A 40 años de la insurrección del pueblo de Monimbó, los habitantes de este barrio de Masaya, la cuna del folclore nicaragüense, recuerdan ese 26 de febrero de 1978, cuando se levantaron contra la dictadura de Somoza, cansados de tanta opresión.

La historia vive con este pueblo indígena que con su lucha aportaron a que Nicaragua fuera libre y que sus descendientes hoy puedan vivir en paz y libertad.

Hombres, mujeres y niños no tuvieron miedo a la temible guardia somocista y con palos, machetes, macanas, cohetes y sus bombas de contacto enfrentaron aguerridamente al enemigo, que cada día les acechaba y asesinaba a los suyos sin ningún escarnio.

No tenían una dirección política que les guiara a tomar acción, sino que entre ellos mismos se unieron y salieron a las calles para manifestar su repudio contra la dictadura.

En su lucha cayeron heroicamente combatientes jóvenes, casi niños, como Lorenzo López, Francisco Rodríguez, Bosco Monje, Juan Manuel Gonzales y otros hermanos.

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También cruzaron el umbral de la inmortalidad el Apóstol de la Insurrección Comandante Camilo Ortega Saavedra, Arnoldo Quant, Moisés Rivera y otros héroes que participaron en la gesta heroica.

Monimbó con sus habitantes dedicados a la artesanía y a mantener viva su cultura, mitos y leyendas, pudo sublevarse y los jóvenes llevaron el protagonismo con su astucia, agilidad, energía, dinamismo, valentía, voluntad y espíritu guerrero y revolucionario.

En este barrio histórico de Masaya, se recuerda la memoria de los héroes y mártires visitando sus tumbas en los camposantos y se les honra, sobre todo, porque ellos al donar sus vidas y derramar su sangre dejaron el legado de esta paz que se vive en Nicaragua.

Organización ancestral

El Consejo de Ancianos de Monimbó, una organización de carácter ancestral, también formó parte de ello al presidir los comités de luchas, e incluso el secretario de ese momento, Ramón Jiménez, se integró a la lucha y entregó su vida, junto a los otros combatientes que cayeron.

Actualmente mantienen la herencia de sus ancestros choroteganos, preservando sus lugares de reunión, velando por las problemáticas de sus hermanos indígenas y buscando la mejor forma de resolver sus problemas trabajando en pro de mantener la paz y su identidad.

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“Esta paz que el Frente Sandinista lleva adelante con la dirigencia de nuestro compañero Comandante José Daniel Ortega Saavedra y la Compañera Rosario Murillo y todo el pueblo originario que recibe ese progreso de ver nuestras calles adoquinadas porque no eran así”, indicó Rafael Rodríguez Ruiz, secretario del Consejo de Ancianos.

Jóvenes deben continuar legado

En los nuevos tiempos de la Nicaragua victoriosa, el Consejo liderado por 8 miembros indígenas, tiene el reto de inculcar en los jóvenes ese amor, respeto, deseos de trabajar y luchar por continuar preservando las costumbres de este pueblo originario.

Desde acá el Consejo de Ancianos orienta a nuestros pueblos y a nuestros jóvenes a estudiar, a trabajar, a ser disciplinado en nuestra amada Nicaragua y de mantener equilibrado nuestro sistema, así como nuestros mártires nos han dejado en paz, también dejemos otra lucha y es el de una Madre Tierra cuidada”, manifestó Rodríguez.

Y lo hacen con sus formas de comunicación tradicionales que ya todos los monimboseños, como es el sonido de un tambor que a las 3 de la mañana sale a recorrer las calles de este barrio haciendo el llamado a sus habitantes a concentrarse ante alguna actividad, visitar los cementerios o en caso de desastres naturales.

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El encargado de tocar el tambor es Rodríguez, quien mencionó que el sonido del tambor simboliza la forma en cómo se comunicaba el Cacique Mombazima al pueblo de Monimbó.

Este sonido también se escuchó en tiempos de la insurrección del pueblo monimboseño, haciéndole un llamado a la unión y a luchar contra la guardia somocista.

Hoy, “este tambor llama a los jóvenes a integrarse a la paz, a luchar para mantener nuestro cambio climático. Llama a los jóvenes a continuar estudiando, trabajando y seguir adelante, para mantener una Nicaragua en progreso cuidando la herencia que nos dejaron nuestros héroes y mártires”, añadió el miembro del Consejo de Ancianos.

Monimbó ha existido y seguirá existiendo hoy y siempre. “Nuestra oración desde aquí a nuestros héroes y mártires, nuestra oración por Nicaragua, por nuestro compañero Comandante Daniel y la Compañera Rosario, y que la paz reine en esta querida Nicaragua”, refirió.

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