Como todas las facetas y procesos en las vidas de las personas la convivencia necesita del aprendizaje, es decir necesitamos educarnos para poder convivir y eso es algo, que antes que todo, tenemos que aplicar a la sociedad que conforma el planeta y más ahora que todos los días nos encontramos más cerca de estrellarnos con el estallido explosivo, cada vez más latente, de un mega conflicto, porque de hecho ya vivimos, desde diferentes puntos de la geografía terráquea, una tercera guerra mundial.

Debemos estar claramente conscientes que no vivimos en paz. Las sólidas masas tectónicas del planeta, el núcleo que como raíz tiene, se está aflojando por el poder de cienes de miles de bombas que prosiguieron a las de Nagasaki e Hiroschima y que ofensivamente han sido lanzadas, en un plan lujúrico de conquista contra el pensamiento libre de la humanidad.

Esa paz de papel convenida entre las grandes potencias desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 está llegando a su fin. Medio Oriente es el horror donde Israel con el irracional argumento de sentirse amenazada por Hamas extermina criminalmente a los Palestinos en Gaza y va por más ante el silencio genocida de quienes cobardemente callan;: Rusia y Ucrania libran la peor guerra terrestre en Europa en más de 70 años porque los perros de pelea de la OTAN de Estados Unidos deliberadamente quieren rodear las fronteras del país más grande del mundo con bombas nucleares porque la llamada “democracia occidental” no admite que nadie piense diferente a ella; China en reclamo de su legítima territorialidad ya advirtió por su parte que ya por lo que le corresponde con respecto a Taiwán y mientras tanto hay otros conflictos, no menos grabes en otras partes del mundo donde lo que se respira es el olor a pólvora y la fetidez de millones de cadáveres descompuestos como consecuencia de la irracionalidad de poder que desde la Casa Blanca estimula, propicia, financia y ordena la guerra desde una visión apocalíptica de conquista de tierra arrasada.

Los historiadores y expertos en seguridad advierten lo difícil que sería anticipar el inicio de un nuevo enfrentamiento global a gran escala como el que causó la muerte de más de 75 millones de personas entre 1939 y 1945, pero eventos recientes que hace unos años habrían sido impensables hacen suponer que la frágil paz nacida de la posguerra está más amenazada que nunca y francamente eso demanda la exigencia de un nuevo orden mundial donde la vida de los pueblos se imponga por el decreto de muerte que todos los días se firma desde la oficina oval de Estados Unidos. A propósito de debo refrescar que la generación de los que nacimos en los 60s apenas, otros con más años nos enseñan lo que pasó antes de esa década, comenzó a vivir teniendo como antesala, quince años antes, el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 cuando los rusos realmente fueron los grandes vencedores del Nacismo alemán. Cualquier otra historia contraria a esta realidad es parte del mito creado por el séptimo arte hollywoodense para agenciarlo a los marvelianos cuentos del imperio norteamericano, el ahora único y verdadero enemigo de la humanidad.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el 2 de septiembre de 1945, que marca la rendición de Japón tras las dos bombas atómicas que Estados Unidos dejó caer sobre Hiroshima y Nagasaki donde murieron, en tan solo tres días de intervalo, 166 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki, para un total de​ 246,000 muertes, hasta nuestros días pasaron casi 79 años en un mundo que de todas formas no ha tenido paz y menos ahora.

Entre el fin de la segunda guerra mundial y este nuestro 2024 los conflictos militares en el planeta son innumerables, pero tienen un factor común; Todos fueron originados directa o indirectamente, a través de modos de conquista, de arrebato de lo ajeno o de consecuencias originadas en las políticas invasivas o intervencionistas de Estados Unidos a través de la OTAN, de organismos satélites, de agencias de espionaje que en su conjunto fueron una suma armamentista tan amenazante que impuso a la humanidad un dominio unipolar, que fue tanto al cántaro, que al fin se rompió y hoy estamos en una circunstancia que mantiene al planeta en vilo a propósito de lo que pasa en todo el planeta.

Solo aquellos que no conocen la guerra, que no saben que esta solo representa el dolor, el espanto y la muerte pueden creer en su ignorancia que lo que pasa en Ucrania es solo una película cinematográfica o peor aún que este es un conflicto entre Moscú y Kiev, cuando en realidad se trata de un ataque del fatídico imperio norteamericano y de la OTAN contra una Rusia que apenas reacciona a la amenaza nuclear que pusieron en sus costillas.

En la medida que Estados Unidos, a través de la OTAN fue acercándose a Rusia para debilitar sus defensas con propósitos ulteriores, utilizando el territorio Ucraniano, que es Ruso, que tiene una cultura rusa, que habla en ruso, que come en ruso y que su identidad histórica es rusa, lo que no está sucediendo desde hoy sino que fue fraguado desde el 2014 cuando se consumó un golpe de estado contra los que no favorecían un Acuerdo de Asociación con la llamada Europa Occidental, por considerar a Ucrania como parte de Rusia, en esa misma medida el actual Presidente de Rusia, Vladimir Putin, líder de la nación más grande del planeta, que en consecuencia no tenía problemas de espacio vital y menos apetitos geófagos, vino advirtiendo y denunciando que los golpistas en Ucrania eran en realidad pandillas de neo nazis mercenarios que impusieron el genocidio contra todo sentimiento ruso y generar para sí el protectorado de la OTAN dónde por supuesto metió sus garras el águila imperial norteamericana para crear un conflicto y acorralar, esas siempre fueron sus pretensiones, al oso ruso que temprano les cantó, conmigo no se metan.

Como hombre de paz, y cristiano que está más allá de las religiones y de lo político e ideológico, deseo con todo mi corazón, y así lo elevo en mis oraciones, que esto por fin termine no solo por lo que en sí representa la guerra, sino porque la percepción me dice que estoy en la sintonía de un mundo que está siendo afectado por parejo, que eso de Ucrania es albarda sobre aparejo si consideramos que esta guerra nos encontró golpeados por la pandemia y que en medio de todo hemos descubierto el infinito nivel de hipocresía de aquellos que jamás condenaron las toneladas de bombas dejadas caer sobre millones y millones y millones de gentes asesinadas por la Casa Blanca y sus sicarios en el planeta, los mismos que antes fueron incapaces de dar un solo centavo para tanto indigente hambriento, enfermo, destechado, marginado e iletrado y que ahora compiten entre sí para ver quien manda más ayuda militar y armas para los genocidas neonazis que no tienen el menor chance frente a las tropas rusas que avanzan sobre esos falsos “patriotas y libertadores” que en realidad son mercenarios a los que pintan como el ejército defensor de ucrania.

Los rusófagos en este conflicto creado por Estados Unidos y la OTAN contra Rusia y como siempre sucede en las guerras, hoy más que nunca, a quien en realidad han asesinado, es a la verdad. Hoy se dicen un montón de locuras y sandeces desde medios de comunicación financiados millonariamente para desinformar sí, pero el verdadero poder de esos medios no está en quienes mienten porque ya los conocemos, sino que está en la censura aplicada a través del cablevisión, de la televisión abierta, de las plataformas digitales en las que no hay espacio para que otros medios, que no responden al interés imperial, no digan nada sobre la otra cara de la moneda de una Rusia que no declina ni cede un solo milímetro, en la razón que le asiste, para defender a los suyos en ucrania a pesar de las absurdas y estúpidas sanciones que el viejo loco de la Casa Blanca, Jose Biden, con la complicidad de sus perros en la OTAN, han decretado desde cualquier frente, sin siquiera querer sospechar, tal es la ceguera, que esto está afectado a Rusia sí, pero que con el medio vuelco que dio Putin, los afectados realmente son los representantes de la mal llamada “democracia occidental” porque se dieron cuenta que metieron las de andar, que sus brutalidades les regresaron, que se fueron a la quiebra por financiar una guerra que no era de ellos y ahora ya tarde hicieron lo que siempre se supo, abandonaron a su comediante, a su payazo, Volodimir Zelenski.

Estados Unidos y sus perros de pelea en la OTAN desde visiones oscuras siempre sancionaron, intervinieron, invadieron y ocuparon territorios ajenos en tanto estos no pensaran o se subordinaran al mandato del inquilino de turno de la Casa Blanca y sobre este tema a los nicaragüenses nadie nos puede contar cuantos y a propósito de lo que tanto se dice de la Rusia post Unión Soviética, deberíamos hacer un comparativo para establecer a cuantos países invadió Rusia desde que hizo descender del asta del Kremlin la bandera roja de la hoz y el martillo y a cuantos el imperio norteamericano y con qué fines porque la lista de las agresiones imperiales sobre otros países es interminable y mientras la Casa Blanca saqueaba durante todo este tiempo los impuestos del contribuyente norteamericano para mandar a sus perros de pelea a asesinar en su nombre a naciones que cometieron el “pecado” de soñarse libres e independientes, China y Rusia, crecían, se fortalecían y ante otras naciones se construían como imperios, sí, pero de paz y hoy lo que hacen es advertir: “con nosotros no se metan que nuestras reservas están intactas”.

Por supuesto no podría dejar de mencionar que no se trata solamente de las agresiones, intervenciones, invasiones y ocupaciones por las cuales Estados Unidos y sus perros de pelea en la OTAN saquearon y se llevaron, sino también de lo que tienen y son 29 bases militares de aviación, navales y de infantería en las propias costillas de la Rusia de Vladimir Putin quien por supuesto demostró que a la hora de defender a su país y sus ciudadanos no le tembló el pulso para frenar a todos esos cobardes que solo frente a los países pequeños y empobrecidos por el mismo imperio se hacen los grandes valientes y en los que no hacen otra cosa que liberar sus inventarios bélicos y probar sus nuevas armas y así satisfacer a la industria militar que es la que realmente manda en Washington.

Toda esta gran verdad nos conduce a una sola conclusión y es que independientemente de lo que este conflicto dure en ser superado, aunque ya claramente vemos que Volodimir Zelenski ya dobló pico y ahora nadie quiere saber de él, es más hiede a muerto, lo cierto es que estamos frente a un naciente nuevo orden mundial donde Estados Unidos y sus secuaces perdieron más que todo lo apostado por debilitar a Rusia desde la loca idea de poner al mundo contra ella y en este particular Nicaragua tiene una visión clara, definida y beligerante en la propuesta de ir hacia un nuevo orden mundial.

Por supuesto hay quienes relinchan, los repugnantes lacayos y lamebotas del imperio norteamericano, porque tenemos una postura de respeto y dignidad ante quien desequilibra el mundo y lo estamos haciendo no de la boca al labio, sino que usamos como vía pragmática y civilizada lo que el derecho internacional nos confiere y por eso levantamos desde el tribunal de la Haya nuestra voz en contra del genocidio en Gaza del pueblo Palestino y desde ese mismo espacio internacional de justicia también demandamos de Alemania el cese de más arsenal bélico para el gobierno sionista y genocida de Israel y esa es una postura en pro de la humanidad porque está a vista la renovación de una nueva forma o un nuevo estilo de hacer política en el mundo y de observar cómo se debe el derecho internacional y en este escenario tienen más peso Rusia, China, Irán, Arabia Saudita, Turquía y otros que no son pocos y que realmente en su conjunto son muchísimo más que Estados Unidos, los perros de la OTAN y el dólar como rostro del nazi fascista del imperio norteamericano.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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