Desde los discursos iniciales se evidenció la necesidad de pasar a resultados concretos en esos ámbitos, tras largos años de disertaciones legislativas en cada uno de los países y de reuniones regionales de discusión para contrarrestar esos flagelos.

El presidente de la Asamblea Nacional de Nicaragua, René Núñez, al dar la bienvenida a sus colegas ponderó la importancia de este intercambio para constatar las experiencias nacionales y avanzar en la homologación de las legislaciones respectivas.

Consideró que tan acuciante como la lucha contra el hambre debe ser el empeño por la inocuidad de los alimentos y el acceso al agua potable, derechos humanos básicos que aún son metas por alcanzar para millones de habitantes en el área.

Recordó que la ley de soberanía y seguridad alimentarias en Nicaragua demoró más de siete años en aprobarse, con gobiernos anteriores por medio, y ya se aprecian modestos avances en el empeño.

Núñez vaticinó que con las consecuencias del cambio climático es previsible un recrudecimiento del hambre a nivel planetario, ante lo cual debe intensificarse la cooperación internacional.

Enfatizó en que los países centroamericanos y caribeños conservan altos niveles de biodiversidad y recursos naturales y en el caso de Nicaragua destacó sus notables reservas de agua dulce.