MANAGUA, Nicaragua. 12 de julio de 1991. (OEM-Informex)- Daniel Ortega perdió las elecciones, pero no ha perdido ni su ideología ni su perseverancia política. Continúa aferrado a la idea de que el socialismo es la salida apropiada para las dificultades que padece su país.
Está alerta y activo. Confía en que durante las próximas elecciones el sandinismo resultará victorioso y recuperará el poder o, para mejor decir, el Gobierno, pues el poder nunca lo perdió.
Hablamos de estos temas y de la estrategia que implementa para enfrentar al que considera un enemigo muy poderoso: Estados Unidos, como símbolo del capitalismo mundial. Aquí sus reflexiones.
P: Comandante, usted estuvo en el poder. Ahora está en la oposición. Sabemos todos que un año de gobierno para la señora Violeta Chamorro no es suficiente tiempo para hacerle cuentas, sin embargo, usted como hombre de la oposición, tiene tiempo de vigilar, reflexionar lo que está haciendo. Usted como hombre de la oposición, que tiene la experiencia como jefe de Estado, ve que la señora va bien. ¿Cuáles diría que son sus logros hasta ahora?
Don Mario, la señora es un símbolo. Un símbolo de la memoria de Pedro Joaquín Chamorro. Alrededor de la señora, de ese símbolo, se agrupan las fuerzas más reaccionarias de este país, son fuerzas, yo diría, con una mentalidad más moderna y por lo tanto más sensible a los problemas del sector popular.
O sea, se agrupan desde los somocistas que están regresando de Miami para intentar imponer de nuevo el latifundio en este país y sus formas de dominación, hasta muchos tecnócratas, mucha gente de formación religiosa también, muy sensibilizados frente a los problemas sociales que, dentro de un modelo, digamos, de corte capitalista, logran ser receptivos a los planteamientos que nosotros hacemos.
Aquí la batalla se está dando entre esas fuerzas que se han venido agrupando alrededor de la señora Chamorro, es decir, manipulando el símbolo de la señora. Las primeras acciones del Gobierno fueron totalmente inconstitucionales, violatorias de los acuerdos de la transición, e intentaban arrebatar la conquista al pueblo nicaragüense.
El decreto 1190, por ejemplo, lo que intentaba era arrebatarle todas las tierras a los campesinos que las habían recibido para dárselas inmediatamente a los antiguos propietarios, y eso no puede ser; no porque le faltara voluntad al Gobierno y a las fuerzas económicas que se estaban moviendo en esa dirección para apropiarse nuevamente de las tierras para producir capital totalmente monopólico, sino que no fue posible porque los trabajadores tomaron inmediatamente las tierras, y también las empresas y fincas de gente que estaba moviendo ese tipo de política.
Así se dio la resistencia en el campo y se dieron paros y huelgas en las ciudades. Se dieron luchas populares que fueron las que frenaron esta ofensiva de lo que era un avance contrarrevolucionario, es decir, intentaban alcanzar por la vía de los decretos, y de la acción gubernamental, lo que no había logrado alcanzar la fuerza armada contrarrevolucionaria en más de diez años de guerra, lo querían alcanzar en cuestión de días, después de tomar el Gobierno el 25 de abril.
Yo diría que en el diálogo que se ha venido sosteniendo con el Gobierno en un espíritu constructivo y en el Ejército, lo hemos venido haciendo para contribuir a la estabilidad del país; hemos puesto, en primer lugar, el interés nacional, y el interés partidario lo hemos dejado en el segundo plano.
Hemos venido avanzando con el Gobierno, pero se han venido recomponiendo otras fuerzas a la sociedad nicaragüense a la sombra del Gobierno, otras fuerzas somocistas, neosomocistas que siguen pugnando no solamente por retomar por la vía jurídica las propiedades, sino que están pugnando por la eliminación de todo espacio político, económico y social para el sandinismo.
En este momento estamos enfrentando una campaña donde ellos se han dado a la tarea de tratar de golpear en lo que es nuestro verdadero capital: la fuerza moral, la fuerza política del sandinismo. Es una campaña en contra del sandinismo montada internamente e internacionalmente.
Esta campaña se ha formado a partir de acciones que hemos tomado, como la del 25 de abril. Claro, la campaña de descrédito se montó desde que luchamos contra Somoza. Cuando luchamos contra Somoza se nos acusaba de asaltantes, de aventureros, de extremistas, de delincuentes.
Cuando yo pasé en prisión 7 años estaba sancionado como un delincuente, un extremista y así me calificaban muchos de los señores que ahora están en la Asamblea Nacional o en el Gobierno, es decir, coincidían con Somoza en su interés de clase.
Esta situación actual, donde se nos acusa de robo, de tropelías, no solamente durante los diez años, sino, además, acciones tomadas entre el 25 de febrero y el 25 de abril han tenido como eje, entre otras cosas, el tema de la vivienda y el tema de las tierras, porque quieren golpear las medidas que tomamos beneficiando a miles de nicaragüenses con vivienda y con tierras, es decir, hablamos de más de 200 mil familias que fueron beneficiadas con viviendas y con tierras, ¿y para qué?, sencillamente para volver a acumular esas riquezas y ese capital en unas pocas manos.
Que se vuelva a concentrar el capital en este país, eso ha planteado una campaña muy fuerte, muy intensa, que ha llevado a tomas de alcaldías y nos ha llevado a lanzar el siguiente desafío: nosotros estamos desafiando al Gobierno y a todas estas fuerzas derechistas a que efectivamente acabemos con el latifundismo en este país, porque nosotros no pusimos este toque a la propiedad en este país cuando propusimos la Reforma Agraria y se nos ha acusado de propiciar el latifundismo; en tanto, hicimos devoluciones de fincas, de propiedades antes de la entrega de las elecciones y después de las elecciones y, entre otros, beneficiamos tanto a gente que era antes sandinista como a la que no era. Igual derecho tienen ambos a devoluciones de propiedades.
Entonces, la campaña se ha montado en contra de los sandinistas; lógicamente se les trata de negar a los sandinistas un espacio en el orden económico, político y así, finalmente, liquidarnos físicamente. Eso es lo que quieren las fuerzas extremistas en este país.
Entonces nosotros, el reto que hemos planteado es que se profundice la Reforma Agraria, que acabemos con el latifundismo en este país y que los primeros que van a aportar para ese fondo de tierras son los sandinistas que recibieron tierras de parte nuestra, grandes extensiones de tierra a cambio de devolución. No me refiero, lógicamente, al mediano, al pequeño o a las cooperativas, me refiero al grande; aquí, el ministro de Agricultura y Ganadería, por ejemplo, tiene una finca de más de 8 mil hectáreas de terreno. Nosotros nunca lo tocamos.
Ese latifundio siempre estuvo ahí a pesar de que había grandes presiones sobre la tierra. Ahora nos acusan de que nosotros hemos promovido el latifundismo. Bueno, nosotros aceptamos el reto.
Vamos a acabar con el latifundio en este país, lo que estamos haciendo en este momento es levantar listas de los latifundistas en cada departamento y estamos levantando listas de los campesinos sin tierra para que se beneficien los campesinos sin tierra, que son campesinos sandinistas que han sido desalojados de las cooperativas.
Ha habido más de 70 cooperativas de donde han sido desalojados los campesinos sandinistas, los campesinos desmovilizados de la contra, muchos de ellos están sin tierra todavía y andan deambulando de un lado a otro, y son una amenaza también. Los compañeros del Ejército y de la policía que se han ido a la calle, los trabajadores y técnicos del sector agropecuario.
Nosotros tenemos cuatro grupos de demandantes de tierras ahí y la estabilidad en este país pasa por la estabilidad en el campo. Si aquí no hay estabilidad en el campo, no hay estabilidad en el país. Aquí se hace un escándalo si pasa algo en la ciudad, pero la gran tensión se vive en el campo y está latente.
Desde que el Gobierno sacó el decreto 1190 no ha habido estabilidad en el campo, incluso la producción cafetalera en este ciclo agrícola se cayó a niveles nunca vistos.
En nuestro Gobierno nunca se cayó la producción cafetalera a pesar de que teníamos que mover contingentes de voluntarios armados porque era zona de guerra; en cambio, ahora, ya sin guerra, se cayó la producción cafetalera por la inestabilidad que metió el Gobierno en el campo con el decreto 1190 y por la tensión que está creada al tener miles de campesinos que demandan tierras.
Aquí estamos viviendo un momento muy importante para el futuro de este país, porque hay sectores de la Asamblea Nacional, en este caso encabezados por el presidente de la Asamblea, Alfredo César, que tiene una política revanchista de querer totalmente liquidar al sandinismo y que se dan cuenta de que el Frente, en la medida en que van a celebrar su congreso, es un Frente mucho más fortalecido y un Frente que seguirá siendo una opción real para volver al Gobierno en cualquier momento en este país y en futuras elecciones.
Estamos ante una ofensiva donde se están agrupando estas fuerzas reaccionarias encabezadas por el presidente de la Asamblea Nacional, que fue dirigente de la cúpula de la contrarrevolución.
Él nunca anduvo en la zona de guerra, pero desde Miami, desde Costa Rica, fue director de la contrarrevolución y nosotros, en ánimos de conciliar, de trabajar por la estabilidad del país, cuando él era parte del grupo de Gobierno y nos reuníamos con él, y él se comprometía a respetar las conquistas revolucionarias, a cambio nosotros le dimos el voto de los 39 diputados sandinistas para que se le eligiera presidente de la Asamblea Nacional. Sin ese voto no hubiera salido electo presidente. Luego de que fue electo presidente cambió de actitud y vive en contra de nosotros.
El país está viviendo una crisis, lógicamente también existe el interés de golpear al Gobierno.
Esta gente considera que en la medida que se da un acercamiento entre el Gobierno y el Frente, esto viene fortaleciendo las tendencias que se derrumbaron con el triunfo revolucionario de este país en todos los órdenes: económico, político y social. Siguen fortaleciendo estas tendencias, evolucionando, y todo lo demás, con las variantes necesarias enriqueciéndose y eso no lo quieren ellos, entonces ven que la política del Gobierno es mala en cuanto se dialoga y se llega a algún acuerdo con el Frente.
Ellos desearían que el Gobierno se pusiera en contra del Frente o que el Frente se fuera en contra del Gobierno. No se dan cuenta de que aquí tenemos que poner en primer lugar el interés nacional, que pasa por tomar en cuenta los intereses de los campesinos, la estabilidad en el campo, la estabilidad popular, para poder realmente entrar en la lucha de tipo partidista.
P: ¿Cuál sería su propuesta, comandante, para llegar a una solución pacífica en el asunto de las tierras y las propiedades?
R: Bueno, Mario, sencillamente que se respeten las leyes que nosotros hicimos. No podemos admitir que el que venga a gobernar venga con el pensamiento de que no le gustó el Gobierno anterior porque fue un movimiento armado. Y es que esa ha sido la historia de Nicaragua.
Aquí no hay una cultura política cívica, no existe. La historia de Nicaragua es que los gobiernos se imponen a balazos siempre, desde la Independencia. El Gobierno liberal ha subido a balazos y lo han bajado a balazos, al igual que los conservadores, y la Revolución bajó a balazos a Somoza.
Entonces, por primera vez en la historia de este país, se dio un tránsito pacífico el 25 de abril de 1990. En verdad no hay una cultura política que admita que el tránsito pacífico signifique pretexto a las acciones tomadas por el Gobierno anterior que propició este tránsito pacífico. Entonces, el problema es de fondo, donde influyen agentes externos e internos buscando cómo provocar mayores tensiones en nuestro país.
Ahora, hay que tomar en cuenta lo siguiente: aquí, al desarrollar nuestras políticas, cuando estábamos en el Gobierno presionados por las agresiones extranjeras, teníamos una agresión yanqui muy clara, pero, por otro lado, teníamos un proyecto y una ansiedad de caminar en la transformación por bien de este país.
Esto nos llevó a desarrollar lo que yo no calificaría ni de buenas ni de malas, sino simplemente acciones que se dieron como parte del fenómeno político de este país, donde le cerramos espacios a determinados sectores, algunos políticos, otros económicos.
Aun cuando manteníamos la propuesta general del espacio abierto, había tensionamiento y cierre de espacio, que fueron los que facilitaron que la agresión yanqui tuviese una base social interna importante. Gente como Alfredo César, que está en la presidencia de la Asamblea Nacional. Muchos otros diputados, dirigentes de partidos políticos, se decidieron a involucrarse en la acción armada contra Nicaragua, siendo instrumento de la política del yanqui, utilizando como pretexto el derecho de la rebelión.
Bueno, después vinieron las elecciones y ahora se quieren cerrar los espacios al sandinismo, entonces nosotros también demandaríamos el derecho a la rebelión, cívica y armada si es necesario, porque tampoco vamos a permitir que se nos asesine sin combatir. Con la diferencia de que no vamos a tener un yanqui que nos abastezca y financie, ni vamos a tener bases de operaciones ni en Honduras ni en Costa Rica. Porque hay que señalar que la pacífica Costa Rica fue instrumento de agresión contra Nicaragua.
Nosotros no vamos a tener un flujo de financiamiento de parte de la Unión Soviética ni de parte de Cuba, estaremos solos. Pero lo que le quiero decir, Mario, es que ahora estamos frente a un momento crítico, quizá el momento más crítico que ha vivido el país.
La verdad es que un movimiento revolucionario como el nuestro, todos los días está viviendo su momento más crítico, porque nos estamos enfrentando a un enemigo muy poderoso, que es Estados Unidos de Norteamérica. Nos estamos enfrentando al capitalismo mundial, fuerzas con un indiscutible poder en el mundo y que, sobre todo en las actuales circunstancias, consideran que ha llegado el momento de ahogar la posibilidad de lucha en el mundo, de parte de las fuerzas revolucionarias.
Esta es la razón por la que el momento más critico es todos los días, por lo que se requiere un esfuerzo extraordinario para salir adelante; lo que se puede hacer en estas circunstancias es recurrir al diálogo en el marco de lo que sería el respeto a las acciones tomadas por el Gobierno que me tocó a mí presidir, eso es lo básico para poder lograr establecer un mínimo de confianza.
P: Comandante, hay quien dice que en estos momentos el sandinismo tiene problemas, que está fraccionado. ¿Existe realmente esa crisis?
Mario, yo pienso que en el Frente hemos venido reagrupando las fuerzas y en este proceso, obviamente, surge un debate político, ideológico, muy rico, que se expresa en los medios de comunicación y se intensifica, sobre todo cuando se han dado tantos cambios en el mundo.
Pero aquí hay una reafirmación de lo que es la propuesta revolucionaria, porque lo que son las bases sandinistas no están pensando, digamos, en fortalecer la democracia en el Frente para que el Frente ahora opte por la vía capitalista, sino que nosotros seguimos luchando por el socialismo, ¿qué tipo de socialismo?, bueno, pues nunca pensamos que el tipo de socialismo aplicado en la URSS era el ideal o perfecto.
Claro que era un punto de referencia en la historia de la lucha de los pueblos, pero eso no debía hacernos caer en esquematismos. Nosotros tenemos el desafío, en un contexto latinoamericano, por seguir luchando por nuestra propuesta socialista, lo que pasa necesariamente por una política nacional de recuperación o de reconstrucción de la economía nacional, para luego ir avanzando.
El tipo de socialismo está por descubrirse, porque el modelo que teníamos ahí ha demostrado que era un modelo que no correspondía con los anhelos, con la realidad. Este modelo en un momento determinado se agotó frente a lo que eran las demandas de su pueblo.
Nosotros no caímos en ese esquema y tenemos la oportunidad de seguir construyendo las bases que nos permitan definir un camino hacia el socialismo en Nicaragua y también definir mejor el tipo de socialismo que estamos buscando para nuestro país.