Los negociadores del Gobierno de Colombia viajarán a Oslo desde Bogotá en las próximas horas, mientras que los de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) saldrán desde la capital cubana con destino al país europeo.
Las partes aseguraron que tras la culminación de la fase exploratoria, que se realizó en Cuba, continuó el trabajo preparatorio para la instalación pública y formal de la mesa de diálogo en Noruega, antes de entrar de lleno a la negociación en La Habana, que busca acabar con casi cinco décadas de conflicto.
Según fuentes del Gobierno, fue necesario levantar las órdenes de captura contra los integrantes de las FARC que forman parte del equipo negociador, incluido Iván Márquez, el comandante de más alto rango en la mesa de diálogo y que es parte del secretariado, el máximo órgano de dirección política y militar de la guerrilla.
El trámite llevó varios días desde que se notificó a la Interpol de la decisión del Gobierno de Colombia de suspender las ordenes de captura.
Los integrantes del equipo negociador de las FARC tienen órdenes de captura por delitos como narcotráfico, homicidio, secuestro, extorsión y rebelión.
El máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, más conocido por el alias de "Timochenko", dijo que se presentaron problemas logísticos para el traslado a Cuba de Márquez.
Nuevo intento negociador
Ambas partes acordaron en agosto comenzar negociaciones en octubre antes de retornar a La Habana para desarrollar las conversaciones, el más reciente intento para buscar una solución negociada a la confrontación después de varios fracasos previos.
Las FARC incluyeron como parte de sus negociadores a la ciudadana holandesa Tanja Nijmeijer, pero no especificaron si viajaría a Oslo o si sólo tomaría parte en las conversaciones en Cuba.
La negociación es el primer intento en más de una década para buscar una solución política negociada a la confrontación.
Una serie de duros golpes militares en los últimos años debilitaron a las FARC, incluyendo la muerte de varios de sus más influyentes comandantes y la deserción de miles de combatientes, pero no lograron el objetivo de aniquilar a la insurgencia.
Ante esa situación, el presidente Juan Manuel Santos, después de conversaciones secretas con la guerrilla que comenzaron desde que asumió el poder en agosto de 2010, dijo que tratará de romper la racha de fracasos de varios de sus antecesores y lograr la anhelada paz.
Un éxito en las negociaciones de paz dejaría abierta la puerta a una eventual reelección de Santos en 2014, pero un fracaso dañaría sus posibles aspiraciones.
Ambas partes, con un máximo de cinco representantes en la mesa -pese a que pueden tener suplentes-, discutirán cinco grandes temas que incluyen el desarrollo rural, garantías para el ejercicio de la oposición política, el fin del conflicto, el narcotráfico y los derechos de las víctimas.
