Organizaciones de ayuda humanitaria advirtieron hoy que las víctimas del terremoto en Afganistán continúan en grave peligro, después de que miles quedaran el lunes sin hogar.

Hay una necesidad urgente de tiendas de campaña y mantas para quienes se ven obligados a pernoctar a la intemperie, dijeron.

Miles pasaron la noche del martes en temperaturas cercanas al congelamiento, temerosos de resguardarse bajo techo tras el sismo, que ya tuvo siete réplicas entre 4,1 y 4,8 grados.

La directora regional de Unicef para Asia meridional, Karin Hulshof, expresó que la preocupación iba en aumento por la seguridad y el bienestar de los niños.

"Están en peligro de sucumbir a los elementos ya que las temperaturas caen en picado", dijo.

En Afganistán, el terremoto destruyó más de 7 600 viviendas, por lo que el presidente Ashraf Ghani movilizó al ejército para asistir a la víctimas.

Mientras, los rebeldes talibanes instaron a no restringir "las provisiones de refugio, alimentos y ayuda médica" a los damnificados, argumentando que sus combatientes se sumarían a los esfuerzos de ayuda.

Según los reportes oficiales, la cifra de muertos por el sismo en Pakistán y Afganistán sobrepasa ya los 400, aunque las autoridades advierten que ese número se elevará, pues muchas personas permanecen atrapadas bajo montones de escombros.

Los equipos de rescate en ambos países están luchando para llegar a los heridos, pero muchas de las áreas afectadas son completamente inaccesibles.

En ese sentido, medios paquistaníes informaron de que al menos 5 mil habitantes en el remoto valle Kalash quedaron sin hogar, sin que las organizaciones benéficas pudieran llegar a ellos.

La actual crisis humanitaria en ambos países sobreviene este año después de que en Nepal otro terremoto de 7,8 grados dejara en abril 9 mil muertos y cerca de 900 mil viviendas dañadas o destruidas.

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