Palabras de Rosario
[email protected] de Juventud Sandinista 19 de Julio; [email protected] de los distintos Movimientos Juveniles que trabajan al servicio de nuestro Pueblo, cumpliendo con el Mandato Cristiano de Amar al Prójimo como a nosotros mismos. Estamos en la Plaza de la Revolución, donde hacemos los Actos más importantes, más trascendentes... Recordando, en primer lugar, esta tarde de 4 de Octubre, a la gran Cantora de América, Mercedes Soza, quien hace tres años hizo el tránsito a otro Plano de Vida.
Mercedes de América. Mercedes, que cantó al indio, al negro, al pobre, al trabajador, al desempleado, al luchador, al guerrillero, a la guerrillera. Mercedes, que acompañó las luchas revolucionarias de América Latina, ¡que sigue acompañando las luchas revolucionarias de América Latina! Porque estamos haciendo Revolución en América Latina.
En Nuestramérica crece la Fuerza Revolucionaria, crece el Espíritu indomable de los Pueblos. Lo estamos viendo, los Pueblos Nuestro-
americanos ¡vamos por Más Victorias! Lo estamos viendo. Lo vimos esta tarde en la televisión, en Caracas, Venezuela, donde el Pueblo bolivariano ¡va por Más Victorias! Definitivamente. Y hasta a ellos, un abrazo fuerte del Pueblo nicaragüense, que con todo nuestro corazón y todas nuestras oraciones, acompañamos ese Proceso Amoroso, de Amor, ¡de Corazón venezolano...!
Y estamos aquí, hoy 4 de Octubre, Conmemorando también una fecha trascendente... el Centenario del Tránsito a la Inmortalidad del General Benjamín Zeledón Rodríguez. ¡Honor y Gloria a Benjamín Zeledón! Que inspiró a Sandino; que empoderó a Sandino. Que inspiró a Carlos, que empoderó a Carlos. Que inspiró al Frente Sandinista de Liberación Nacional. Que inspira a [email protected] Sandinistas. Que inspira hoy a esta Juventud dispuesta al Compromiso. Que sigue haciendo Revolución. Que sigue defendiendo la Soberanía Nacional, la Cultura. Y que sigue trabajando por el Desarrollo Humano en Nicaragua. Que sigue trabajando por el Bien Común. Que trabaja cada día para que Vivamos Bien, el Bien Vivir, ¡para que Vivamos Mejor...!
¡Honor y Gloria a Benjamín Zeledón, que nos dejó un Legado y un Ejemplo imperecedero! ¿Cómo ser, en el caso nuestro, cómo ser Sandinistas hoy? El secreto, creo yo, es estar más allá de la ambición personal; y más con el corazón Cristiano, Socialista y Solidario, entregado a la realización de cada [email protected], para la realización de [email protected]
Ustedes [email protected], al estudio, al servicio, para cumplirle a Nicaragua; cumplirle a sus Padres, a sus Madres, a sus Familias; cumplir con sus aspiraciones y deseos. Y sobre todo, para, con la energía maravillosa de [email protected] ustedes, crear el Porvenir Mejor.
Vamos a honrar a Zeledón esta tarde. Vamos a rendirle tributo con la Canción de Amor, porque en Nicaragua, gracias a Dios, nos hemos re-encontrado con el Amor, con el Espíritu. Nos hemos encontrado con la Voluntad de ser Dignos, con el compromiso de ser Dignos, y de vivir en Plenitud, desde la Soberanía, la Independencia, la Complementariedad, la Solidaridad. Gracias.
Palabras de Daniel
Hace 100 años, el 4 de Octubre del año 1912, el General Benjamín Zeledón interpretó, cantó la canción más grande de Amor que puede cantar un Ser Humano, como es la entrega misma de la Vida por la Patria, por la Soberanía, por la Independencia, por la Libertad. Ese fue el canto de Zeledón.
33 años de edad tenía cuando le tocó librar, en nombre de nuestros Pueblos, en nombre de Nicaragua, una batalla más en contra de los que invadían nuestra Tierra, de los que invadían nuestro Suelo. Zeledón, de pensamiento Liberal, de ese Pensamiento Liberal Revolucionario, que surgió con la Revolución Francesa, tenía un profundo sentido de Dignidad; tenía un profundo sentido de Solidaridad con la Patria, Nicaragua, y con los Pueblos del Mundo.
El Imperio ya no era William Walker; era el Ejército de los Estados Unidos invadiendo Nicaragua. Antes fue el expansionismo yanqui; luego, fue ese mismo expansionismo yanqui institucionalizando la ocupación de un país.
Algunos de los Generales, Coroneles, que invadieron nuestra Patria en ese entonces, venían de librar otras batallas contra otros Pueblos, en las Filipinas o en Cuba. ¿Y quiénes llamaron a los invasores? ¿Quiénes trajeron a los invasores? Los trajeron aquellos a quienes nuestro General Sandino llamaba los “peleles”, los vendepatria. Los mismos peleles y vende-patria que trajeron a William Walker en los años 50, y a sus falanges de filibusteros.
Esos mismos peleles y vendepatrias son los que rogaban, lloraban, porque los yanquis invadieran nuestra Patria; y al Imperio, que deseos no le faltaban, pues habían decidido ya, con la famosa Doctrina Monroe, que América les pertenecía a ellos, porque cuando hablaban de América decían: “América para los americanos.” Ellos querían decir: América, es decir, América Latina, El Caribe, todas las Américas, para los Estados Unidos. Así lo interpretaban ellos, y así lo practicaban ellos.
Y siempre en esas reyertas entre los oligarcas, llamaron una vez más a los invasores; y solícitos llegaron los invasores a nuestras Tierras. Desembarcaron sus tropas allá, en Corinto, y luego se dirigieron hacia Masaya, donde estaba una lucha por la Dignidad de la Patria; donde estaba la resistencia de aquellos nicaragüenses que, encabezados por Benjamín Zeledón, no se habían rendido, no se habían vendido. Estaban ahí en El Coyotepe, en La Barranca, desplegados en una pequeña fuerza de 300 combatientes, enfrentados a 3,000 soldados de los vendepatria. Pero como los 3,000 soldados de los vendepatria no se sentían con la fuerza de vencer a esos 300, entonces llegaron las tropas yanquis... 1,200 soldados yanquis, con sus Mandos, con sus Coroneles, con sus Oficiales, llegaron.
Claro que el llamado que hacían los vendepatria al Imperio, y la respuesta que daba el Imperio al llamado de los vendepatria, tenían que ver con los intereses que el Imperio tenía en Nicaragua... el Canal. Ese era un interés que estaba ahí, un interés estratégico para los Estados Unidos. Solamente habían dos puntos que se consideraban en ese entonces, los puntos con mejores condiciones para que pudiese construirse el Canal, y eran Panamá y Nicaragua.
Ya estos dos puntos se habían convertido en puntos de paso del Atlántico hacia el Pacífico y del Pacífico hacia el Atlántico, de miles y miles de familias norteamericanas, que en los años 40, en los años 50, empezaron a desplazarse de la Costa Este de los Estados Unidos, hacia la Costa Oeste de los Estados Unidos; o bien, de la Costa Oeste de los Estados Unidos, hacia la Costa Este de los Estados Unidos. Y les resultaba más seguro, como ya todos lo sabemos, venirse en barco de la Costa Este de los Estados Unidos hacia Nicaragua, o un poco más al Sur hacia Panamá; ahí cruzar, en el caso de Nicaragua, cruzar por el Río San Juan, navegar por el Lago.
Había una primera ruta que llevaba hasta Corinto, era muy larga; luego fue la otra ruta, que cruzaba por Brito, era mucho más corta. Ahí, en ese recorrido, miles de familias norteamericanas pasaron de un lado a otro, que el territorio de los Estados Unidos. El que por sus enormes extensiones resultaba, no solamente largo el recorrido, sino que también de alto riesgo... Había resistencia indígena, y habían también muchos delincuentes, y estaban los embates de la Naturaleza.
Y con el interés que tenían los Estados Unidos, las que luego serían las grandes transnacionales de los Estados Unidos, sobre nuestros países, y en este caso particular sobre Nicaragua, estaba también el interés de controlar los Bancos, controlar el Ferrocarril, controlar todo lo que se podía venir aquí organizando, en materia económica, en materia financiera, en materia de infraestructura, para tener un mejor control del País; recursos que deberían de pertenecer a [email protected] nicaragüenses.
Y con el pretexto de proteger el Ferrocarril, que estaba en manos de los yanquis, y que Zeledón no dejaba pasar en Masaya, llegaron las tropas norteamericanas. Un pretexto nada más, un llamado, como les decía, por los traidores, y los vendepatria.
Luego se produjo la batalla; pero antes de la batalla, intercambio de correspondencia, incluso reuniones, donde un Coronel norteamericano, Butler, se reunió con el General Zeledón, pidiéndole la rendición. Ya antes el Coronel Pendleton, que era el que estaba al frente de las fuerzas de ocupación, en comunicación directa con los Jefes del Ejército de los Estados Unidos, ya le había mandado una carta al General Zeledón, exigiéndole la rendición, y que desocupara esas posiciones que tenía en El Coyotepe y La Barranca. Este intercambio epistolar lo que pone al descubierto es la naturaleza de los Imperios, y en este caso particular, la naturaleza del Imperio yanqui.
El 2 de Octubre del año 1912, dos días antes de la caída en combate de Zeledón, llega una nueva carta que dice: “Cuartel General del Primer Regimiento Provisional. Marina de los Estados Unidos, Campamento Weilsen. Del Coronel Comandante de las Fuerzas Expedicionarias, por orden del Comandante en Jefe...” Es decir, la Autoridad máxima, desde los Estados Unidos, dictando esta ordenanza, y enviando este mensaje que es firmado por el Coronel Pendleton. Y le dice: “El Gobierno de los Estados Unidos ha ordenado que no se permita a ningún perturbador ocupar posiciones que amenacen el Ferrocarril, entre Corinto y Granada...” Claro, Zeledón estaba en medio, en Masaya. “En consecuencia de lo cual, por la presente prevengo a usted, que desocupe las posiciones de La Barranca y Coyotepe, y la Ciudad de Masaya...” Imagínense, el yanqui ordenándole al nicaragüense, al Patriota, que desocupe tierra nicaragüense, territorio nicaragüense.
“Si usted accede a esta petición lo dará a conocer enarbolando en sitio perfectamente visible de todos lados, una bandera blanca, sobre la cúspide del Cerro de Coyotepe; y otra, sobre la cúspide de La Barranca.” Ustedes saben, la bandera blanca es señal de rendición. Si se saca una bandera blanca está dando la señal de que se rinde. “Sus tropas, le dice el yanqui, deberán dirigirse hacia mi campamento, situado cerca de la Estación de Nindirí.”
Es decir, ya se había adueñado de Nindirí, ahí tenía su campamento. No había comprado nada, simplemente llegó por la fuerza, ocupó tierra nicaragüense. Es como para que nosotros tuviésemos una contraparte, y algún día creo que tendremos una contraparte en los Estados Unidos que se digne a indemnizar a Nicaragua, por todo el daño que le han provocado. Fíjense, nosotros lo estamos indemnizando a ellos; los indemnizamos porque, esbirros somocistas que huyeron a los Estados Unidos, después del Triun- fo de la Revolución, y recibieron allá la
ciudadanía norteamericana, porque se las daba inmediatamente el Presidente Reagan.
Ya quisiéramos nosotros que les dieran la visa a todos los nicaragüenses que llegan a pedir visa, ¡no se la dan! De cada 1,000 nicaragüenses que llegan a pedir la visa norteamericana se la dan a uno. En cambio, en aquellos tiempos en que el Presidente Reagan le hacía la guerra al Pueblo de Nicaragua, en contra de las decisiones del Congreso de los Estados Unidos, que habían prohibido al Presidente Reagan ha-cerle la guerra a Nicaragua, él inmediatamente les daba ciudadanía norteamericana a estos nicaragüenses que iban huyendo, que habían cometido crímenes, que habían robado, que habían saqueado.
Y luego, después del año 1990, a reclamar indemnizaciones, y el Pueblo nicaragüense a pagar esas indemnizaciones. Y nosotros hemos seguido honrando esa deuda. Nosotros podemos decir con todo orgullo que somos un Pueblo pobre, pero honrado. El Gobierno norteamericano, los Gobiernos norteamericanos, el Estado norteamericano, no puede decir que es un Estado rico, pero honrado. No pueden decirlo. Es un Estado rico, pero no es honrado. ¿Por qué? Porque no han querido honrar la deuda que tienen con Nicaragua, donde hay un fallo de la Corte Internacional de Justicia que los condena a indemnizar a Nicaragua, con más de 17,000 millones de dólares, que hoy serán mucho más, y no han querido honrar. En cambio nosotros,pobres, pero honrados, ahí les estamos indemnizando.
Y tendríamos que empezar por pedir, exigir la indemnización por lo que fue la destrucción de Granada, que fue incendiada por William Walker. Deberían indemnizar a Nicaragua por la destrucción de Granada; por toda la destrucción que provocó esa Guerra Nacional en contra de sus filibusteros yanquis, que eran aplaudidos por los Gobernantes yanquis de la época. Tendríamos que exigir indemnización por las ocupaciones militares. Habría que exigir indemnización, incluso, por el terreno que ocupó el Coronel Pendleton, allá en Nindirí, para instalar su campamento... ¡claro que sí! ¿A cuenta de qué...? ¿Acaso era dueño de esas tierras?
Sigue diciendo el yanqui en su carta dirigida a Zeledón: “Sus tropas deberán dirigirse hacia mi campamento situado cerca de la Estación de Nindirí, sobre la línea férrea, donde ellas deberán entregar sus armas... ¡Rendición total exigían a Zeledón! Prevengo a usted que no recibiré a ninguna Delegación o Comisión que indique o pida otras condiciones fuera de las indicadas. Si mi orden no es acatada, mañana 3 de Octubre, a las 8 de la mañana, abriré los fuegos de mi artillería, y arrojaré a usted de sus posiciones. Firma, el Coronel Pendleton. Managua 2 de Octubre de 1912.”
¡Imagínense, qué nación más democrática esa! ¡Fíjense, qué demócratas! O sea, el yanqui ordenando aquí en Nicaragua, ordenándole a los nicaragüenses. Le dice a Zeledón: “Si mi orden no es acatada, mañana 3 de Octubre, a las 8 de la mañana abriré los fuegos de mi artillería, y arrojaré a usted de sus posiciones... ¡fí-jense qué soberbia!
Luego, tendríamos la respuesta que le da el General Zeledón al Coronel J. H. Pendleton. “Masaya 3 de Octubre de 1912. Las 5 de la mañana. Al Coronel J.H. Pendleton, su Cuartel. Señor, recibí su nota fecha de ayer, en la cual me dice que el Gobierno de los Estados Unidos ha ordenado que no se permita a ningún perturbador ocupar posiciones que amenacen el Ferrocarril, entre Corinto y Granada. Que en consecuencia, me previene que desocupe todas mis posiciones en La Barranca, Coyotepe, y esta ciudad, la Ciudad de Masaya. Que si accedo a esta petición, lo dé a conocer enarbolando en sitios preferentemente visibles, de Coyotepe y La Barranca, y demás puntos, banderas blancas.
Que acto continuo, mis tropas deberán marchar hacia su línea cerca de la Estación de Nindirí, sobre el ferrocarril, donde deben de depositar sus armas. Que no recibirá usted ninguna Delegación o Comisión que vaya a pedirle a usted otras condiciones que las indicadas. Que si no acato su orden hoy, a las 8 de la mañana en punto abrirá los fuegos de su artillería, y me echará de mis posiciones.
Confieso a usted que he leído su nota a que aludo, y me he resistido a creer que esté firmada por un militar instruido, como debe serlo usted, y que sirve bajo la Bandera de la gran nación americana, que se precia de ser la maestra de las Repúblicas Democráticas del Continente Americano. Y mi extrañeza sube de punto, cuando considero que es imposible que el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, y sobre todo el Senado de la Patria de Washington y de Lincoln, haya autorizado a sus servidores para que vengan a intervenir con las Fuerzas Armadas en los asuntos interiores que los nicaragüenses discutimos en esta Tierra que es nuestra, y que nos la legaron, Libre, Soberana e Independiente, nuestros padres.”
Fíjense que esta última frase sigue siendo una frase actual, todo sigue siendo actual. Y esta última frase dice: “Sobre todo el Senado de la Patria de Washington y de Lincoln, haya autorizado a sus servidores, las tropas yanquis, para que vengan a intervenir con las Fuerzas Armadas en los asuntos interiores, que los nicaragüenses discutimos en esta Tierra que es nuestra.” ¿Y cuántos asuntos interiores nosotros tenemos en estos momentos en discusión? ¿Y cuántos, gracias a Dios, son unos pocos los peleles y vendepatria que andan queriendo meter a los yanquis y a los europeos, quieren meterlos en nuestros asuntos interiores.
Pero existen algunos malos nicaragüenses, son pocos, gracias a Dios, pero existen algunos malos nicaragüenses, que ahí andan de rodillas en esas Embajadas, rogando, buscando financiamiento, buscando apoyo, y sobre todo, pidiéndoles que castiguen al Pueblo nicaragüense, que vengan a repetir estas historias. Y no se dan cuenta que estas historias ya no se pueden repetir, los tiempos han cambiado, no solamente en Nicaragua, sino en todo América Latina y el Caribe han cambiado los tiempos.
Y estos son tiempos donde los latinoamericanos y caribeños hablamos a una sola voz. Y estos son tiempos en que los latinoamericanos y caribeños, y eso lo saben los Estados Unidos, y lo saben los europeos... los latinoamericanos y caribeños ya decidimos, cuando en el mes de Diciembre, el 2 de Diciembre del año pasado, en Caracas, Venezuela, con el Presidente-Comandante Hugo Chávez como anfitrión, con el Pueblo venezolano como anfitriones, decidimos en Caracas, Venezuela, hacer realidad con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Unidad de los Pueblos de América Latina y el Caribe, para nunca más tener que estar enfrentando invasiones y agresiones extranjeras. Invasiones, injerencias, agresiones extranjeras.
Luego, dice el General Zeledón: “Yo haré con los míos la resistencia que el caso reclama, y que demanda la Dignidad de Nicaragua que nosotros representamos; y después caigan sobre usted, sus Jefes y la fuertísima nación a que pertenecen, las tremendas responsabilidades que la Historia les aducirá. El eterno baldón por haber empleado sus armas contra los débiles, que han venido luchando por reconquistar los fueros sagrados de la Patria...” Y ahí con esa frase, con esa frase llena de una gran Dignidad y un gran Heroísmo, cierra su carta, y agrega, porque estaban dialogando, entonces se estaban intercambiando carta. Le dice el General Zeledón: “Espero que se dignará hacerme llegar su contestación antes de proceder a atacar mis posiciones, para saber a qué atenerme. Claro, Zeledón ya lo sabía. Era un buen Abogado, pero sobre todo un buen Patriota.
Luego vino la artillería de los yanquis, los cañones, la masacre. Hay quienes afirman que habían 800 combatientes con Zeledón, pero la mayoría de las versiones hablan de 300. En todo Masaya seguramente habían unos 800 combatientes, pero en lo que eran las posiciones de El Coyotepe y La Barranca lo que habían eran unos 300 combatientes. Y eran 1,200 soldados yanquis, más 3,000 soldados al servicio de los vendepatria, contra 300; con un armamento muy superior, indiscutiblemente, las tropas yanquis. Era el Ejército de los Estados Unidos agrediendo a los nicaragüenses en su propia Tierra; asesinando a los nicaragüenses en su propia Tierra.
Y calló Zeledón; y luego lo anduvieron mostrando para sembrarle temor al Pueblo, a la Juventud, a [email protected] Niñ@s, y entre los muchachos estaba Sandino. Y Sandino lo recuerda y lo narra en todos sus escritos, cómo le produjo indignación ver la forma en que los yanquis trataban de amedrentar al Pueblo, aterrorizar al Pueblo, después de asesinar a Zeledón. Fue asesinado, porque todas las versiones hablan que cayó herido; y luego hay un cruce de mensajes, donde los Mandos de las tropas yanquis, estando Zeledón herido en manos de las fuerzas de los vendepatria, preguntan: ¿Qué hacer con Zeledón? Porque las tropas de los vendepatria están al servicio de los yanquis, y las tropas de los vendepatria van a hacer lo que decidan los yanquis. Entonces piden instrucciones a los Estados Unidos, y allá les responden que, hay que aprovechar que a alguien se le ocurra ahorcarlo. Es decir, no respetaron la vida del prisionero, sino que, lo que luego en clave ordenaron fue que lo asesinaran, y fue lo que hicieron.
Esto fue el 4 de Octubre del año 2012; luego, unos días después el Obispo de León, Simeón Pereira y Castellón, indignado por la situación que vivía Nicaragua. Era un Obispo Cristiano; un Obispo lleno de Amor; un Obispo muy valiente, muy honesto. Un Obispo que amaba a Nicaragua. Y yo recuerdo que cuando visitó Nicaragua Su Santidad el Papa Juan Pablo II, la primera visita que nos tocó recibirlo allá en el Aeropuerto, en mi Mensaje cuando lo recibimos, cité a Monseñor Simeón Pereira y Castellón, al Obispo de León.
Aquí tengo un libro... quiero felicitar a un Abogado y Diputado, Wilfredo Navarro, Liberal, que tuvo la iniciativa, y hay que reconocérsele, tuvo la iniciativa de publicar, con el res- paldo de la Asamblea Nacional, este libro que le tituló: “Zeledón: Vida y Legado.” Y que precisamente se publicó con motivo del Centenario... Este libro fue publicado bajo el patrocinio de la Asamblea Nacional de la República de Nicaragua, en Conmemoración del 133 Aniversario del Nacimiento, o sea en este año Zeledón cumple 133 años de su nacimiento, y un siglo de la muerte en combate del Héroe Nacional, Benjamín Zeledón.
Él era un Héroe Nacional, así está establecido en nuestra Constitución. O sea, el título de Héroe Nacional... ya él era un Héroe, pero no habían Gobiernos que lo reconocieran como Héroe. Cuando triunfó la Revolución, y luego cuando promulgamos la Constitución, en el Preámbulo ahí está, con Sandino, Diriangén, Carlos; ahí está el General Benjamín Zeledón, Héroe Nacional.
Y bueno, Wilfredo escribió este libro; René Núñez, nuestro Compañero, nuestro Hermano... creo que René le hace la Presentación al libro. No, Wilfredo hace la Presentación, y René es el Prólogo. Aquí está el Prólogo. Aquí el mismo René dice lo del Obispo... fíjense lo que dice René: “De esta Gesta Heroica es de lo que trata este libro del Doctor Wilfredo Navarro, Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua. Se hace referencia al sitio de Masaya, a la Batalla de El Coyotepe, a la defensa del Cerro La Barranca, y a la Personalidad de Benjamín Zeledón, y sus Pensamientos. Igualmente, hace referencia a diversos actores de esta situación histórica, entre ellos, el Obispo de León, Monseñor Simeón Pereira y Castellón, que precisamente cinco días después de la muerte de Zeledón, firmó su famosa carta que dirige al Arzobispo de Baltimore, allá en los Estados Unidos; le escribió a un Arzobispo norteamericano.”
En el libro está contenida la carta, una carta larga, no la vamos a leer toda, pero voy a leer unos párrafos. Él le dirigió la carta a Su Eminencia Cardenal James Gibson, Arzobispo de Baltimore, y luego de una introducción saludando al Obispo, le dice lo siguiente: “Lamentables errores han colocado a nuestra Patria, Nicaragua, en especiales circunstancias que le restan gran parte de su Autonomía, poniéndola a discreción de extranjeras influencias...” Fíjense, como que lo estuviera repitiendo hoy el Obispo. ¿Por qué? Porque hay gente aquí también, que tratan de restarle Autonomía a Nicaragua; de restarle Soberanía a Nicaragua, poniéndola, andan ofreciendo a Nicaragua a Potencias extranjeras. Ahí se la andan ofreciendo, andan de Embajada en Embajada, como les decía, ofreciendo a Nicaragua.
“Y vuestro gran Pueblo, se refiere al Pueblo norteamericano, un gran Pueblo indiscutiblemente, carísimo Hermano... ha hecho sentir a nuestro Pueblo, a nuestro pequeño Pueblo, el peso de sus millones, y de sus hombres. Y vuestra fuerte Patria ha dominado a nuestra débil Patria; al empuje de sus barcos acorazados; de sus potentes cañones. Y los tesoros de los banqueros del Norte, se robustecen con la succión cotidiana y aniquilante de nuestras exactas arcas, al amparo de gravosos empréstitos, de Tratados injustos, y contratos desiguales.” Está retratado el Imperio ahí por el Obispo, ¡retratado el Imperio por el Obispo!
“Pero hay algo más que los bienes materiales, hay otros intereses más importantes que los perecederos intereses terrenales; detrás de la conquista material viene la conquista espiritual. Y a este respecto, amadísimo Hermano, es que requerimos de vos, vuestro poderoso y eficaz auxilio en esta obra, a la vez que Patriótica y Justiciera, imponderablemente Apostó-
lica.”
Y salta otro párrafo, donde le sigue diciendo el Obispo Castellón: “Vos no habéis sentido el doble dolor del Obispo y del Ciudadano, al oír el eco... O sea, el Obispo nicaragüense desde León, el Obispo Castellón le está escribiendo al Obispo norteamericano, le dice: Vos no ha-
béis sentido el doble dolor del Obispo y del Ciudadano, al oír el eco de forradas botas resonar bajo las naves de vuestros Templos...” Los yanquis se le metieron a los templos, las tropas yanquis.
“Vos no habéis llorado de dolor al ver flamear en las torres de vuestra Catedral, el Pabellón de la Conquista...” Los yanquis izaron la bandera yanqui en la Iglesia, y quitaron la Bandera de la Iglesia, le dice: “Vos no habéis llorado de dolor al ver flamear en las torres de vuestra Catedral, el Pabellón de la Conquista, al ser arriado el lábaro cruzado de Cristo. Vos no habéis mirado nunca más alta que vuestra Bandera, en el suelo donde nacisteis, alzarse orgullosa y dominante alguna extranjera enseña. Nunca la venerada Tierra donde reposan las caras cenizas de vuestros muertos, ha sido hollada, intranquilizándolas en la Paz Bendita de sus sepulcros...” Profanaban los cementerios todas las tropas yanquis. “Vos no habéis visto convertido el Santuario en Cuartel, y el ara donde se reparte el Pan Eucarístico en mesa de distribución del rancho de soldado.”
Todas las barbaridades que hacían, fíjense, dicho por el Señor Obispo de León, Simeón Pereira y Castellón, describiendo un cuadro terrible, denunciando. Un Obispo que merece todo nuestro respeto, y al cual en este día en que estamos rindiéndole Homenaje al General Benjamín Zeledón, también le rendimos Homenaje al Obispo Simeón Castellón.
La Historia retoña, y se lo escribí, recuerdo, a un Senador norteamericano, amigo de Nicaragua. Porque ellos muchos hablan: Hay que olvidarse de la Historia, dicen. Yo le escribí en una dedicatoria; envié un libro sobre Sandino, le escribí y le dije: Para que la Historia no vuelva a repetirse, no hay que olvidarla. O no hay que olvidar la Historia, para que no vuelva a repetirse. Y precisamente no hay que olvidar la Historia, porque hay cosas buenas de la Historia que ojalá se repitan, y mejoradas; pero hay cosas malas de la Historia que no deben repetirse.
Y bien sabemos que la Especie Humana todavía no alcanzamos un grado de Conciencia global, que nos permita construir un Mundo lleno de Paz; y por lo tanto, lleno de Amor; y por consiguiente, lleno de Felicidad. ¿Por qué? Porque todavía hay intereses poderosos en el Mundo, que son promotores de este tipo de acciones. Estas ocupaciones militares están ahí a la vista de todo el Mundo. Estas guerras están hoy, en este momento, en pleno Siglo XXI, a la vista de todo el mundo. Las políticas injerencistas están hoy presentes, a la vista de todo el mundo. El bloqueo contra Cuba; la prisión de los Cinco Héroes Cubanos, por luchar contra el terrorismo.
Las políticas injerencistas en toda Nuestramérica de parte de las Potencias, siguen estando presentes... Claro, ahora hay más resistencia, porque estamos más unidos en América Latina y El Caribe. Pero por otro lado, los Imperios que se niegan a cambiar, que se niegan a de-
jar de ser Imperios, y a actuar con Humanidad, ellos siguen conspirando. Y como siempre, co-
mo decía Sandino: Ahí donde está un Imperio interviniendo, ocupando, ahí hay un pelele también sirviéndoles”. Y aquí hay peleles sirviéndoles a los Imperios... ¡claro que hay peleles aquí!
Y hay peleles allá en Venezuela, en la Repú-blica Bolivariana de Venezuela, donde se está librando hoy una Batalla más de Nuestramérica, ¡una Batalla de la Humanidad! Y es fácil entender quién está con los Pueblos, y quién está contra los Pueblos. Quienes quisieran y quienes apuestan a un golpe, a la conspiración, o golpes como los que se han producido anteriormente ahí mismo en Venezuela, contra el Presidente Chávez.
¿Quiénes son los que se alegran con las malas noticias? ¿Quiénes son los que desean la muerte del Presidente Chávez? ¿Quiénes son? Los que le tienen odio a los Pueblos; los que están llenos de rencor, de maldad. Que no se pueden llamar Cristianos, no pueden ser Cristianos. Los que les están deseando el mal al Pueblo nicaragüense. Los que calumnian, injurian, difaman a la Revolución Bolivariana, y al Presidente Chávez... Son los enemigos de los Pueblos. Son los enemigos de los pobres. Son los enemigos de los pobres que están saliendo de la pobreza en Venezuela, y de los pobres que están luchando para salir de la pobreza en
Nicaragua, y en toda América Latina y El Ca-
ribe.
¡Cuánto odio, cuánta maldad, cuánta saña! Pero es que, eso es característico de los que acumulan la riqueza a costa del hambre, de la pobreza, de los pobres. Y acumulan riqueza, y acumulan, y ni siquiera podrán disfrutarla, porque tanta riqueza ¡qué la van a disfrutar! Está bien la riqueza, para el Bienestar y el disfrute del Pueblo; para el Bienestar y el disfrute de las familias, ¡claro que es buena la riqueza! Pero la riqueza en unos pocos, a costa de que las inmensas mayorías de los Seres Humanos, en nuestro Planeta, estén en la extrema pobreza, estén pasando hambre, estén muriendo por falta de medicamentos; no puedan ir a las Escuelas. Esa es una riqueza maldita. La otra, la riqueza que está para desarrollar, desde los Principios Cristianos, un Proyecto Socialista y Solidario... ¡esa es una riqueza Bendita! ¡Bendita riqueza...!
En este día 4 de Octubre, cuando faltan tres días para esas Elecciones en la Hermana República Bolivariana de Venezuela, nosotros queremos hacerle llegar, como ya lo expresaba la Compañera Rosario, todo nuestro Cariño, todo nuestro Amor, todo nuestro Espíritu Cristiano, Socialista y Solidario, al Pueblo Hermano de Venezuela.
¡Que Viva Benjamín Zeledón...!
¡Que Vivan los Patriotas nicaragüenses, que defendieron hace 100 años con Zeledón, la Soberanía de la Patria...!
¡Que Viva el Obispo Castellón...!
¡Que Viva la Revolución Bolivariana...!
¡Sandino Vive, la Lucha Sigue...!
¡Que Viva Nicaragua, Bendita y Siempre Libre...!
¡Patria Libre o Morir...!
Discursos
Acto en Homenaje al Centenario de Benjamín Zeledón
Jueves 04 de Octubre de 2012 | Consejo de Comunicación y Ciudadanía
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