Lo que acontece en la hermana República de Nicaragua es un asunto que le concierne a toda Nuestra América y marcará el futuro de la patria grande en forma decisiva.
El Gobierno Sandinista es reelecto en 2016, con el 72.5% de los votos, respaldado por el pueblo organizado que elige seguir adelante con el programa de diálogo y desarrollo soberano, con el que ha logrado avances significativos en la vida de las personas, en la economía nacional y en las instituciones democráticas. Se plantea entonces desafíos cruciales para afianzarlo e importantes mejoras por realizar. Pero Estados Unidos busca boicotearlo: Daniel Ortega es un obstáculo en la urgente necesidad imperial de recuperar como patio trasero al conjunto de Nuestra América. Trump responde con el garrote a la creciente multipolaridad global en la cual ha perdido posiciones y recursos.
De pronto, en los últimos dos meses, en Nicaragua se registran más de 178 asesinatos. Secuestros, torturas, humillaciones y muertes brutales: se impone la violencia fascista en sectores específicos del territorio. Locales públicos y domicilios son saqueados e incendiados. Grupos irregulares de pandilleros que reciben dinero, armas, drogas y alimentos, recurren al terror para desorganizar la nación. Estas bandas delincuenciales levantan “tranques”: barricadas que cortan la circulación en las principales vías y carreteras del país, desde donde perpetran sus crímenes de odio: torturando a detenidos indefensos, incendiando y profanando cadáveres y otras atrocidades.
Las redes sociales difunden los crímenes, tergiversando los hechos y ocultando a los responsables reales. La radio, la televisión y la prensa nacional e internacional difunden falsedades para provocar pánico, con el objetivo de que se generen odio y culpa que lleven a una histeria colectiva que haga tambalear la sociedad y el poder, de forma que el Gobierno se vea obligado a sacar a las Fuerzas Armadas a las calles para imponer el orden con acciones militares, y así generar las condiciones de crisis nacional para una intervención militar extranjera.
Mientras que, por acuerdos de la formada Mesa Nacional de Diálogo, la policía se mantiene replegada en sus cuarteles, se la presenta como autora de los operativos de liquidación. La realidad es que estos delitos los realizan grupos vandálicos, al estilo de las maras centroamericanas, lo cual ha sido reconocido por varios de sus líderes detenidos, como Christian Josué Mendoza Fernández, cabecilla conocido como VIPER, quien fue capturado por la policía nicaragüense el 31 de mayo, mientras se escondía en la Universidad Politécnica de Nicaragua (UPOLI), cuartel general de los violentos.
Existen diversos testimonios y pruebas de las investigaciones del Congreso Nacional, y de la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz, que los medios sometidos al complot golpista ocultan, y que algunos organismos internacionales evaden mencionar. Esta brutal arremetida tiene una explicación: en la Nicaragua de Sandino, está en curso una maniobra injerencista para imponer la política imperial de EEUU para América Latina.
Pese a los afanes imperiales de Trump, en la hermana Nicaragua, el Gobierno Sandinista, el pueblo y sus instituciones nacionales dan pasos firmes para lograr una solución adecuada. Para ello son claves el diálogo democrático y la reconciliación nacional, a fin de ganar la paz. Esta es la vía que señalan el Estado y el Gobierno de Nicaragua, junto con el pueblo y las diversas instituciones y organizaciones sociales. Eso permitirá derrotar a quienes quieren secuestrar el alma, el corazón y la razón de la gente, a medida que se vaya revelando la verdad sobre las muertes y los responsables de esta arremetida asesina intervencionista, y se sancione a los culpables.
Hagamos votos y unamos voluntades para afirmar la unidad y solidaridad del pueblo de Nicaragua con toda nuestra América Latina, Caribeña, Andina y Amazónica. En estas horas difíciles, llenas de sombras y amenazas, en las que enfrentamos grandes desafíos nacionales y continentales, estamos convencidos de que “No volverá el pasado” y que la Revolución Sandinista seguirá su curso, defendida por su pueblo soberano,
Por eso, en homenaje solidario al pueblo hermano de Nicaragua y su revolución, y en memoria del comandante Carlos Fonseca (un día como hoy que es su cumpleaños), parafraseamos a Tomás Borge, seguros de que el amanecer nunca más será una tentación.
*Palabras del congresista Manuel Dammert en el Homenaje a Nicaragua. Acto realizado por los “Amigos de Nicaragua” en la Iglesia de la Magdalena, en Pueblo Libre, Lima, Perú, el 23 de junio de 2018.