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La noche del 17 de Julio de 1979, el tirano Anastasio Somoza Debayle huyó de Nicaragua dejando tras de sí una estela de muerte. Con su huida y la rendición de la Guardia Nacional, Nicaragua dejó de ser esclava de un régimen opresivo y comenzó a ser libre. Para las familias nicaragüenses, ese 17 de julio retoñó la alegría y la esperanza de un mañana cada vez mejor.
En la última etapa de la lucha insurreccional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) contra la dictadura, la Guardia Nacional descargó su odio contra los barrios orientales de Managua, sin embargo, a pesar de la represión, la población soportó con bravura la persecución.