De aquel dramático 4 de octubre de 1912, ya han pasado 107 años. Hoy conmemoramos un aniversario más del Tránsito a la Inmortalidad del Doctor y General Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez. Por ello, el Movimiento Liberal Constitucionalista Independiente (MLCI) rinde honores a este Héroe Nacional, que ofrendó su sangre, su vida por una patria en libertad. Con su gesta heroica dio un ejemplo de nacionalismo y antiimperialismo.
«Desde que empuñé el fusil antes y al rechazar las humillantes ofertas de oro y de honores que se me hicieron, firmé mi sentencia de muerte, pero si tal sucede, moriré tranquilo porque cada gota de mi sangre derramada en defensa de mi patria y de su libertad, dará vida a cien nicaragüenses que, como yo, protestarán a balazos el atropello y la traición de que es víctima nuestra hermosa pero infortunada Nicaragua».
Ese es el pensamiento de Zeledón y tal cual lo dijo, esa ofrenda de su vida, la mayor muestra de amor a su patria, a sus hermanos, ha inspirado a los nicaragüenses para continuar en la lucha por ver nuestra patria libre de toda injerencia extranjera. Zeledón no se equivocó, cuando viendo en El Coyotepe izada la bandera de los Estados Unidos al ser tomado por tropas extranjeras, dijo: “Ellos no tienen la culpa. La culpa la tienen los que los trajeron”.
“Nosotros hemos rescatado el honor nacional. No todos somos traidores.” Como dice Zeledón, la verdadera culpa de los injerencismos e intervenciones está en los malos hijos de Nicaragua, en los vende-patrias, que con el apoyo extranjero quieren obtener el poder para velar por sus intereses mezquinos, sin importarles la patria, ni la libertad y soberanía de nuestra nación.
Zeledón con un ejército disminuido se rehusó a rendirse, lo que le valió su condena a la muerte, y a pesar que conocía su destino, inspiró a sus soldados que no lo abandonaron. Escribió: «El destino parece haber pactado con Chamorro y demás traidores para arrastrarme a un seguro y cruel fin con los valientes que me quedan. Carecemos de todo: víveres, armas y municiones, rodeados de bocas de fuego como estamos y miles de hombres listos al asalto, sería locura esperar otra cosa que la muerte, porque yo y los patriotas que me siguen, de corazón, no entendemos de pactos y menos aún, de rendiciones, puesto que defendemos la dignidad y la soberanía de Nicaragua: somos la República y su libertad que hasta el último momento de nuestras vidas mantendremos».
Hoy, a 107 años, el legado de Zeledón está vivo: su heroísmo, su valentía, su nacionalismo nos pertenecen para enfrentar los retos del presente. Más que nunca su ejemplo y el de sus soldados nos fortalece y nos nutre para enfrentar a los nuevos traidores que continúan siendo herederos de los Chamorros y los Díaz, en su voluntad de sometimiento de Nicaragua a las fuerzas extranjeras, entregando la soberanía nacional a los dictados y voluntades de la bota interventora. Hoy como ayer, esos vende-patrias van al exterior a solicitar que los ayuden a conseguir el poder político que el pueblo de Nicaragua les niega por su falta de liderazgo y porque desprecian a las grandes mayorías del país.
Debemos continuar el legado de Zeledón, seguir su ejemplo patriótico y no permitir que nuestra patria sea vejada una vez más por filibusteros modernos que quieren quitarnos lo que hemos logrado con el sacrificio de patriotas como Zeledón, quien antes de que lo mataran dijo: «Desde que lancé el grito de rebelión contra los invasores y contra quienes los trajeron, no pensé más en mi familia, sólo pensé en mi causa y mi bandera, porque es deber de todos luchar hasta la muerte por la libertad y la soberanía del país»
Presidencia Nacional
MLCI
Managua, 04 de octubre de 2019