Noriega llevaba 20 años trasegando cocaína desde Colombia hacia los Estados Unidos con el pleno conocimiento del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado en Washington.  En realidad a Estados Unidos le importaba un comino que Noriega fuera narcotraficante.  Un año después de la invasión, los niveles de tráfico de cocaína que pasaban por Panamá eran superiores a los niveles alcanzados durante la época de Noriega.

Cuál fue entonces la verdadera razón por la cual Estados Unidos invadió  Panamá?  La verdad es simple y sencilla.  El general Manuel Antonio Noriega, el humilde machetero panameño,  el  heredero del más ilustre de todos los panameños, el general de brigada Omar Torrijos Herrera, el hombre bajito que nunca olvidó sus orígenes de pobreza de donde lo sacó Torrijos, cometió el error de desafiar a sus jefes.

El jefe del  Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas estadounidenses,  general Colin Powell  le pidió a Noriega que le permitiera al ejército norteamericano utilizar el territorio panameño para lanzar una invasión militar contra la triunfante Revolución Popular Sandinista de Nicaragua.  Por razones que nadie ha podido explicar con claridad, Noriega se negó a prestar su territorio como base de operaciones para atacar al heroico pueblo nicaragüense.

Los Estados Unidos no perdonan que uno de sus agentes se les rebele.  A Noriega le dejaron pasar 20 años de narcotráfico, pero no le dejaron pasar que se negara a prestarse a una agresión contra la Revolucion Sandinista.  Existian muchas razones para ello, pero la principal razón era la histórica solidaridad prestada por el general Omar Torrijos a la guerrilla nicaragüense, cuando los nicaragüenses luchábamos a muerte por derrocar al chacal de America, el genocida Anastasio Somoza Debayle.

La Revolución Sandinista triunfó y hoy constituye un faro de luz para los pueblos pobres y oprimidos de toda America Central,  pero Manuel Antonio Noriega pagó el precio de no permitir que Panamá fuera plataforma de agresión contra la gloriosa Revolución Sandinista.

Manuel Antonio Noriega languidece en una cárcel panameña condenado literalmente a una lenta agonía esperando únicamente la muerte, pero la historia se encargará de sacar a luz las verdades de esa ignominiosa agresión contra el pueblo panameño.

Honor y gloria a los 7 mil muertos del humilde barrio pobre de El Chorrillo.  Qué viva el heroico pueblo panameño.  Honor y gloria a los miles de jóvenes panameños que en total lucha desigual defendieron la dignidad de la República de Panamá  y fueron vencidos ante la abrumadora superioridad miltar de los agresores.  

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