La Decimonovena Conferencia de Zonas Francas de las Américas, organizada en esta capital, constató la importancia de la generación de empleo y los encadenamientos productivos en esas parcelas industriales y comerciales.
El régimen de zonas francas de la región latinoamericana y caribeña está en vigencia desde 1923 y en la actualidad representa el 12,5 por ciento de esos espacios a nivel mundial, confirmó Juan Pablo Rivera, presidente de la Asociación de Zonas Francas de las Américas (AZFA), organización promotora del encuentro que nuclea también a España en sus filas.
En América Latina funcionan casi 400 zonas francas, con unas ocho mil empresas instaladas en su demarcación, las cuales proporcionan trabajo directo a más de 900 mil personas, explicó a Prensa Latina Camila Moreno, directora ejecutiva de AZFA.
Prueba de la solidez del gremio regional es que ya agrupa en esa rama de la economía a 17 países, cuatro más de los representados hasta hace un año.
Tras calificar de excelente el resultado de la Conferencia de Managua, Moreno recalcó la importancia que le están confiriendo ahora a este tipo de eventos algunos de los principales organismos económicos internacionales.
Es que en la reunión de la capital nicaragüense estuvieron presentes directivos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quienes participaron de manera activa en los cuatro paneles desarrollados durante las dos jornadas del evento.
La concreción de alianzas estratégicas entre usuarios y operadores de zonas francas y la participación de funcionarios de varios gobiernos de la región, figuraron en el inventario de acciones positivas dejadas por la reunión, consideró la ejecutiva de origen colombiano.
CADENAS GLOBALES DE VALOR
Eduardo Espinoza, alto funcionario de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca), también ofreció a Prensa Latina su testimonio sobre el rol de las zonas francas en el contexto de la región mesoamericana.
Son figuras generadoras de empleo para las economías y han logrado los encadenamientos productivos (conjunto de empresas que deciden interactuar de forma especial entre sí para aumentar sus niveles de competitividad) con los ecosistemas locales, explicó Espinoza.
Los debates en uno de los cuatro paneles del encuentro evidenció que las zonas francas generan resultados positivos para las economías domésticas de estos países a las cuales dejan un alto valor agregado, sin embargo existen retos muy vinculados con el futuro del comercio internacional.
La Decimonovena Conferencia ilustró la validez de las cadenas globales de valor en la actualidad, marcadas por un entorno donde las actividades productivas se han internacionalizado, producto de la deslocalización.
Las zonas francas al igual que el resto de los regímenes aduaneros tienen una importancia fundamental porque la inserción de las naciones en los mercados internacionales ya no ocurre por la vía tradicional, de simplemente exportar.
Ahora es preciso pensar en una serie de actividades de una cadena en las cuales un país puede participar, bien sea en los eslabones de bajo o alto valor agregado, entonces es un reto insertarse en ese nuevo contexto, concluyó el representante del Sieca.
En esa fundamentación coincidió Álvaro Baltodano, asesor presidencial para Inversiones en Nicaragua, al explicar cómo trabajan en esa estrategia sectorial a fin de posicionar al país en un nuevo nicho, que eleve las exportaciones y genere más empleo local y todo ello se refleje luego en los indicadores de la economía nacional.
COLABORAR AL DESARROLLO
Un enfoque más social de la temática fue expuesto por Samir Hamrouni, director ejecutivo de la Organización Mundial de Zonas Francas (OMZF), quien abogó para que esas instalaciones colaboren al desarrollo, pero lo hagan con la perspectiva de la prosperidad.
Prosperidad incluye los temas medioambiental, social, de calidad del trabajo y distribución de la riqueza, así lo ve la OMZF.
Acerca del contexto regional, su comentario apuntó a la existencia en el subcontinente de una densidad demográfica de importancia, mucho por hacer, talento y riqueza natural, ventajas que siempre buscan los inversores.
A nivel global unos 130 países acogen en sus territorios de tres mil 500 a cuatro mil zonas francas, las cuales proporcionan empleo a 100 millones de personas, el dos por ciento de la población mundial activa.
El marco de la Conferencia de Managua resultó propicio para que el presidente del país, Daniel Ortega, se reuniera con algunos de los empresarios participantes que tienen inversiones en Nicaragua.
Tal fue el caso del líder de la compañía japonesa Yazaki Corporation, Yazuhiko Yazaki, con quien abordó la intención de desarrollar nuevos proyectos de inversión en este país centroamericano.
Yazaki, cuya empresa emplea a 13 mil trabajadores nacionales en la ciudad de León (occidente), manifestó su interés por impulsar en Nicaragua un proyecto para la captación solar y aprovechamiento del calor, a fin de convertirlo en aire acondicionado.
El mandatario nicaragüense también se reunió con W. K. Kim, a la cabeza del grupo empresarial sudcoreano Sae-A Tecnotex S.A, que igualmente manifestó su interés por mantener el empleo e incrementar las inversiones en Nicaragua, donde produce unos 200 millones de dólares al año con los siete mil trabajadores nacionales contratados.
Elaborar prendas de vestir con material sintético y comenzar con el proceso de serigrafiado, inédito en el país, son algunas de las propuestas presentadas por la textilera al jefe de Estado nicaragüense.