I
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ocupa el primer lugar de valoración positiva entre los Jefes de Estado del subcontinente, comprobó el Índice CID Gallup/ Latinoamérica. Se confirma así, una vez más, lo que las distintas encuestadoras han constatado sobre la competente gestión gubernamental del Sandinismo.

Luego del Comandante, con bastante distancia le siguen Danilo Medina, de República Dominicana (4), y Juan Orlando Hernández, de Honduras (4).

El diario Crítica, de Panamá, reportó: “La escalera comienza a bajar con el mandatario costarricense Luis Guillermo Solís (-5), continúa con Jimmy Morales, de Guatemala (-6), y se desbarranca a partir de Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador (-31).

“En lo más profundo están el panameño Juan Carlos Varela (-33) y Pedro Pablo Kuczynski, del Perú (-34).

“Los resultados corresponden a un comparativo de encuestas elaboradas por las oficinas de Gallup en sus respectivos países, explicó a ‘Crítica’ la directora de la oficina de CID Gallup Panamá, Ana Alfonso”.

La investigación se realizó sobre un mínimo de mil 200 personas por nación.

Por su parte, M&R Consultores, en su primer informe del año encontró que el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, dirigido por el comandante Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo, cuenta con una aceptación nacional tan saludable que ronda el 81%.

Si el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) logró casi el 56 % de apoyo político, la oposición en todas sus presentaciones alcanzó el 5.4 %, de acuerdo a M&R. Quizás a eso se refiere CID Gallup/ Latinoamérica cuando concluye que en el país “no hay oposición”, al compararlo con la abundante simpatía que cosecha el mandatario nicaragüense:

“El mejor evaluado, por los nicaragüenses, ha sido Daniel Ortega en un país donde no tiene él oposición”.

En ese orden, la Encuesta de Opinión Pública, Nicaragua #89, de CID Gallup, divulgada el martes pasado en Managua, ubica “con resultados favorables” al líder sandinista “por encima de expresidentes como (Enrique) Bolaños, (Arnoldo) Alemán y (Violeta) Chamorro”. Y eso ya es mucho decir.

“El presidente Daniel Ortega registra la calificación más alta al comparar las evaluaciones de los presidentes en periodos similares desde el periodo presidencial de Violeta Chamorro. Quien presenta los resultados más bajo es Enrique Bolaños”.

La investigadora aseguró que “Muy pocas personas opinan que el presidente actual Daniel Ortega, desempeña algo mal o muy mal sus labores como presidente. Por el contrario el 62% de los entrevistados opinan que se realiza favorablemente sus labores, indicador importante debido a que el actual presidente se encuentra en el poder desde enero del 2007”.

II

¿Cómo se explica el discurso de la derecha de pedigrí que pinta el país a una cuadra del Apocalipsis y, sin embargo, la mayoría de sus habitantes colocan al Presidente en el top de los mejores gobernantes de Latinoamérica y el Caribe?

Una cosa es la realidad que traslucen los sondeos de las empresas especializadas, y otra la exageración, la distorsión y la manipulación de la minoría ultraderechista. A pesar de ello, la diatriba de las siglas deshabitadas nunca fue tomada en cuenta por la ciudadanía.

No quieren admitir el punto principal: que el pueblo tiene una pésima opinión de los radicalistas en particular. Y sería insensato atribuir esa desaprobación de gran calado nacional al FSLN.

Va contra toda lógica, aquí y en cualquier parte del mundo, que un desempeño ineficiente y mediocre de los sectores ultraconservadores produzca porcentajes de lujo.

La población les da la espalda porque vive los hechos de la vida cotidiana; no consume sus historietas o políticas editoriales, y además, construye su propia historia: sabe identificar muy bien lo bueno y lo que no está bien, y no se lo calla. Lo dice:

“En el 43% de los hogares entrevistados vive uno o más educandos en instituciones de secundaria o primaria. Dos terceras partes reportan que los estudiantes no tienen acceso a computadoras para realizar sus tareas y para investigar temas de importancia”, revela, por ejemplo, la citada encuesta.

La Democracia se construye con fuerzas vivas, no con partidos ni “líderes” de papel periódico.

III

Las encuestas, como todos saben, escudriñan los sentimientos colectivos y marcan las tendencias. Pero cuando las investigaciones de cualquiera de las firmas consultoras pone en su debido lugar a equis político, abierto o encubierto, partido o tribuna mediática que se consideran los non plus ultra de la “pureza” y la “verdad”, se les desprestigia o censura.

Una cantinela de la derecha más conservadora (FAD-MRS= 0.4%, M&R Consultores) es que “el pueblo tiene miedo”; “que la gente no dice la verdad”, bla, bla. Empero, los datos hablan. ¿Por qué, entonces, estos sectores que se maquillan de “democráticos”, desprecian la palabra del pueblo?

La misma firma que reconoció las altas calificaciones del Comandante en el subhemisferio, y la popularidad en alza de la escritora Rosario Murillo a nivel nacional, también ofrece números nada envidiables para el presidente del Consejo Supremo Electoral, Roberto Rivas.

El 58% de los consultados quiere verlo relevado de su alto cargo, técnicamente desactivado por el Parlamento. ¿Dónde está el temor de “hablar de esas cosas”?

La percepción ciudadana sobre Rivas es de orden económico y moral –a juzgar por otras mediciones– debido a las secuelas (Ley Magnitsky) que acarrearía a Nicaragua su permanencia en el CSE.

Según M&R (enero), solo el 3.1% de la población se interesa por lo que pasa dentro del perímetro político. Para el 78.4% el tema primordial es el económico.

El pueblo es coherente. En octubre de 2017, ocho de cada 10 nicaragüenses pensaron que el memorando de entendimiento entre el Gobierno y la Organización de Estados Americanos (OEA) favorecía la “estabilidad política, social y económica” de Nicaragua, divulgó Raúl Obregón.

¿Cuál es la lectura? Potenciar la paz integral de Nicaragua. Que evitemos nublados innecesarios para que el rumbo correcto del Gobierno Sandinista (72% de aprobación Daniel y 77% “bien” y “muy bien” Rosario, CID Gallup) se mantenga bajo el nicaragüense sol de encendidos oros.

Es lo que quiere el pueblo. Su visión es esférica, no cuadrada; es razonable, no visceral. A eso se le llama Democracia.