El 15 de octubre de 1891 fue declarada Departamento con cuatro municipios Jinotega, San Rafael del Norte, La Concordia y San Sebastián de Yalí.

El poblado de Jinotega, fue elevado a la categoría de Valle el 5 de Abril de 1851 y el 11 de Febrero de 1883 se le otorgó el título de ciudad.

Cinco años duraron las gestiones del Municipio de la ciudad de Jinotega y de sus más destacados vecinos para obtener de las autoridades supremas de la República, la creación del Departamento de Jinotega (1887-1891).

El 15 de octubre de 1891, fue sancionada la respectiva Ley Creadora del Departamento durante el mandato presidencial del Dr. Roberto Sacasa, siendo Ministro de Gobernación el Dr. Agustín Duarte.

El municipio de Jinotega (de mayor extensión territorial) abarcaba el valle de Santa María de Pantasma; Jinoteguita parte de Wiwilí; las comarcas de El Cuá y San José de Bocay.

Por ley de la Asamblea Nacional, en el año 1989; se crean los municipios de Santa María de Pantasma, Wiwilí y Cuá Bocay. A partir de entonces (1989), el departamento cuenta con 7 municipios quedando definida el área territorial del actual municipio de Jinotega.

Entre valles y elevados cerros se encuentra el hermoso departamento de Jinotega, el más grande de Nicaragua en extensión territorial después de las dos regiones autónomas del Caribe.

Localizado a tan solo 140 km de la capital, el territorio acoge una variada flora y fauna y numerosas reservas naturales y extensos ríos.

La Ciudad de las Brumas, reconocida así por las tupidas neblinas de sus amaneceres, tiene entre sus bellezas naturales parte de la reserva de Bosawás, que integra el corazón del corredor biológico mesoamericano y es a su vez la segunda más grande de las selvas tropicales del continente americano, después de la selva Amazonas.

El río Bocay, el Coco —el más grande de Centroamérica con casi 800 kilómetros— y el lago de Apanás, son lugares que no podés dejar de visitar.

Su clima húmedo y frío beneficia a la gran cantidad de fincas de café que han diversificado su oferta hacia el sector agroturístico. Por ejemplo, en estas propiedades, los turistas tienen la oportunidad de cortar café, degustarlo y disfrutar de un desayuno: frijolitos cocidos, con cuajadas y tortilla recién salida del comal.

En estas grandes extensiones de tierra también se pueden avistar aves de diversas variedades tamaños y colores, entre las que sobresalen el quetzal, y mamíferos como guardatinaja o cusuco.

Los visitantes más aventureros pueden realizan cabalgatas, senderismo, canopy, un recorrido en lanchas o kayak sobre el lago de Apanás, así como disfrutar un pescado frito en los comedores populares cerca de este cuerpo de agua.

Para vivir una experiencia inolvidable se recomienda visitar la reserva Datanlí-El Diablo, El Jaguar, y Kilimanjaro, esta última es el hábitat natural de más de 60 especies de aves, entre ellas tucanes verdes, loras, garzas, gavilanes, gorriones, oropéndolas, chocoyos, urracas, tijeretas, jilgueros, pocoyos, zanates, golondrinas y cenzontles.

El departamento además de producir una gran parte del café que exporta Nicaragua, también comercializa hortalizas, flores y frutas propias de climas templados.

Jinotega también tiene mucha historia porque aquí fue el principal centro de operaciones del General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto C. Sandino, y su pequeño “Ejército Loco”.

La Iglesia San Rafael Arcángel, con estilo barroco y colonial, es testigo de la historia de amor de Sandino y Blanca Aráuz pues fue allí donde se dieron el  “sí, quiero”.

Los que visitan el territorio con frecuencia recorren el santuario El Tepeyac, donde descansan los restos del Siervo de Dios, el Padre Odorico D’Andrea, a quien se le atribuye una serie de milagros.

En Jinotega, bendecida con paisajes naturales extraordinarios, todos los municipios se conectan por carreteras en buen estado a los que se llega en vehículos sencillos o de doble tracción, así como transporte colectivo a precios bajos.

Con sus alargados valles y serranías este departamento cuenta con paisajes naturales extraordinarios que se vislumbran desde lo alto de sus laderas.