Con un aproximado de 800 pacientes los lunes y viernes, que son los días de mayor demanda, cualquiera pensaría que el tiempo de espera en el Centro de Salud Pedro Altamirano es cuestión de largas horas. Sin embargo, una plática con los pobladores y con las autoridades médicas nos arroja la implementación de un modelo de atención que está dando buenos resultados.
Este modelo se basa en el seguimiento y acompañamiento de cada ciudadano que acude a esta unidad. Ello se realiza a través de lo que llaman “instructoras o educadoras en salud” las cuales apoyan en la agilización de la atención, en el seguimiento de cada caso y en brindar charlas de salud a los pacientes.
Sumado a ello hay un control estricto de expedientes, un cumplimiento de horarios y, sobre todo, la disposición del personal médico de atender con prontitud, pero sin detrimento de la calidad.
“La atención ha mejorado. Acabo de venir y pasé rápido por la ventanilla (de número) y ya me van a llamar (al consultorio). La atención ha ido mejorando cada día”, refirió Cela Cano, pobladora del barrio Grenada.
Esta señora se mostró complacida de este nuevo mecanismo de atención, ya que señala que en años anteriores una persona podía pasar hasta medio día esperando ser atendida.
“Siempre vengo y siempre me atienden bien”, dijo Paola Narváez, habitante del barrio 22 de Enero, quien regularmente pasa consulta junto a sus hijos en esta unidad médica.
Abocados a la ciudadanía
Para garantizar el abordaje de los pacientes, el Pedro Altamirano cuenta con tres clínicas de medicina general, una de pediatría, una de ginecología, una de fisiatría, una de odontología, una de siquiatría, una de medicina interna, una de nutrición y una del adulto mayor. Además cuenta con el área de emergencia donde siempre hay dos médicos de planta y dos de apoyo.
La doctora Alexandra Valle, sub directora de este centro de salud, señaló que por la naturaleza del servicio que ofrecen en este tipo de instituciones “no se puede atender a un paciente en carrera”.
Sin embargo, destacó que se ha buscado un mecanismo que garantice tanto la calidad como una reducción en el tiempo que debe esperar una persona para ser atendida.
“Con la nueva organización de las modalidades de atención familiar y comunitaria el tiempo de espera ha mejorado bastante, ya que tenemos un personal que está siendo capacitado para que de manera integral resuelva los problemas”, indicó.
“Con las educadoras (instructoras) hemos logrado bastante, y el paciente se va con satisfacción por una atención con calidad y calidez”, añadió Valle.