Sí, todos conocen sobre el crudo frío ruso, pero incluso para los siberianos resultó asombroso, cuando sus termómetros fueron incapaces de registrar los menos 62 grados Celsius de hoy en la ciudad de Yurga, provincia de Kemerovo.
Resulta que los termómetros de mercurio, normalmente colocados en las afueras de ventanas o balcones de las viviendas rusas, van de más 50 grados hasta los menos 50, por lo que quedaron inhabilitados esta jornada para constatar los menos 62.
La temperatura, casi inferior a la que se puede enfrentar en el Polo Norte, llevó a la suspensión de las clases docentes y la asistencia a centros de trabajo de esa industrializada, pero poco habitada localidad de poco más de 81 mil habitantes.
Algunos hicieron un experimento con un resultado solo posible con esa temperatura récord: lanzaron al aire un vaso de agua caliente y antes de llegar al suelo se formó una nube de vapor que se congeló y se transformó en nieve, antes de caer al suelo.
Sin embargo, algún que otro siberiano se pudo apreciar por las calles de Yurga en... bicicleta.
Quizás sea una manera local de combatir los efectos del crudo frío.
Los meteorólogos señalan que las anómalas temperaturas, incluso para Siberia, en algunos casos están 20 grados por debajo de la norma, lo cual crea serios problemas con el transporte.
Así, las autoridades de Kemerovo señalaron que en los aeropuertos apenas los aviones Boeing y Airbus pudieron funcionar bajo esas condiciones, mientras prosperó el negocio de los garajes con equipos especiales para calentar motores.
La perla de Siberia, la ciudad de Ekaterimburgo, marcó ayer casi menos 40 grados, mientras esta jornada, además de Yurga, por debajo de esa marca se levantaron los vecinos de al menos cuatro localidades siberianas.
El anticiclón causante de bajones de temperatura de hasta 14 grados en una sola madrugada llegó al sur de Rusia y dejó fuertes nevadas en lugares como el balneario de Sochi.