Ante todo, quiero disculparme por no poder celebrar con ustedes el centenario de la Revolución que cambió la historia de la humanidad y marcó con su ejemplo las luchas por la independencia, la descolonización y la autodeterminación de los pueblos de los cinco continentes. Razones de salud me impiden compartir esta fiesta.
Cien años ya, desde aquel Octubre Rojo en el que los obreros, los campesinos y los soldados que seguían a Lenin, se tomaron por asalto el cielo, empecinados en construir una sociedad sin explotadores ni explotados. Una nación de hombres y mujeres libres: iguales en derechos y respetuosos de sus diferencias. Una comunidad en la que el trabajo dignificara al ser humano y garantizara a todos el acceso a la salud, la vivienda, la educación, la cultura, el esparcimiento: de cada quien según sus capacidades, a cada quien según sus necesidades.
Al llamado de los sóviets acudieron presurosos los artistas, los intelectuales y los científicos. Se crearon clubes culturales en fábricas y cooperativas. “Estudios” de teatro, música y pintura para obreros y soldados. Poetas futuristas, fotógrafos proletarios, pintores constructivistas, actores biomecánicos, pioneros del cine, coreógrafos modernos y músicos de vanguardia se remangaron las kosovorotkas y, junto a los trabajadores, emprendieron la construcción del hombre nuevo.
De la mujer nueva se encargaron las camaradas bolcheviques, quienes lucharon por la paridad política, económica y sexual, y consiguieron promulgar “las leyes más avanzadas del mundo”. Conquistaron para todas el derecho al voto y al divorcio. Igualaron sus derechos laborales respecto a los varones y exigieron para ellas el mismo salario a igual trabajo. Para acabar con la “esclavitud doméstica” instalaron comedores públicos, lavanderías y guarderías estatales.
El ejemplo de la Revolución rusa, como una alternativa posible al sistema capitalista, cundió sobre el planeta y sigue iluminándonos desde la historia. Los aportes de Mariátegui, de Sandino, de Fidel, de Velasco, de Salvador Allende, de Hugo Chávez hablan de las versiones nuestroamericanas de ese ideal de sociedad donde todos los seres humanos, libres de explotación, podamos vivir en armonía y alcancemos el desarrollo pleno de nuestras potencialidades.
El pasado domingo, el pueblo de Nicaragua acudió a las urnas a elegir a sus autoridades municipales. 50% de mujeres y 50% de hombres fueron electos para ocupar en paridad 6,088 cargos de Alcaldes, Alcaldesas, Concejalas y Concejales en los 153 municipios del país. Ellas y ellos garantizarán que se siga construyendo la utopía en la patria de Sandino y de Tomás, de Blanquita y de Rosario.
Quiero despedirme con un reconocimiento al Comité Peruano en Homenaje al Centenario de la Revolución Socialista de Octubre y un abrazo sandinista a cada uno de ustedes.
¡Gloria a la Gran Revolución Socialista de Octubre!
¡Y viva Nuestramérica unida, libre y soberana!