos doblados
y habrá diques y trabas y altos en la historia.
antes de que corra cristalina y pura
y una muchacha fresca, limpia, nueva
vista los vestidos de la patria.

Cárcel de La Aviación, 1970

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