Su Eminencia Reverendísima Cardenal Leopoldo Brenes ofició una eucaristia en la ciudad de Diriamba en saludo a San Caralampio, religioso que demostró disciplina, entrega a la fe y el amor a Jesucristo.
“San Caralampio demostró su fidelidad al Señor, un amor grande hacia la eucaristía, el sacramento de la reconciliación y sin duda, un amor a la Virgen María, fue un gran predicador. Su testimonio de vida siempre debe motivarnos y ser testigos de la palabra de Dios a través de las santas escrituras, invitando a las almas al encuentro personal con Jesucristo”, dijo.
Durante el acto religioso, Brenes impartió el sacramento de la Confirmación a un grupo de 16 jovencitos quienes a partir de hoy adquieren un nuevo compromiso con la santa iglesia.
“Ser un conformado es una tarea hermosa, porque hoy no se concluye un ciclo, sino que se inicia un nuevo periodo en el que se adquiere un nuevo compromiso, llevar el evangelio a quienes carecen de riqueza espiritual”, dijo.
La imagen de San Caralampio contó con la presencia de San Sebastián y San Gregorio, encuentro que simbólicamente refleja la unidad de la Iglesia Católica y la fortaleza en la fe.
“Contar con la presencia de las imágenes en el templo es un signo muy hermoso, significa la unidad y hoy nos unimos alrededor de las fiestas de San Caralampio. Hoy sentimos la presencia de Dios y la presencia de las parroquias hermanas, lo que motiva a vivir en comunidad, fraternidad”, añadió.
Cardenal insta al pueblo a vivir la Cuaresma en unidad y sencillez
Así mismo, el Cardenal Brenes hizo un llamado a las familias a vivir las fiestas de Cuaresma como un tiempo en el que debe predominar la humildad y la sencillez en cada uno de los seres humanos.
“Estamos a pocos días del inicio de la Cuaresma, tiempo hermoso que iniciaremos con la imposición de las cenizas sobre nuestras frentes, indicándonos el signo de nuestra humildad, sencillez y fragilidad, somos polvo y en polvo nos convertiremos. Nuestra sencillez y humildad es parte de reconocer la grandeza de nuestro buen Dios”, destacó.
“El Papa nos invita a vivir el día 23 de febrero un día de ayuno y oración por la paz y sobre todo por la desaparición de la violencia, la cual está dándose en muchos países, así pues, yo quisiera invitar a la feligresía a unirse a nuestra intensión y entre todos podamos construir una paz y reconciliación entre nosotros”, subrayó.