Hace 40 años en el barrio de Monimbó se escuchaba el sonido de morteros, disparos y bombas, como parte de la lucha de sus habitantes contra la guardia del régimen de Anastasio Somoza, que mantenía al pueblo oprimido y sometido sin ninguna libertad.

Hoy la situación es distinta. El pueblo monimboseño circula libremente sobre su laberinto de calles adoquinadas, con la plena confianza y tranquilidad que solo el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional les brinda en estos nuevos tiempos de la Revolución.

Este pueblo indígena y de artesanos, hoy comparte su felicidad y alegría de vivir libre, festejando y conmemorando como lo saben hacer, con un derroche de cultura y expresividad musical.

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Y en honor a esa paz que actualmente vive Monimbó, en la Plaza Magdalena se realizó el festival de bandas filarmónicas denominado “La alegría de vivir en paz”, en el cual participaron filarmónicos de los municipios de Niquinohomo, Nindirí, Diriá y Masaya.

Cada una de las bandas interpretó sones populares, folclóricos y testimoniales conmemorando los 40 años de esta gesta heroica que aportó a la liberación de Nicaragua.

Pedro Gutiérrez, de la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Masaya, expresó que la música popular de las bandas filarmónicas está totalmente vinculada con la cultura.

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Este festival es el reflejo de un pueblo alegre, festivo y cultural que recuerda esta parte triste de su historia, pero que celebra de esta manera porque con su lucha se alcanzó un triunfo y eso se celebra con una gran fiesta.

César Guerrero Potosme, miembro de la Banda Carlos Ramírez Velásquez de Masaya, dijo que era un gran honor estar en el encuentro con las demás bandas conmemorando el 40 aniversario de los héroes y mártires caídos en Monimbó, en un ambiente de paz y tranquilidad gracias al gobierno del Presidente Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo.

“Se siente alegre porque ellos vivieron una lucha para que nosotros vivamos mejor, y gocemos por lo que lucharon”, expresó el poblador José Carlos Gaitán.

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Doña Teresa Téllez tenía 17 años en 1978, ella dice que esa historia es algo que no se pude olvidar porque todos lo vivieron. Recuerda que el 26 de febrero como un día aterrador por el derramamiento de sangre.

Todos vivíamos esa zozobra, sin embargo, toditos teníamos que participar porque era una lucha nuestra y no estábamos dispuestos a renunciar”.

 “Hoy gracias a Dios hay paz, hay tranquilidad y se vive bien”, aseguró.

La Plaza Magdalena se estremeció no por bombas ni disparos, sino por el sonido de los instrumentos de viento y percusión de las bandas filarmónicas que cerraron el evento, interpretando en conjunto el emblemático tema musical Vivirás Monimbó.

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