Cada una de ellas ha sufrido la irreparable pérdida de sus hijos que adoraron infinitamente y como legado a ese cariño, creen firmemente en la paz y la reconciliación, como métodos que permitan el retorno de la tranquilidad a nuestra bella Nicaragua.
Policías, padres trabajadores y abnegados con sus familias, estudiantes destacados y ciudadanos que deseaban una Nicaragua en progreso, son las principales coincidencias que tienen cada uno de ellos que les tocó el infortunio de ser víctima del odio desenfrenado de los que promueven el luto, el terror y la destrucción desde el 18 de abril pasado.
Este 30 de mayo doña Imelda Vega recuerda la vida de su hijo Alejandro Estrada Vega, que a sus 52 años fue asesinado por una bala salida de un arma hechiza que dispararon los supuestos delincuentes que están atrincherados en la UPOLI. Don Alejandro es recordado como un abnegado padre que trabajaba duro para instalar su propio taller de reparación de cocina, sus hijos, esposa y madre lo recuerdan como amoroso y muy responsable.
Tan responsable era don Alejandro que todos los días siempre compraba algo para llevárselo a su anciana madre. “Era un buen hijo, estaba pendiente de todo, de mis zapatos, de mis medicamentos, de todo, siempre lo llevo en mi corazón”, dice doña Imelda en medio de su dolor.
Y como un verdadero héroe es recordado el subinspector de la policía Hilton Rafael Manzanares, quien en defensa de la paz que tanto adoraba, fue asesinado por ese odio que emanan los vándalos de la Derecha.
Doña Luz Marina Montoya, madre de Hilton lo definió como un hombre e hijo tan lindo, que siempre buscaba promover la justicia. Este Día de las Madres, su progenitora lo recordará mucho porque siempre le decía que trabajaba en una institución profundamente humanista y solidaria.
“Mi hijo era lo más lindo hasta con su trabajo. Él luchaba junto a su esposa para construir su casa que primeramente fue forrada de plástico, pero con el tiempo prosperó. Viera que hijo tan lindo es el que me quitaron”, añadió doña Luz Marina, quien llamó a los nicaragüenses a sembrar paz, “eso es lo que deseamos todas las madres”.
En la casa de la inspectora policial Juana Francisca Aguilar, la recordarán como una madre abnegada y a pesar que tenía pocos meses como miembro de la Policía Nacional, la recuerdan como una mujer entregada a la paz, a la institución y a la familia.
Su hermana María Teresa Aguilar dijo a raíz de su asesinato que la recordaran era una persona llena de alegría y felicidad. Cada 30 de mayo lo celebraban con su padre Jorge Luis Aguilar, con sus sobrinos, en un ambiente de mucha alegría y ahora que no está, la honraran como portadora de paz.
Juana era oficial de policía en el Distrito I, ella murió de un disparo en la cabeza que le propinaron grupos vandálicos de la derecha, cuando se encontraba en cumplimiento del deber.
Un héroe que murió defendiendo la paz y los bienes del pueblo
En el barrio Villa Feliz del Distrito VII de Managua, la vida se detuvo cuando se enteraron de la muerte del joven Carlos Alberto Miranda, quien murió cuando resguardaba las instalaciones del Distrito VI de la Alcaldía de Managua. Era una noche donde los delincuentes de la derecha asediaron la sede municipal y ahí Carlos Alberto ayudó a protegerla, pero delincuentes que pasaron en una camioneta, hicieron disparos y una bala se alojó en la humanidad.
En esa ocasión la Alcaldesa de Managua, Reyna Rueda, llegó hasta Villa Feliz a transmitir el mensaje de solidaridad del Presidente Comandante Daniel Ortega y la Vicepresidenta Compañera Rosario Murillo.
La señora Manuela Flores, abuela de Carlos Alberto dijo que su nieto era muy entregado a las obras solidarias que impulsaba la alcaldía junto al gobierno, en cada actividad para llevar alegría y tranquilidad, ahí estaba el muchacho sandinista.
La señora Manuela pidió al Presidente Comandante Daniel Ortega que siga trabajando por la Paz, como la ha venido haciendo.
“Sé que está trabajando por la Paz. Sé que está trabajando con los Obispos, y está en la búsqueda de la solución al conflicto, porque no es posible que se sigan muriendo estos chavalos”, refirió doña Manuela, una abuelita que promueve la paz.