El gobierno interino de Brasil era el centro de críticas el lunes después que se dio a conocer una grabación secreta de una conversación en la que el ministro de Planeación discute un aparente pacto para forzar un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff para obstaculizar una pesquisa sobre corrupción que ha embrollado a importantes figuras políticas y empresariales.

Incluso algunos aliados del presidente en funciones Michel Temer pidieron el despido o la renuncia del ministro Romero Juca, que también es senador y que es investigado en el caso de una red de sobornos al interior de la estatal Petrobras. Juca hizo los controversiales comentarios en una conversación con Sergio Machado, un ex senador que hasta recientemente dirigía otra empresa petrolera estatal, Transpetro.

Poco después de que una transcripción de la grabación fuese publicada por el diario Folha de S.Paulo, Juca convocó a una conferencia de prensa en la que confirmó la conversación, aunque dijo que sus comentarios habían sido tomados fuera de contexto. Dijo que no estaba tratando de buscar la impugnación de Rousseff, sino de resaltar que las cosas serían diferentes bajo otro gobierno.

El Senado votó a favor de suspender a Rousseff del cargo el 12 de mayo por cargos de usar trucos de contabilidad para esconder déficits en el presupuesto federal y así aumentar el respaldo a su gobierno. Rousseff, la primera mujer presidente de Brasil, ha refutado las acusaciones.

Temer, que era el vicepresidente de Rousseff, asumió la presidencia de manera temporal y seguirá en el poder mientras el Senado conduce el juicio político en los próximos seis meses.

La grabación casi seguramente profundizará la crisis política en Brasil. Partidarios de Rousseff y la propia presidenta han dicho desde hace tiempo que su gobierno fue víctima de un golpe orquestado por legisladores opositores, en gran parte para diluir la investigación a Petrobras.

En los últimos dos años, decenas de miembros de las élites del país, desde legisladores hasta empresarios, han sido acusados, enjuiciados y encarcelados, en una investigación de tal magnitud que ha sorprendido incluso a los brasileños, acostumbrados a la corrupción en la política.

La popularidad de Rousseff fue vapuleada por la pesquisa. Gran parte de los presuntos actos de corrupción ocurrieron cuando su Partido de los Trabajadores ocupaba el poder en los últimos 13 años, aunque ella no ha sido personalmente implicada.

Aunque pagó un precio político, Rousseff se negó a hacer algo que obstaculizara una investigación que ella dice el país necesitaba.

La grabación filtrada fue de una conversación en marzo en casa de Juca, semanas antes de que la Cámara de Diputados votara a favor de enviar la propuesta de juicio político al Senado.

No quedó esclarecido de inmediato cómo se hizo la grabación. Juca admitió la conversación, pero dijo que no sabía cómo se hizo, toda vez que solamente él y machado estaban presentes. El periódico no reveló cómo la obtuvo.

En la conversación, Juca dice que quería mantener al juez Sergio Moro fuera de las investigaciones de Petrobras relacionadas con él, con otros allegados a Temer y con el presidente del Senado, Renan Calheiros. Moro, juez principal en la pesquisa, ha actuado contra muchos que ocupan cargos electos ni en el gabinete.

Solamente la corte suprema federal puede decidir cargos y juicio contra legisladores federales y miembros del gabinete. Machado, que no ocupa ningún cargo, era considerado vulnerable, y de acuerdo con reportes de prensa estaba negociando un acuerdo con la fiscalía.

"Tenemos que resolver eso. Tenemos que cambiar el gobierno para frenar la hemorragia", dijo Juca en la conversación, de acuerdo con la transcripción del periódico.

Machado respondió: "La solución más fácil es poner a Michel".

Juca dijo además que había hablado con jueces de la Corte Suprema y escuchado que la prensa y otras instituciones reducirían la presión una vez Rousseff estuviese fuera del cargo.

El ministro dijo que figuras claves de la oposición, incluyendo el derrotado candidato presidencial Aecio Neves y el nuevo canciller José Serra, estaban "servidos em bandeja para ser devorados" por los investigadores.

En una conferencia de prensa el lunes, Juca dijo que la "hemorragia" de que habló se refería a la economía brasileña, que se espera se contraiga casi 4% este año luego de un pésimo 2015.

Negó además haber tratado de frenar la investigación.

"Siempre he defendido esas investigaciones", dijo y añadió que no temía ser investigado. "Pienso que están cambiando la historia de Brasil".

Juca dijo que el lunes se reunió con Temer, quien le pidió que respondiese públicamente a la controversia.

Incluso algunos de sus aliados dijeron que Juca debe ser despedido, apenas 12 días después de haber sido juramentado.

"Con todo esto, no es bueno que se quede", dijo el diputado Pauderney Avelino, aliado de Temer.

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