La mayoría de los nicaragüenses probablemente no hemos escuchado hablar del cerro Apante. Confieso que he visitado muchos sitios naturales y esta reserva nunca había estado en mis planes. En un recorrido por Matagalpa me propusieron hacer el debido senderismo; al inicio no tenía muchas expectativas. Pero a los primeros pasos, Apante, de manera mágica y hechizante se apoderó de toda mi atención.
- LEA TAMBIÉN: El Río Coco se convierte en el primer Geoparque de América Central declarado por la Unesco
Estas son mis 10 razones por las que nicas y extranjeros deberíamos perdernos en esta selva, al menos una vez en la vida:
1. La Energía
Toda el área transmite una sensación de paz, tal cual estuviéramos en un paraíso terrenal, ideal para reconectarse con nuestro ser, con nuestro origen “la Tierra”, olvidarse de la rutina y perderse en sus calmos senderos.
2. Un mariposario gigante
Todo el camino desde las faldas hasta la cima es una danza de mariposas de diferentes especies que aprovechan la cantidad de flores de los árboles. Sí tenés suerte podes incluso ver una mariposa con números, ¡sí, con números! En el Apante existe una especie única que según especialistas es de las más raras. “La mariposa 88 y a veces 89”.
Pudimos apreciarla con el número 89 en sus alas. Para muchas culturas el número 8 se asocia con el infinito y la buena fortuna. Haberla visto, fue un natural regalo del azar.
3. Agua por todos lados
La caída y el correr del agua son un acompañante durante todo el recorrido, varios ríos nacen en este cerro, las fuentes de agua se divisan desde diferentes puntos, hay muchos saltos y cascadas que se aprecian. Para poder avanzar, tenemos que pasar las rocas del río con el agua mojando los zapatos. También hay algunas pequeñas piscinas naturales para los valientes que quieren bañar en sus heladas aguas.
4. La Selva y sus olores
El bosque de la reserva es tropical húmedo, básicamente se mantiene con neblina o lluvia, con un clima muy agradable. Una selva que limpia pulmones y sana emociones, en sus olores a vegetación y tierra se mezcla el placer y la tranquilidad.
5. La increíble Fauna
A lo largo del recorrido nos vamos encontrando con diferentes especies de insectos, aves, reptiles y mamíferos. El colorido de las aves y los curiosos cangrejos de río son un bonito recuerdo que se queda en la memoria visual.
6. Una fiesta de sonidos
No solo es lo impresionante de ver a especies de animales en su hábitat natural, sino escuchar el bosque y su mezcla de sonidos con el viento, animales a lo lejos, el canto de pájaros y el golpe del aire en los troncos de árboles milenarios.
7. La hermosa vista
Durante todo el sendero hasta la cima uno puede apreciar tres o cuatro miradores naturales, pero la cereza en el pastel está al final. Unos cuantos escalones cuesta arriba se encuentra la Cruz de la Paz, su mirador hacia Matagalpa y las montañas de otros municipios es gratificante. Con el viento helado en el rostro, este es el momento ideal para descansar.
8. Las fotografías
A menos que lleves un equipo de palos selfies o cámaras automáticas, lo mejor es ir acompañado de personas que te van a tomar unas buenas fotos. El sitio tiene bellos escenarios, mucho verde y caídas de agua que hacen excelentes composiciones fotográficas.
9. Una caminata relativamente rápida
Sí sos una persona con condiciones físicas saludables, no tan pasado de peso, esta caminata te va resultar muy rápida. Con calma y tomándote fotos podés durar entre tres a cinco horas.
10. La cercanía a la ciudad de Matagalpa
Comparada con otras reservas naturales del país, prácticamente el cerro Apante es parte de la ciudad de Matagalpa. El punto de inicio para el ascenso está a tan solo 2km del centro de la ciudad.
Bonus
A pesar de la cercanía a los barrios matagalpinos, el cerro Apante, sigue siendo casi virgen y poco visitado; una buena parte de la población vecina nunca ha recorrido la reserva, por lo tanto sus caminos y bosques se conservan en buenas condiciones.
La recomendación es explorarlo antes que se convierta en un atractivo más visitado.
Tome nota:
El cerro Apante es una reserva natural de Nicaragua con más de 1 mil 400 metros sobre el nivel del mar. El punto para el ascenso se encuentra a 2km del centro de la ciudad, existe un rótulo de Marena a la entrada y unos guías locales, el acceso se paga 30 córdobas por persona y 30 el parqueo sí llega en vehículo propio.
Es aconsejable llevar 1 litro de agua mínimo por persona, algunos snacks, zapatos, ropa cómoda y la disposición para aventurarse y recargarse de energía.