Tisma y Nindirí son dos de los municipios más fértiles del departamento de Masaya. De esas tierras volcánicas sale mucha de la producción de tomates, chiltomas, plátanos, yuca, cítricos, melón y papaya hacia los mercados de Masaya, Granada y Managua.
En este momento los productores están viendo el resultado del esfuerzo de casi un año. En la comunidad La Humedad, en Tisma, conocimos a Agustín Alfaro Cuadra, quien es uno de los productores de tomates que está sacando la cosecha con buenos resultados.
“Tenemos sembrado tres manzanas de tomate, media manzana de melón, chiltoma y un pedazo de chagüite. La producción de tomate la sembramos en octubre y si Dios quiere estaremos sacando lo último en mayo”, explicó el productor Agustin.
En esta finca tienen sembrada la variedad de tomate chanti. “Este tomate es resistente a la sequía y a la mosca que es lo que nos ataca bastante, sin embargo, los insumos están carísimos y nosotros como productores a veces pellizcamos hasta con las uñas para poder comprarlos”, señaló el productor, quien agregó que en ciertos momentos han recibido asesoría, capacitaciones y asistencia del Inta.
En un ciclo se pueden sacar 1500 cajillas de una manzana cultivada. En un día pueden lograr recolectar 250 cajillas llenas de este producto de alta demanda para el consumo diario de los nicaragüenses.
En estas parcelas se garantiza trabajo fijo a seis personas y unos diez empleos informales en la temporada de corte, la mayoría son mujeres.
Los productores venden la cajilla de tomates a 350 córdobas; Una cajilla puede llevar, dependiendo del tamaño, 160 y hasta 250 tomates.
“Ahorita la producción ha sido buena...hay buena cosecha, estamos bien y esperamos que el precio se mantenga para no perder porque esto es una gran inversión. Una manzana sembrada ahorita anda casi por el medio millón de córdobas en inversión y a un precio así como está salimos bien, en cambio el año pasado perdimos como cinco mil dólares”, enfatizó Agustín.
Papaya hawaiana, un manjar cultivado por jóvenes emprendedores
Ernesto Moreno García, de la comunidad las Brujas, en Tisma, es un joven productor que está estudiando ingeniería agrónoma en la Universidad Nacional Agraria de Nicaragua.
Él, junto a uno de sus hermanos decidieron hace un par de años emprender. Desde el año 2021 inició en el cultivo de papaya hawaiana, un producto muy demandado, de exquisito sabor y que este año le ha dado una cosecha de alta calidad.
“A mí me gusta la agricultura. Esta producción de papaya es de la variedad red lady y es una manera de generar ingresos en mi familia”, contó Ernesto.
“Apenas llevo un corte de papaya este año y la producción gracias a Dios ha sido muy buena. Si sigue así voy a pasar cortando todo este año. Aquí tengo sembrada media manzana, alrededor de quinientos árboles”, mencionó.
Este primer corte dividido en tres momentos le ha permitido sacar alrededor 2 mil 500 papayas. “Tengo buena cosecha, el precio está estable. Una papaya de cinco libras nosotros la vendemos a 20 córdobas”, comentó el joven productor.
Riego, nutrición, fertilización, foliar, entre otras técnicas son aplicadas para poder lograr el éxito en la producción.
La diversificación ha renovado a los productores tradicionales
En Nindirí, visitamos al productor de tubérculos Antonio Gutiérrez, quien habita en la comunidad Lomás del Gavilán.
“He sido un productor diversificado. Ahorita el fuerte es la yuca porque la están solicitando varias empresas que la hacen en harina para exportarlo, asimismo la hacen para comida de animales”, apuntó Antonio.
En Tisma unos cincuenta productores se están dedicando al cultivo de este rubro que para poder estar listo se tiene que esperar ocho meses e incluso un año. Esta es una finca diversificada. Granos básicos, frutos y tubérculos se siembran conforme a los ciclos productivos.
“En este ciclo anterior que fue de poca agua puede tener rendimiento en frijoles y maíz y en la yuca me fue bien porque coseché unos 240 quintales por manzana. Ya los vendí y ahora me queda solo para el consumo y un poco de venta en el sector”, aseguró.
La variedad Inta Amarilla es una yuca que no necesita grandes cantidades de agua para poder cosechar.
“El Inta nos ha dado toda la técnica para poder cosechar bien. Desde que yo sembré esta yuca la he estado manteniendo limpia y bien cuidada porque no le apliqué ningún químico y al cosechar bastante tenemos más ingresos y le damos una mejor calidad de vida a nuestra familia”, subrayó.
En este próximo ciclo espera volver a tener los mismos o mejores resultados obtenidos con la yuca sembrada en junio del 2021.