Recordamos a los héroes que lucharon con valentía y amor en la batalla de San Jacinto donde derrotamos al filibustero. Demostramos en esta ocasión que la unión hace la fuerza.

Igualmente celebramos nuestra independencia.

Debemos sentirnos los nicaragüenses orgullosos de haber nacido en este bello país de hombres y mujeres valientes que han ofrendado su vida en defensa de la patria para que hoy podamos vivir en paz y libertad.

La patria tiene derecho a que nuestra alma, nuestro talento y nuestra razón le consagren sus mejores y más nobles facultades.

Dios no ha creado ni pequeños ni grandes, ni amos, ni esclavos, ni reyes ni vasallos; sino que ha hecho a todos los hombres iguales.

Debemos pedir al Señor que todos los nicaragüenses seamos constructores de paz. De una paz que este apoyada en el amor, la verdad, la justicia y la libertad.

Cardenal Miguel Obando Bravo

Managua, 13 de septiembre de 2012