A lo largo de su vida, Carlos Fonseca Amador, el Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista, se ganó el amor del pueblo matagalpino. Siendo niño cosechó éxitos en los estudios y en su juventud demostró su carácter revolucionario al fundar el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

A 38 años de su tránsito a la inmortalidad, Carlos vive en el corazón y en la memoria del pueblo nicaragüense. Los logros alcanzados por la Revolución Popular Sandinista en educación, salud y programas sociales son consagrados a su nombre y en los nuevos tiempos su legado de lucha se mantiene vigente.

En su natal Matagalpa se conserva, como museo, la casa que lo vio crecer. Grandes murales hablan sobre las etapas de su vida y en vitrinas se conservan algunas reliquias entre las que destacan sus libros, máquina de escribir y su fusil.

Ahí asisten, como todos los años, centenares de niños quienes rinden el merecido homenaje al Comandante en Jefe de la Revolución Popular Sandinista. Para los niños Carlos es un ejemplo a seguir en el amor al estudio y la obediencia a sus padres.

Helmut Valle, estudiante del décimo grado en el Colegio Público Gabriela Mistral, es uno de los muchachos que llegan al pequeño museo para conocer más sobre Carlos.

Orgullosamente, el muchacho señala que Carlos Fonseca es el padre de la Revolución Sandinista. “Fue un joven ejemplar que demostró que la pobreza no es impedimento para realizar los estudios.

Valle considera que el principal legado de Carlos está en la educación. Explica que cuando niño el Comandante fue uno de los mejores estudiantes y obtuvo la medalla de oro en el Instituto Nacional Eliseo Picado.

Para este pequeño el reto de los jóvenes es continuar el legado de Carlos Fonseca, que para él se traduce en destacarse en sus estudios y obedecer a sus padres.

Rigoberto Mairena, estudiante del Instituto Nacional Eliseo Picado, considera que Carlos Fonseca es un ejemplo a seguir para los jóvenes nicaragüenses. “En toda su vida ejemplar el nos deja valores como la libertad, la felicidad y la solidaridad que debemos procurar y practicar”, comentó.

“He aprendido mucho sobre sui vida. Porque para mí conocer la historia de Carlos Fonseca Amador es comprender la verdadera historia de Nicaragua, de mi país”, explicó.

Los niños tienen claro que la memoria del Comandante Carlos Fonseca Amador perdurará en la historia de Nicaragua. El pensamiento y ejemplo del Comandante no es una leyenda, asegura el profesor Silvio Juárez, director de la Escuela Carlos Fonseca Amador.

Un libro de actas, desgastado por el tiempo, contiene una prueba irrefutable de la calidad de niño y de joven que fue Carlos Fonseca.

El profesor Silvio Juárez, recuerda que el Comandante estudió la primaria en la escuela superior de varones, entre 1946 y 1950. Ese último año Carlos tuvo que defender sus conocimientos en 14 materias ante un jurado.

En el libro se observa claramente que las notas del Comandante eran sobresalientes. “Había 9 alumnos entre ellos Carlos Fonseca y al abrirlo observamos que era un grupo de excelencia. En esa época la nota máxima de la excelencia era 10 puntos y el reprobado era con 7.5. Carlos Fonseca siempre mantuvo 10 y eran catorce asignaturas las que tuvo que defender ante un jurado”, explicó Juárez.

“El defendió con orgullo sus notas, es un legado que nos deja a los nicaragüenses y al mundo entero. Con su ejemplo el dice que se puede trabajar y estudiar. Hoy ese es el legado de los jóvenes”, valoró.

El docente manifestó que desde niño Carlos Fonseca defendía sus ideales. “El discernía y sabía hacer discusiones con respeto y armonía. El estaba claro de los ideales que tenía. En secundaria él fue el líder estudiantil, por eso Carlos Fonseca es un orgullo nicaragüense”, afirmó.

El legado de Carlos también se vive en la salud

Otro ámbito importante que los matagalpinos valoran como fruto de la revolución por la que luchó Carlos Fonseca Amador, es la salud.

En Matagalpa, desde el año 2010, el Centro Oftalmológico Regional “Comandante Carlos Fonseca Amador”, ha atendido a miles de personas, jóvenes, adultos y niños, con problemas de la vista.

En el centro un equipo de médicos cubanos de Operación Milagro, atiende diariamente a más de 70 pacientes que llegan con afectaciones en los ojos.

El doctor Aliet Hernández Santana, detalla que ahí se han operado más de 15 mil 500 pacientes, realizando hasta 330 operaciones mensuales.

Conforme la visión del Comandante Carlos, que vivió y luchó por los derechos de las mayorías, Hernández asegura que en el centro se atiende a todos los pacientes que llegan. “No tenemos límite de edad, ni de raza, ni de predilección política, ni de partido, ni de nada”, asegura.

Los pacientes del centro, en su mayoría son personas de avanzada edad, para quienes recuperar la visión es un milagro que les devuelve a la vida.

María Paula Gómez, del Jícaro, Nueva Segovia, dijo sentirse alegre porque la operaron de la vista. “Uno sin la vista camina como sin vida, pero gracias a Dios ya se va a terminar ese sufrimiento, y agradecemos al gobierno que se mantiene firme a los principios de Carlos que entregó su vida por la liberación de nuestro pueblo y para que a nosotros no nos faltara educación, salud y trabajo”, indicó.

Uriel Rocha, también procedente de El Jícaro, comentó que él no tiene dinero para pagarse una operación en una clínica privada. Por esa razón, insistió en que el Programa Operación Milagro es la alternativa para los pobres, para que sean bien atendidos y se les restituya su derecho a la salud.

Los pacientes del centro valoraron que ahora la salud es prioridad para el Gobierno Sandinista y eso es un derecho por el cual el Comandante Carlos Fonseca derramó su sangre en Zinica en 1976.

“Él nunca dejó de luchar y aunque no pudo ver el triunfo de nuestra revolución, gracias a su lucha y a su legado, nosotros si estamos viendo los cambios y por eso lo llevamos en el corazón y en el pensamiento”, afirmó Martina Duartes, paciente recién operada de cataratas.

Queríamos seguir el camino de Carlos

José Santos Sobalvarro Ortega, recuerda que Carlos Fonseca Amador fue la inspiración de muchos jóvenes que se integraron a las filas del Frente Sandinista para luchar contra la dictadura somocista.

“Cuando yo tenía 11 años yo escuchaba lo que era Carlos Fonseca, que ya era un hombre. Al final cuando llegue a los 20 años me di cuenta de la lucha que había en Nicaragua y me vine integrando con los estudiantes del instituto, aquí había una cantidad de muchachos que nos dimos cuenta que queríamos seguir ese camino de Carlos Fonseca Amador, queríamos seguir el camino de aquellos que estábamos allá en la montaña combatiendo a la guardia en ese momento y queríamos seguir para que se diera un triunfo en Nicaragua”, afirmó.

“Aquí había una represión, todo el que era joven en ese momento que estaba en una esquina lo levantaban, a unos los iban a matar a las piedrecitas en Matagalpa, nosotros seguíamos aunque nos amenazaba la guardia, entonces seguíamos la idolología de Carlos Fonseca Amador”, agregó.