Hace 38 años, un 7 de noviembre de 1976 los miembros del FSLN trabajaban fuertemente en la unidad, premisa fundamental para derrocar la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, el tirano utilizaba todo el sistema de poder para evitar el avance de la lucha guerrillera, a cuyos dirigentes perseguía, acosaba y si los localizaba asesinaba con odio.

Los muchachos y muchachas trabajan arduamente para superar los conflictos y fortalecer la unidad interna del FSLN. En esa tenaz tarea trabajaba Eduardo Contreras, Rogelio Picado y Silvio Reñazco, que ese 7 de noviembre en horas de la noche, regresaban de una reunión clandestina en el entonces llamado Open 3, hoy Ciudad Sandino. Los tres regresaban jubilosos porque la reunión había sido un éxito, se trabaja en diferentes planes para minar la fortaleza de la Guardia Nacional, el brazo militar de la dictadura.

Minutos después de concluida la reunión, Contreras, Reñazco y Picado iban rumbo a Managua a seguir otras reuniones con otros compañeros sandinistas, nunca llegaron, un fuerte grupo de guardias los esperaban en la entrada del Reparto Satélite de Asososca. Eduardo Contreras y sus acompañantes se enfrentaron a la escuadra somocista que tenía ventaja numérica, los tres jóvenes sandinistas caen luchando heroicamente.

Ese mismo día con algunas pocas horas de diferencia el joven de 25 años Carlos Roberto Huembes, un estudiante de la carrera de medicina de la UNAN-León, que gustaba de la corriente hippie, de la música de los Beatles, pero sobre todo de gran carisma revolucionario, solidario, es también asesinado por guardias somocistas que preparaban un asalto a una casa de seguridad en residencial El Dorado. Huembes se dirigía hacia la casa de seguridad, desconociendo el operativo de la Guardia Somocista, por lo que prácticamente fue emboscado y asesinado de manera cobarde.

Ese mismo día fue emboscado el Comandante Carlos Fonseca Amador, junto a otros compañeros que estaban en las montañas de Zinica. Ese mes de noviembre fue funesto para el FSLN, parte de sus principales dirigentes cayeron asesinados por medio de emboscadas.

El trabajo de estos compañeros se centraba en ese momento, en fortalecer la unidad, apenas dos años atrás, el FSLN de manera estratégica terminó el periodo de acumulación de fuerzas en silencio, mismo que inició en 1970 y concluyó prácticamente el 27 de diciembre de 1974, cuando se produce el asalto a la casa de Chema Castillo, acción que fue liderada por un grupo guerrillero dirigido por Eduardo Contreras y Germán Pomares, también fue parte el actual vicepresidente de la república Moisés Omar Hallesleven y otros. Esa acción liberó de las cárceles a 18 compañeros sandinistas, entre los que se encontraba el actual Presidente Daniel Ortega Saavedra, Lenin Cerna, Jacinto Suárez, entre otros.

La muerte de Eduardo Contreras, Silvio Reñazco, Rogelio Picado en Satélite de Asososca y posteriormente la de Carlos Roberto Huembes, fue un duro golpe a la militancia sandinista, se trataba de jóvenes entregados, dedicados a la lucha revolucionaria, luchaban por una Nicaragua libre, con educación, con salud.

El FSLN desde su fundación por Carlos Fonseca, Santos López, Tomás Borge y Silvio Mayorga, luchó por los ideales y el camino que enseñó el General Augusto C. Sandino, una Nicaragua Libre, con educación, con salud, no es casualidad que en sus filas ha contado con maestros, médicos, tal es el caso de Eduardo Contreras un educador y Carlos Roberto Huembes, un joven que siempre fue un excelente alumno, médico, todos comprometidos con las causas sociales.

Cada uno tenía orígenes diferentes, Eduardo Contreras logró una beca y a los 18 años estudió en Alemania ingeniería industrial, se entregó por completo a la lucha revolucionaria, pudiendo haber llevado una vida cómoda en Europa, regresó a Nicaragua para contribuir al derrocamiento de la dictadura. Contreras nace un 4 de septiembre de 1945 en Ticuantepe, siendo el cuarto hijo de la familia de Efraín Contreras y Odylie Escobar. Su juventud la vive en el barrio Altagracia.

Carlos Roberto Huembes fue un incansable luchador por la unidad de las tres tendencias sandinistas, para fortalecer al FSLN y así derrocar a Somoza. Nace el 27 de Agosto de 1951 en Managua. Sus padres fueron Roberto Huembes y María Auxiliadora Ramírez. Silvio Reñazco un joven pudiente de Masaya, sus padres dueños de una prospera panadería, pero siempre solidario y muy humilde, mientras Rogelio Picado, de Matagalpa, joven campesino que siempre daba mensajes de fortaleza a su familia.

El general Hallesleven, conoció a Contreras varias semanas atrás de la toma de la casa de Chema Castillo, cuando enfermó de hepatitis, sin embargo logró recuperarse y asumir con liderazgo la acción guerrillera.

"Establecimos con él y el grupo una relación muy franca, muy fraterna, un hombre muy recto, con una gran inteligencia y habiendo tenido en su vida reciente, una gran capacidad de lectura de lo que era la teoría revolucionaria, se integró al comando, él fue el que dirigió al comando Juan José Quezada, con él estuvimos en esa operación y con él también fuimos a Cuba (...) allá se encontró con José Benito Escobar, el comandante Daniel estaba preso, y en Cuba estaba Carlos (Fonseca) y Humberto Ortega, permaneció en Cuba en 1975 y posteriormente se integró al país", cuenta Hallesleven.

Calificó de dolorosa los hechos en que murieron estos compañeros y posteriormente el 8 de noviembre, cuando fallece el Comandante Carlos Fonseca, luego que una noche antes fue emboscado. "Contreras era un revolucionario con una historia muy particular, desde muy joven tuvo la vocación, porque casi era una vocación integrarse a las filas revolucionaria e inicialmente se había integrado a un movimiento armado que venia desde de Honduras y fue capturado, pero posteriormente fue dejado en libertad, pero siguió con ese espíritu de lucha, de ideas revolucionarias".

Desaire al tirano

De Carlos Roberto Huembes se puede hablar mucho, aprendió a leer a los cuatro años, que estudió y fue el mejor alumno del Instituto Pedagógico de Managua en 1969 y que en su graduación recibió tres premios. Ese día el dictador Anastasio Somoza Debayle asistió y en las tres ocasiones que entregó el premio a Huembes, éste en una actitud de valentía, de decoro y dignidad, dejó con la mano extendida al tirano.

En 1970 se matricula en la Universidad Nacional de León, en la carrera de Medicina. Como estudiante empieza a participar en las movilizaciones populares que promueve el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), integrándose a las brigadas de activistas universitarios, coordinados por el Centro Universitario de la Universidad Nacional (CUUN), destacándose en los mítines de los barrios de León y en las caminatas a Managua de 1971, para lograr la libertad de prisioneros sandinistas, entre ellos Ricardo Morales Avilés.

En 1974 pasa a la clandestinidad por orientaciones de la Dirección Nacional del FSLN, porque su continuidad en la vida legal era un riesgo para la organización y para su vida. Sale hacia México, de ahí a Cuba en una misión del FSLN, regresa a Nicaragua, ese mismo año y asume la responsabilidad del Comité Regional de Managua. En Septiembre de 1973 a raíz del asesinato de Oscar Turcios y Ricardo Morales, asume mayores responsabilidades del FSLN, el compañero Pedro Aráuz Palacios, convirtiéndose Huembes e Iván Montenegro en dirigentes de la Región de Occidente.

El comisionado mayor y doctor Larry Úbeda, Subdirector Médico del Hospital Carlos Roberto Huembes, indicó que el carisma y el legado de este compañero, está impregnado en cada acción que ejecuta los trabajadores, médicos y enfermeros de este centro asistencial administrado por la Policía Nacional.

“A pesar que murió a los 25 años de edad, fue una vida en la cual se vino destacando en su infancia, su familia le fue inculcando los valores de honestidad, solidaridad. A Carlos Roberto su papá le enseñó a leer a los cuatro años”, dijo Úbeda, al destacar que siempre Huembes fue un buen alumno y buen compañero.

“En un momento de rebeldía y es una cosa impresionante, según cuentan Carlos Roberto no le dio la mano al dictador Anastasio Somoza”, señala Úbeda, que señala que la Policía Nacional se enorgullece de que el hospital de la institución lleve el nombre del héroe sandinista, “nos sentimos orgullosos que el hospital lleve y rescate esos valores de Carlos Roberto Huembes”.

Leonel Espinoza, militante histórico del FSLN, estuvo en diversas oportunidades con Carlos Roberto, lo define como un destacado dirigente estudiantil, posteriormente un cuadro importante en la lucha por derrocar al dictador Somoza.

Conservar la memoria histórica

“Carlos fue una rebeldía que se manifiesta en la vestimenta, pero con una fuerza interior poderosa, que fue la que nos motivo a todos y fue la que empujó e impulsó esa motivación de una juventud dispuesta al sacrificio, donde sale un Leonel Rugama, Mauricio Hernández, es decir todos aquellos que murieron y que ahora tenemos la oportunidad de vivir en esta sociedad”, señala Espinoza.

Recuerda que antes de la muerte de Contreras, Reñazco, Picado y Huembes, en las filas del FSLN había todo un esfuerzo de unidad, labor en la que los mencionados tienen un rol importante.

Leonel afirma que la noticia de la muerte de estos compañeros, junto con la del comandante Carlos Fonseca, causa un enorme impacto en las filas del FSLN, pero también acelera esos esfuerzos de unidad contra el régimen.

“Fue un día verdaderamente trágico, no solo es difícil de explicar para mí el impacto que causó en toda la fila del FSLN ese 7de noviembre”, recuerda Leonel, quien sostiene que el legado de Carlos Roberto, de Eduardo Contreras y demás compañeros debe ser recordado siempre, porque un pueblo sin memoria histórica “es un pueblo perdido, un pueblo sin historia es un pueblo sin pasado y el pasado hay que mantenerlo”.

Auxiliadora Huembes, hermana de Carlos Roberto, señala que este nació con la estrella de mando, “brillaba su autoridad sin necesidad de imponer, era algo maravilloso”.

“El era mi hermano, pero yo creo que era más hermano de los humildes, de los pacientes que pudo tener, (…) era un hermano del pueblo y dio su vida por el pueblo. Recuerdo que un día le dijo a mi madre, solo le faltaba hacer la práctica y dijo ‘no quiero ser médico, para qué ser médico sino hay hospitales, no hay medicina’ y consideró que ahora con la Revolución, ahora con este Gobierno se puede sintetizar ese ideal de él, que la salud sea para todo el pueblo y no que la salud sea un privilegio”, cuenta Auxiliadora, que también relata la anécdota de su hermano que en tres ocasiones desairó al tirano Somoza “no le dio la mano a Somoza, tres veces lo dejó con la mano extendida”.

Auxiliadora dice que ahora ve con mucha alegría que la población acude a los centros de salud y recibe sus medicinas, se están construyendo hospitales, la educación es gratuita, algo por lo que luchó Carlos Roberto Huembes.

Un luchador social

Del compañero Silvio Reñazco, su amigo de infancia Alfredo Dávila, lo recuerda cuando preocupado por sus amiguitos, les regalaba bollos de pan, de la panadería de su padre. Reñazco provenía de una familia prospera de Masaya, gustaba de jugar pelota y cuando reunía a sus amigos, primero les regalaba pan. Silvio era hijo del señor Carmen Reñazco y doña Isabel Mercado.

“Su papá tenía una panadería y no daba pan, bolis. Cuando el regresó de Alemania vino con una mentalidad socialista, recuerdo que su papa era muy radical con los trabajadores y cuando el vino le dio auge a los trabajadores”, señala Dávila, quien aseguró que nadie sabía que Silvio estaba integrado a las filas del FSLN, se enteran cuando se dio a conocer la noticia de su muerte.
“Para nosotros sus amigos fue durísimo, no sabíamos que estaba integrado en el FSLN, fue un hombre muy cabal”, señala el amigo de Silvio, quien considera que los sueños por los que lucharon los héroes y mártires, se están restituyendo.

Doña Lesbia Ortiz que trabajó en la casa de Silvio, incluso le planchó su ropa, recuerda que la noche del velorio, la Guardia Nacional prácticamente sitió la vivienda.

“Era un hombre tranquilo, ayudaba a los pobres (…) nadie se daba cuenta porque era así, ni su familia, hasta que supimos que era miembro del FSLN, recuerdo que la guardia cerró las calles, parece que le tenía más miedo cuando estaba muerto, porque no dejaron que nadie se acercara”, recuerda doña Lesbia.

Ya con más de 70 años, doña Ana Julia Picado, hermana de Rogelio Picado, recuerda al héroe sandinista, como un hombre que se encargaba de llevar a las montañas de Matagalpa, Jinotega y Estelí, provisiones y documentos a los compañeros guerrilleros.

“Se mantenía en la guerrilla, estuvo en la montaña, después se pasaba a Managua a acarrear cosas para llevar a la montaña”, señala doña Ana Julia, que señala que su hermano se encargaba en todo momento de fortalecer la conciencia revolucionaria de la familia. Tras la muerte de Rogelio, Ana Julia y su hermana Amparo Picado se trasladaron hacia Masaya, trabajaron muy de cerca con el Comandante Camilo Ortega Saavedra.

“Era un hombre sencillo, nada más que le gustaba andar en eso (en la lucha revolucionaria) me decía que si moría, iba a ser por la patria, así fue”, sostiene Ana Julia mientras la visitamos en su humilde vivienda de Matagalpa.

Alfabetización un logro de la Revolución

“Él nos daba fortaleza, cuando lo mirábamos, él nos decía que no nos afligiéramos, que iba a luchar hasta que llegara el triunfo. Cierto él cayó, pero lo seguimos (su legado) aunque sea escondidita, pero bendito sea Dios que ganamos”, refrendó Amparo, que afirma que el sacrificio de Rogelio, no fue en vano, tres años después triunfó la Revolución Popular Sandinista.
Amparo señala que el primer fruto logrado por su hermano y que repercutió en su vida, fue que par de años después del triunfo, aprendió a leer y escribir.

“Nosotros no sabíamos leer, cuando triunfo el FSLN yo aprendí a leer, llegue a cuarto grado porque me enferme, soy asmática, pero yo le brindó gracias a Dios y al Frente Sandinista”, señala Amparo, que a pesar de sus 68 años mantiene vivo los recuerdos y el legado de Rogelio.

Centro Educativo Eduardo Contreras

De igual manera se mantiene el legado de Eduardo Contreras, en el Centro Educativo que lleva su nombre y que fue constituido por el Comandante Tomás Borge, que lo fundó con la idea que las madres trabajadoras del Ministerio del Interior (ahora Ministerio de Gobernación) pudieran dejar a buen resguardo a sus hijos, cuando les enviasen a una misión en defensa de la Revolución. Este centro tuvo como primera sede la antigua casa de Chema Castillo, como un reconocimiento a la acción que dirigió el Comandante Eduardo Contreras.

Este centro educativo que brinda enseñanza a más de 400 niños, niñas y adolescentes, fue constituido en 1980, han pasado 34 años, y se mantiene el objetivo, con la salvedad que ahora reciben educación de los barrios de toda Managua, sobre todo aquellas familias que viven en los alrededores de las Colinas. En el centro reciben clases unos 34 estudiantes con capacidades
diferentes.

“Siguiendo el legado del comandante Eduardo Contreras, nosotros le enseñamos a los niñ@s, la solidaridad, el respeto, esa solidaridad que debe haber entre nosotros como hermano, se lo enseñamos a los niños desde la temprana edad”, comenta la compañera Eda Mercado, subdirectora de este centro educativo.

Indicó que estos años le han dado mucha satisfacción, pero sobre todo conocer la historia del comandante Eduardo Contreras, a quien le expresaría las gracias por haber inspirado la idea del centro educativo que tanto bien a dado a niñ@s, que cursan desde lactancia, hasta quinto grado.

“Tengo entendido que el comandante Eduardo Contreras era maestro, y es bastante importante el legado que nos dejó, nosotros sabemos que tenemos que trasmitírselos a los niños, para que ellos también posteriormente lo pongan en práctica”,afirmó Mercado.

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